Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 285)
Cuaderno XII (páginas 1713 a 1718)
(En el capítulo de hoy analizaremos un tema importante: ¿Qué es un hecho real?, también veremos lo que caracteriza a la 'herencia social')
LÓGICA DE UN HECHO REAL DESDE EL PUNTO DE VISTA SOCIAL
El individuo (sujeto social) tiene una necesidad adaptativa la cual provoca un deseo, el deseo de satisfacer dicha necesidad que se expresa en la intención de sobrevivir. Esto deriva, en lo sensible, en manifestaciones contrapuestas que surgen desde lo instintivo (como manifestaciones que conducen a la auto-preservación y el temor o el miedo), desde lo emocional (o aquellas circunstancias que respaldan la adaptación y sustentan los afectos pero también, el sufrimiento y la desconfianza) o desde lo emotivo (en donde el objetivo fundamental es el reconocimiento, o el sobrevivir socialmente y que trae aparejados tanto la esperanza, como la angustia).
Todo este bagaje expresivo faculta el surgimiento de una creencia que es el sustento de todo conocimiento, tanto propio, como de lo circundante.
Esta creencia se puede dar por:
a) Revelación, fe o superstición
b) Opinión
c) Presunción
d) Persuasión
e) Convicción o certidumbre
Tal como dice Tarde (1895, p. 108), el acto social elemental en su forma por lo menos, solo tiene como integrantes básicos un deseo y una creencia.
Las relaciones sociales aunque potencialmente infinitas se pueden reunir, según Tarde (1895, p. 12), en dos grandes grupos: i) aquellas que se sustentan en la transmisión de una creencia, y ii) aquellas en las que lo que se transmite es un deseo. Fundándonos en el elemento individual podríamos decir que lo social, en última instancia, surge de algo profundo que está representado por el deseo de un sujeto y que se relaciona con algo superficial como lo es una creencia que oficia de objeto. Excluyendo la modalidad de creencia que se da por convicción o certidumbre, que responde a una convención (o a cómo opera la ciencia), las creencias, o bien tienen un fundamento interno: aquellas que se sustancian en la fe o en una revelación; o bien, tienen un fundamento externo y pueden responder, ya sea a un acto voluntario (que no depende del deseo de los demás): en donde se incluyen las modalidades por opinión y por presunción, o bien responden a una imposición del deseo de los demás, como es el caso de la persuasión.
Todo lo anterior nos permite establecer relaciones lógicas entre los elementos sociales fundamentales como lo muestra la figura siguiente.
La figura anterior establece, sin lugar a dudas, que el núcleo lógico de todo acto social, según lo hemos definido, es un PAU (Patrón Autónomo Universal).
Si no perdemos de vista que el origen de todo acto social está en el surgir de una necesidad, podemos esbozar en la práctica, una serie de patrones básicos y universales de acción, que llevan como propósito establecer el mecanismo a utilizar para ‘seguir vivos socialmente’; es decir, para lograr el reconocimiento por parte de los otros, algo que deriva del hecho de tener que saldar una carencia adaptativa.
Estas figuras sociales, como las llamaremos, cumplen la no nimia función de establecer el rol social que se hace patente a nivel de la comunicación, es decir a través del lenguaje natural, mediante el discurso.
Las figuras son:
i) Indiferencia: coexistencia sin influencia mutua de dos polos de intereses lo que genera dos ‘recorridos discursivos’ paralelos que solo se contactan a nivel superficial, sin interferirse.
ii) Acuerdo: coexistencia con influencia mutua de dos polos de intereses que tienen elementos en común que los reúne y elementos distintivos que son adaptados, por ambas partes, para permitir el ‘encaje’ de los dos recorridos discursivos, posibilitando enlaces a nivel superficial (a través del parecer – la mentira) y la aceptación de común acuerdo del nivel profundo (del ser).
