Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 267)

Cuaderno XI (páginas 1603 a 1609)

(En el capítulo de hoy veremos el último trabajo realizado antes de comenzar con el escrito de mi Tesis. Se trata de la exigencia para aprobar el Seminario de doctorado: "La filosofía del lenguaje como filosofía de la lingüística: análisis del fundamento empírico de la teoría generativa y la teoría neurocognitiva", que dictó en nuestra Facultad, quien a la postre se transformaría en el Co-director de mi Tesis Doctoral. El trabajo fue calificado con un 10(diez))

ESBOZO NEUROCOGNITIVO DE LA IRONÍA

Dante Salatino

INTRODUCCIÓN

El propósito del trabajo es plantear el estudio del lenguaje desde un abordaje neurocognitivo siguiendo las pautas de S. Lamb. Para tal fin se analiza un aspecto eminentemente pragmático como lo es la ironía y a través de su análisis se pretende poner en evidencia la importante relación que guarda el lenguaje con el aspecto lógico de su abordaje. Se sugiere y se intenta fundamentar que, tal como todo lo vivo, el lenguaje (como producto de seres vivos), no puede ser abordado únicamente desde una perspectiva jerárquica de la realidad; en donde solo haya una realidad, una verdad, una naturaleza, una sociedad, etc.

[A partir de aquí, remito al lector a los capítulos 263, 264 y 265 para repasar los siguientes temas, ya que su redacción es casi literal:
-- Fundamentos de un lenguaje
-- El sujeto - objeto
-- El interior
-- La estructuración de los sistemas reales
-- Algunos aspectos neurológicos (en este caso aplicables a la ironía), los que incluyen: la formación de hábitos, los tipos de comunicación afectiva, y los lenguajes involucrados en esta comunicación; como así también, la integración de los aspectos conductuales y lingüísticos.]


NEUROCOGNICIÓN DE LA IRONÍA

Ironía deriva del término griego εἰρωνείa (eironeia) y significa ‘simulación’. El simulador (eirón) finge ignorar aquello que conoce, velando así su verdadera intención. Más allá de lo inherente al lenguaje mismo, la figura discursiva de la ironía involucra por un lado, un mecanismo de producción y por otro, un mecanismo de comprensión. La red relacional que permitiría la producción de una aserción irónica, evidentemente debería estar facultada para permitir la comprensión si se la recorre, simultáneamente, en sentido inverso. De lo contrario resultaría inadmisible que quién profiera una ironía no comprenda lo que está diciendo. Por otro lado hay que considerar que el hablante no es solo tal, sino que pasa a ser oyente y viceversa.

Teniendo en cuenta lo anterior y observando la ironía verbal en su acepción tradicional; es decir, cuando se utiliza para referirse a algo más, que representa habitualmente lo opuesto al significado literal de las palabras, intentaremos analizar en forma sencilla sus supuestas bases neurocognitivas.

En una situación discursiva en donde se platee la ironía, frecuentemente, la intención oculta se hace manifiesta por el contexto, la entonación o el lenguaje corporal que intenta dar a entender lo contrario de lo que se está diciendo; o en forma verbal, como en la siguiente expresión del escritor irlandés George Bernard Shaw, una fuente casi inagotable de situaciones irónicas.

Dicen que un día Winston Churchill recibió dos invitaciones de Bernard Shaw. Y una carta donde le decía: “Le envío dos invitaciones para que asista a la premier de mi obra, una invitación para usted, y otra para un amigo, sí lo tiene”.
Después de leer la carta, Churchill le envió una nota a Bernard Shaw donde le decía: “Lamento no poder asistir a la premier de su obra, iré a la segunda presentación, sí la hay”.
Hemos planteado (misivas de por medio) un eventual diálogo con un alto contenido irónico, en el cual es posible analizar los fenómenos de producción y comprensión tanto en el hablante como en el oyente y viceversa.

Antes de bosquejar un análisis haremos algunas consideraciones necesarias.

En el capítulo siete de su libro ‘Pathways of the brain’, S. Lamb expone su visión de cómo el ser humano representa la realidad en su cerebro. Premisa fundamental esta, si se quiere intentar explicación alguna, sobre los distintos procesos cognitivos.

En la figura 7-1 muestra los supuestos ‘mundos’ en los que se basaría la composición que nos hacemos de la realidad y mediante un análisis adecuado, nos muestra que dicho esquema está errado por dos motivos: primero, separa claramente el mundo proyectado del mundo real y segundo, el planteo de la existencia de un ‘tercer mundo’: el mental. Por otro lado deja constancia que la figura falla en mostrar que como una parte del sistema biológico incluido en el mundo, el