iii) Conflicto/Evasión: confrontación de dos polos de intereses para saldar una carencia a través de un mismo objeto. El conflicto perturba el estado estacionario (desequilibrio estable que es mantenido por retroalimentación negativa) en que se desenvuelven sus dinámicas (oscilaciones controladas entre lo superficial y lo profundo). Esta perturbación se manifiesta como ‘oscilaciones fuera de control’ (se comportaría como oscilaciones físicas incrementadas en su amplitud en forma exponencial por retroalimentación positiva) provocadas por la influencia entre los niveles superficial y profundo en forma cruzada y conducentes a una ‘catástrofe’. Se llega al límite de lo tolerado por la estabilidad dinámica. Ambos sistemas se ven obligados a optar (se bifurcan), o se pasa a un nivel de complejidad mayor (quitándole preponderancia al contrincante ocasional) transformándose en dominador de la situación; o por el contrario, transformándose en dominado o aún más, desapareciendo directamente de la situación discursiva.
iv) Sumisión: coexistencia de dos polos de intereses en donde uno de ellos predomina por tener intacta la ‘capacidad de adaptación’ a los distintos avatares, posibilitada por el uso completo del ensamble superficial/profundo (parecer/ser) y poder así influenciar al otro que solo maneja el nivel superficial, en detrimento del nivel profundo. Esta figura puede tener dos variantes: una absoluta, en donde la sumisión es total (tanto en el parecer como en el ser) y la otra relativa, en donde tal sumisión es solo aparente. La sumisión puede ser una consecuencia de la figura (iii). Además su evolución puede seguir distintos recorridos discursivos que permiten desembocar en cualquiera de las figuras anteriores por ‘rehabilitación’ del nivel profundo.
Las figuras especificadas ponen en evidencia lo que es relevante a nivel socio- cultural o lo que es equivalente, aquello que podemos pesquisar en el plano de la praxis discursiva. No obstante es posible sondear a través de ellas, otros planos del comportamiento y elementos que de él surgen, como son: el de las sensaciones (placer, neutralidad, displacer); el de las reacciones (atracción, displicencia, rechazo); el de las emociones (amor, armonía, odio); el de las percepciones (sujeto, acción, objeto); el de lo psíquico (idea, lenguaje, pensamiento); etc. Todas las alternativas anteriores responden al planteo lógico de nuestro PAU genérico.
De los roles sociales planteados (como resultado de su operatividad) surgen finalmente los que llamaremos roles personales y que son: dominador, dominado e indiferente.
Ensamblando las relaciones lógicas que ligan a los elementos sociales elementales con los roles personales, tenemos todos los ingredientes necesarios para definir, desde el comportamiento de las creencias (mitos, religiones, dogmas, ideologías, etc.), hasta el cumplimiento de un deseo, tanto en su forma adecuada como desmedida (surgiendo roles como los del líder, el autócrata, etc.), algo sobre lo que no nos extenderemos en este trabajo y que podrán ser motivo de estudios posteriores.
FUNDAMENTOS DEL LENGUAJE UNIVERSAL EN LA REALIDAD SOCIO- CULTURAL
En el capítulo sobre la realidad propusimos una figura de todo aquello que se nos hace presente, es decir, los hechos reales tal y como quedan estructurados al representar interrelaciones entre un sujeto y un objeto. A esta composición le dimos el nombre de sistema Socio-Cultural.
La unidad operativa de este sistema, que llamáramos HECHO REAL o REM, podía alcanzar distintas características según la ‘región’ de la realidad considerada. (figura siguiente)
¿Cómo se supone que surgió este núcleo lógico, sustento de lo social? ¿De dónde salió el primer REM?
El eminente biólogo Julian Huxley, quien supo ser el primer director de la UNESCO, escribía en "Ensayos de un Biólogo", en el capítulo referido a Biología y Sociología (p. 87), sobre algunos aspectos importantes que nos ayudarán a justificar el camino que tomaremos para una posible demostración de la existencia de una estructura social (y luego también cultural) en la que su unidad fundamental (su célula diríamos) sea el REM.
Sin caer en comparaciones obvias y vacuas, como el equiparar la anatomía a la estructuración y funcionamiento sociales, Huxley nos muestra que las tentativas de extrapolar conclusiones biológicas a los aspectos humanos están soportadas en una lógica invulnerable, dado que todo lo social se da exclusivamente entre seres vivos que evolucionan como integrantes de una comunidad, de la que no pueden renegar aunque quisieran y están obligados (por una cuestión de supervivencia individual) a actuar en conjunto.
En el capítulo anterior establecimos una equivalencia entre los procesos psíquicos y la biología genética y pudimos demostrar que es posible relacionar la evolución, la conducta animal y los aspectos psicológicos que dejaron de ser un epifenómeno, para ubicarse en el centro de los procesos subjetivos; es decir, aquellos que expresando vida están presentes universalmente. Huxley lo expresa claramente:
Este enfoque pretende sortear las vallas impuestas por aquellos puntos de vista que, basados en lo propuesto por una supuesta autoridad más que en la observación, dieron origen a creencias (y por tanto conocimientos) sustentadas en meras especulaciones o supersticiones, en vez de tomar como base la realidad psico- bio-socio-cultural.
El abismo cualitativo que separa al hombre del resto de los organismos vivos es algo que la Biología ortodoxa casi nunca intentó cruzar y la Filosofía, frecuentemente, sobredimensionó tanto, que hizo del hombre el único ser que iba a contrapelo.
Sin duda las concepciones anteriores sucumben cuando la actual evidencia nos muestra un hombre que en nada se distingue (biológicamente hablando) del resto de los organismos. Estas evidencias condujeron sin embargo a otras especulaciones que se ubicaron en el extremo opuesto, al comparar el hombre y su comunidad (en relación uno a uno) con los llamados animales sociales (hormigas, abejas, etc.). Ni un extremo ni el otro aportan, en sí, elementos útiles para la caracterización de lo social. Básicamente, según Huxley (p. 98) esto se produce porque el hombre se aparta de los demás seres vivos, no porque su inconmensurable porte mengüe al resto de lo vivo bajo su sombra, sino porque el hombre es capaz de hablar y de pensar. Estos dos logros evolutivos le permiten, a la vez que compartir la herencia biológica con todos los demás organismos, acceder a otro tipo de herencia que faculta la palabra (oral y escrita) como medio de expresión de sus pensamientos e ideas, y que se manifiesta en el ‘acopio’ continuo de la experiencia, de generación en generación, en lo que conocemos como tradición.
Hay así, nos dice Huxley (p. 99), en el hombre dos tipos de herencia {En este trabajo se proponen tres: la biológica y la psíquica (ya analizadas), por un lado, y la social por otro.}: la biológica mediada por las células germinales y modulada por la selección natural, y la herencia de la experiencia (o social), la que al transmitirse por medio de la tradición, le permite al ser humano heredar caracteres adquiridos.
El desarrollo en el hombre de una psiquis más compleja le permitió disponer de un lenguaje natural simbólico y de una capacidad notoria para penetrar profundamente en un pasado que le fue conservado tradicionalmente. Esta ‘memoria colectiva’ heredable es a la que, en este estudio, llamaremos ADN social, la base germinal de la cultura; es decir, de aquella perola en donde el pasado, la lengua, la ideología, la religión de una comunidad son, entre otros, los ingredientes que bullen al fuego lento de la psiquis.
Otro de los elementos que trasladaremos desde la Biología hacia lo social es el concepto de desarrollo y progreso que complementa a las ‘formas’ nuevas germinalmente surgidas y guiadas por la herencia.
Finalmente utilizaremos como elemento complejizador y aún germinador, el concepto biológico de la simbiosis (bajo un aspecto particular) para explicar cómo pudo haber surgido el primer REM.
Un corolario que surge de toda esta comparación (no forzada) entre lo subjetivo y lo biológico es que se puede aplicar con igual pertinencia el objetivo central de la biología evolutiva: la supervivencia, que aquí se verá reflejada en las estrategias utilizadas para ‘seguir vivo’ en la sociedad; esto es, lograr el reconocimiento de los demás.
HERENCIA SOCIO - CULTURAL
En "Deconstruyendo a Darwin", Sampedro nos dice (2002: 194): “lo aprendido se hace instinto” haciendo referencia directa a la teoría evolutiva conocida como efecto Baldwin en honor a la propuesta que en 1896 hiciera el psicólogo norteamericano James Mark Baldwin, quien sugirió un mecanismo para la selección de habilidades de aprendizaje, expresando que: la descendencia seleccionada adquiriría una mayor capacidad para aprender nuevas habilidades que le permitieran sortear la barrera impuesta por las habilidades genéticamente codificadas y relativamente fijas, haciendo hincapié en el hecho de que el comportamiento sostenido puede modelar la evolución de las especies.
Referido al lenguaje humano podríamos decir, según nuestra propuesta, que al principio fue el lenguaje universal (originado desde el cambio hecho acción) y gracias al efecto Baldwin, esa acción se transformó en carne (el arraigo biológico que muestra el lenguaje sígnico), y desde allí emergió a través de la estructuración psíquica, el lenguaje natural simbólico humano. Por tanto, y tal como nos lo hace notar Sampedro (2002, p. 195), el lenguaje no es un dispositivo accesorio que le podemos enchufar al cerebro de un mono para hacerlo hablar como nosotros.
Cada ser vivo tiene su lenguaje natural y éste nos dice cómo es el mundo para ese determinado ser. Esta regla que por supuesto involucra al hombre, establece que estos lenguajes no son intercambiables entre las especies (como los genes HOX vistos anteriormente), sino que solo pueden ser integrados desde un nivel primario hasta llegar al hombre mismo que se transforma por esta razón, en un ‘compilador de huellas’ de todos ellos.
Partiendo de la base de que consideramos al individuo como sujeto social es decir, como el resultado de la sociedad y no su unidad, ya que la unidad social es el hecho real o REM, podríamos intentar una definición de herencia social diciendo que: sería el conjunto de adquisiciones resultantes en cada generación, de la progresiva integración y reabsorción por el individuo, de toda la cultura transmitida. Esto daría una incardinación continua de elementos de índole subjetivo (lenguaje, instituciones, costumbres, etc.) que serían transmitidos hereditariamente mediante un proceso que se conoce comúnmente como tradición.
El vocablo tradición (Corominas, 1990, pp. 425 y 577) apareció en castellano a mediados del S. XVII y deriva del latín: tradere (de tra: ‘al otro lado’, ‘más allá’; y dere: ‘dar’); es decir: ‘dar más allá’, encerrando así la noción de transmitir o entregar; o sea: comunicar. Tra deriva de sucesivas transformaciones de trans, que pasó a tran, luego a tras y finalmente a tra (Monlau, 1856, p. 144) y que no significa solo, como habitualmente se cree: ‘al otro lado’ o ‘a través de’, sino: ‘de un lado a otro’; o sea, da la idea de un espacio recorrido, pasar de parte a parte, transmitir, transformar; aunque no únicamente destacando el hecho del traslado o paso de una situación a otra, sino dejando constancia de la existencia de un lugar o situación de origen y otro de destino.
En un sentido más general se lo ha llegado a relacionar con el término ultra diciendo que tra o trans denota más allá en un sentido o en una sola dirección y ultra denota más allá en todos los sentidos. Como quiera que se lo considere, fue elegido para integrar la denominación Transcursiva que caracteriza la lógica empleada en este estudio porque resume en una sola partícula el espíritu de nuestro enfoque psico-bio- socio-cultural.
[continuará ... ]
¡Nos vemos mañana!
(En el capítulo de hoy analizaremos un tema importante: ¿Qué es un hecho real?, también veremos lo que caracteriza a la 'herencia social')
LÓGICA DE UN HECHO REAL DESDE EL PUNTO DE VISTA SOCIAL
El individuo (sujeto social) tiene una necesidad adaptativa la cual provoca un deseo, el deseo de satisfacer dicha necesidad que se expresa en la intención de sobrevivir. Esto deriva, en lo sensible, en manifestaciones contrapuestas que surgen desde lo instintivo (como manifestaciones que conducen a la auto-preservación y el temor o el miedo), desde lo emocional (o aquellas circunstancias que respaldan la adaptación y sustentan los afectos pero también, el sufrimiento y la desconfianza) o desde lo emotivo (en donde el objetivo fundamental es el reconocimiento, o el sobrevivir socialmente y que trae aparejados tanto la esperanza, como la angustia).
Todo este bagaje expresivo faculta el surgimiento de una creencia que es el sustento de todo conocimiento, tanto propio, como de lo circundante.
Esta creencia se puede dar por:
a) Revelación, fe o superstición
b) Opinión
c) Presunción
d) Persuasión
e) Convicción o certidumbre
Tal como dice Tarde (1895, p. 108), el acto social elemental en su forma por lo menos, solo tiene como integrantes básicos un deseo y una creencia.
Las relaciones sociales aunque potencialmente infinitas se pueden reunir, según Tarde (1895, p. 12), en dos grandes grupos: i) aquellas que se sustentan en la transmisión de una creencia, y ii) aquellas en las que lo que se transmite es un deseo. Fundándonos en el elemento individual podríamos decir que lo social, en última instancia, surge de algo profundo que está representado por el deseo de un sujeto y que se relaciona con algo superficial como lo es una creencia que oficia de objeto. Excluyendo la modalidad de creencia que se da por convicción o certidumbre, que responde a una convención (o a cómo opera la ciencia), las creencias, o bien tienen un fundamento interno: aquellas que se sustancian en la fe o en una revelación; o bien, tienen un fundamento externo y pueden responder, ya sea a un acto voluntario (que no depende del deseo de los demás): en donde se incluyen las modalidades por opinión y por presunción, o bien responden a una imposición del deseo de los demás, como es el caso de la persuasión.
Todo lo anterior nos permite establecer relaciones lógicas entre los elementos sociales fundamentales como lo muestra la figura siguiente.
Relaciones lógicas entre los elementos sociales básicos
Referencias: Dx = dextrógiro - Lv = levógiro - ∪ = disyunción (unión) - ∩ = conjunción (intersección)
La figura anterior establece, sin lugar a dudas, que el núcleo lógico de todo acto social, según lo hemos definido, es un PAU (Patrón Autónomo Universal).
Si no perdemos de vista que el origen de todo acto social está en el surgir de una necesidad, podemos esbozar en la práctica, una serie de patrones básicos y universales de acción, que llevan como propósito establecer el mecanismo a utilizar para ‘seguir vivos socialmente’; es decir, para lograr el reconocimiento por parte de los otros, algo que deriva del hecho de tener que saldar una carencia adaptativa.
Estas figuras sociales, como las llamaremos, cumplen la no nimia función de establecer el rol social que se hace patente a nivel de la comunicación, es decir a través del lenguaje natural, mediante el discurso.
Las figuras son:
i) Indiferencia: coexistencia sin influencia mutua de dos polos de intereses lo que genera dos ‘recorridos discursivos’ paralelos que solo se contactan a nivel superficial, sin interferirse.
ii) Acuerdo: coexistencia con influencia mutua de dos polos de intereses que tienen elementos en común que los reúne y elementos distintivos que son adaptados, por ambas partes, para permitir el ‘encaje’ de los dos recorridos discursivos, posibilitando enlaces a nivel superficial (a través del parecer – la mentira) y la aceptación de común acuerdo del nivel profundo (del ser).
iii) Conflicto/Evasión: confrontación de dos polos de intereses para saldar una carencia a través de un mismo objeto. El conflicto perturba el estado estacionario (desequilibrio estable que es mantenido por retroalimentación negativa) en que se desenvuelven sus dinámicas (oscilaciones controladas entre lo superficial y lo profundo). Esta perturbación se manifiesta como ‘oscilaciones fuera de control’ (se comportaría como oscilaciones físicas incrementadas en su amplitud en forma exponencial por retroalimentación positiva) provocadas por la influencia entre los niveles superficial y profundo en forma cruzada y conducentes a una ‘catástrofe’. Se llega al límite de lo tolerado por la estabilidad dinámica. Ambos sistemas se ven obligados a optar (se bifurcan), o se pasa a un nivel de complejidad mayor (quitándole preponderancia al contrincante ocasional) transformándose en dominador de la situación; o por el contrario, transformándose en dominado o aún más, desapareciendo directamente de la situación discursiva.
iv) Sumisión: coexistencia de dos polos de intereses en donde uno de ellos predomina por tener intacta la ‘capacidad de adaptación’ a los distintos avatares, posibilitada por el uso completo del ensamble superficial/profundo (parecer/ser) y poder así influenciar al otro que solo maneja el nivel superficial, en detrimento del nivel profundo. Esta figura puede tener dos variantes: una absoluta, en donde la sumisión es total (tanto en el parecer como en el ser) y la otra relativa, en donde tal sumisión es solo aparente. La sumisión puede ser una consecuencia de la figura (iii). Además su evolución puede seguir distintos recorridos discursivos que permiten desembocar en cualquiera de las figuras anteriores por ‘rehabilitación’ del nivel profundo.
Las figuras especificadas ponen en evidencia lo que es relevante a nivel socio- cultural o lo que es equivalente, aquello que podemos pesquisar en el plano de la praxis discursiva. No obstante es posible sondear a través de ellas, otros planos del comportamiento y elementos que de él surgen, como son: el de las sensaciones (placer, neutralidad, displacer); el de las reacciones (atracción, displicencia, rechazo); el de las emociones (amor, armonía, odio); el de las percepciones (sujeto, acción, objeto); el de lo psíquico (idea, lenguaje, pensamiento); etc. Todas las alternativas anteriores responden al planteo lógico de nuestro PAU genérico.
De los roles sociales planteados (como resultado de su operatividad) surgen finalmente los que llamaremos roles personales y que son: dominador, dominado e indiferente.
Ensamblando las relaciones lógicas que ligan a los elementos sociales elementales con los roles personales, tenemos todos los ingredientes necesarios para definir, desde el comportamiento de las creencias (mitos, religiones, dogmas, ideologías, etc.), hasta el cumplimiento de un deseo, tanto en su forma adecuada como desmedida (surgiendo roles como los del líder, el autócrata, etc.), algo sobre lo que no nos extenderemos en este trabajo y que podrán ser motivo de estudios posteriores.
FUNDAMENTOS DEL LENGUAJE UNIVERSAL EN LA REALIDAD SOCIO- CULTURAL
En el capítulo sobre la realidad propusimos una figura de todo aquello que se nos hace presente, es decir, los hechos reales tal y como quedan estructurados al representar interrelaciones entre un sujeto y un objeto. A esta composición le dimos el nombre de sistema Socio-Cultural.
La unidad operativa de este sistema, que llamáramos HECHO REAL o REM, podía alcanzar distintas características según la ‘región’ de la realidad considerada. (figura siguiente)
Hecho real o REM
El REM así definido muestra como núcleo lógico fundamental el PAU y como fue puesto en evidencia al hablar de las relaciones intercontexturales, pueden identificarse en él elementos superficiales y profundos. Se pueden definir de esta manera dos triadas: una superficial (SVO) que representa el parecer (lo cuantitativo) y una profunda (O⊽S) que representa lo oculto (lo cualitativo).
¿Cómo se supone que surgió este núcleo lógico, sustento de lo social? ¿De dónde salió el primer REM?
El eminente biólogo Julian Huxley, quien supo ser el primer director de la UNESCO, escribía en "Ensayos de un Biólogo", en el capítulo referido a Biología y Sociología (p. 87), sobre algunos aspectos importantes que nos ayudarán a justificar el camino que tomaremos para una posible demostración de la existencia de una estructura social (y luego también cultural) en la que su unidad fundamental (su célula diríamos) sea el REM.
Sin caer en comparaciones obvias y vacuas, como el equiparar la anatomía a la estructuración y funcionamiento sociales, Huxley nos muestra que las tentativas de extrapolar conclusiones biológicas a los aspectos humanos están soportadas en una lógica invulnerable, dado que todo lo social se da exclusivamente entre seres vivos que evolucionan como integrantes de una comunidad, de la que no pueden renegar aunque quisieran y están obligados (por una cuestión de supervivencia individual) a actuar en conjunto.
En el capítulo anterior establecimos una equivalencia entre los procesos psíquicos y la biología genética y pudimos demostrar que es posible relacionar la evolución, la conducta animal y los aspectos psicológicos que dejaron de ser un epifenómeno, para ubicarse en el centro de los procesos subjetivos; es decir, aquellos que expresando vida están presentes universalmente. Huxley lo expresa claramente:
“ la Biología, el estudio de todo lo vivo, está llamada a ser el nexo no solo entre la raíz y la flor, sino entre la física y la química y también entre los fenómenos específicamente humanos y la evolución”
Este enfoque pretende sortear las vallas impuestas por aquellos puntos de vista que, basados en lo propuesto por una supuesta autoridad más que en la observación, dieron origen a creencias (y por tanto conocimientos) sustentadas en meras especulaciones o supersticiones, en vez de tomar como base la realidad psico- bio-socio-cultural.
El abismo cualitativo que separa al hombre del resto de los organismos vivos es algo que la Biología ortodoxa casi nunca intentó cruzar y la Filosofía, frecuentemente, sobredimensionó tanto, que hizo del hombre el único ser que iba a contrapelo.
Sin duda las concepciones anteriores sucumben cuando la actual evidencia nos muestra un hombre que en nada se distingue (biológicamente hablando) del resto de los organismos. Estas evidencias condujeron sin embargo a otras especulaciones que se ubicaron en el extremo opuesto, al comparar el hombre y su comunidad (en relación uno a uno) con los llamados animales sociales (hormigas, abejas, etc.). Ni un extremo ni el otro aportan, en sí, elementos útiles para la caracterización de lo social. Básicamente, según Huxley (p. 98) esto se produce porque el hombre se aparta de los demás seres vivos, no porque su inconmensurable porte mengüe al resto de lo vivo bajo su sombra, sino porque el hombre es capaz de hablar y de pensar. Estos dos logros evolutivos le permiten, a la vez que compartir la herencia biológica con todos los demás organismos, acceder a otro tipo de herencia que faculta la palabra (oral y escrita) como medio de expresión de sus pensamientos e ideas, y que se manifiesta en el ‘acopio’ continuo de la experiencia, de generación en generación, en lo que conocemos como tradición.
Hay así, nos dice Huxley (p. 99), en el hombre dos tipos de herencia {En este trabajo se proponen tres: la biológica y la psíquica (ya analizadas), por un lado, y la social por otro.}: la biológica mediada por las células germinales y modulada por la selección natural, y la herencia de la experiencia (o social), la que al transmitirse por medio de la tradición, le permite al ser humano heredar caracteres adquiridos.
El desarrollo en el hombre de una psiquis más compleja le permitió disponer de un lenguaje natural simbólico y de una capacidad notoria para penetrar profundamente en un pasado que le fue conservado tradicionalmente. Esta ‘memoria colectiva’ heredable es a la que, en este estudio, llamaremos ADN social, la base germinal de la cultura; es decir, de aquella perola en donde el pasado, la lengua, la ideología, la religión de una comunidad son, entre otros, los ingredientes que bullen al fuego lento de la psiquis.
Otro de los elementos que trasladaremos desde la Biología hacia lo social es el concepto de desarrollo y progreso que complementa a las ‘formas’ nuevas germinalmente surgidas y guiadas por la herencia.
Finalmente utilizaremos como elemento complejizador y aún germinador, el concepto biológico de la simbiosis (bajo un aspecto particular) para explicar cómo pudo haber surgido el primer REM.
Un corolario que surge de toda esta comparación (no forzada) entre lo subjetivo y lo biológico es que se puede aplicar con igual pertinencia el objetivo central de la biología evolutiva: la supervivencia, que aquí se verá reflejada en las estrategias utilizadas para ‘seguir vivo’ en la sociedad; esto es, lograr el reconocimiento de los demás.
HERENCIA SOCIO - CULTURAL
En "Deconstruyendo a Darwin", Sampedro nos dice (2002: 194): “lo aprendido se hace instinto” haciendo referencia directa a la teoría evolutiva conocida como efecto Baldwin en honor a la propuesta que en 1896 hiciera el psicólogo norteamericano James Mark Baldwin, quien sugirió un mecanismo para la selección de habilidades de aprendizaje, expresando que: la descendencia seleccionada adquiriría una mayor capacidad para aprender nuevas habilidades que le permitieran sortear la barrera impuesta por las habilidades genéticamente codificadas y relativamente fijas, haciendo hincapié en el hecho de que el comportamiento sostenido puede modelar la evolución de las especies.
Referido al lenguaje humano podríamos decir, según nuestra propuesta, que al principio fue el lenguaje universal (originado desde el cambio hecho acción) y gracias al efecto Baldwin, esa acción se transformó en carne (el arraigo biológico que muestra el lenguaje sígnico), y desde allí emergió a través de la estructuración psíquica, el lenguaje natural simbólico humano. Por tanto, y tal como nos lo hace notar Sampedro (2002, p. 195), el lenguaje no es un dispositivo accesorio que le podemos enchufar al cerebro de un mono para hacerlo hablar como nosotros.
Cada ser vivo tiene su lenguaje natural y éste nos dice cómo es el mundo para ese determinado ser. Esta regla que por supuesto involucra al hombre, establece que estos lenguajes no son intercambiables entre las especies (como los genes HOX vistos anteriormente), sino que solo pueden ser integrados desde un nivel primario hasta llegar al hombre mismo que se transforma por esta razón, en un ‘compilador de huellas’ de todos ellos.
Partiendo de la base de que consideramos al individuo como sujeto social es decir, como el resultado de la sociedad y no su unidad, ya que la unidad social es el hecho real o REM, podríamos intentar una definición de herencia social diciendo que: sería el conjunto de adquisiciones resultantes en cada generación, de la progresiva integración y reabsorción por el individuo, de toda la cultura transmitida. Esto daría una incardinación continua de elementos de índole subjetivo (lenguaje, instituciones, costumbres, etc.) que serían transmitidos hereditariamente mediante un proceso que se conoce comúnmente como tradición.
El vocablo tradición (Corominas, 1990, pp. 425 y 577) apareció en castellano a mediados del S. XVII y deriva del latín: tradere (de tra: ‘al otro lado’, ‘más allá’; y dere: ‘dar’); es decir: ‘dar más allá’, encerrando así la noción de transmitir o entregar; o sea: comunicar. Tra deriva de sucesivas transformaciones de trans, que pasó a tran, luego a tras y finalmente a tra (Monlau, 1856, p. 144) y que no significa solo, como habitualmente se cree: ‘al otro lado’ o ‘a través de’, sino: ‘de un lado a otro’; o sea, da la idea de un espacio recorrido, pasar de parte a parte, transmitir, transformar; aunque no únicamente destacando el hecho del traslado o paso de una situación a otra, sino dejando constancia de la existencia de un lugar o situación de origen y otro de destino.
En un sentido más general se lo ha llegado a relacionar con el término ultra diciendo que tra o trans denota más allá en un sentido o en una sola dirección y ultra denota más allá en todos los sentidos. Como quiera que se lo considere, fue elegido para integrar la denominación Transcursiva que caracteriza la lógica empleada en este estudio porque resume en una sola partícula el espíritu de nuestro enfoque psico-bio- socio-cultural.
[continuará ... ]
¡Nos vemos mañana!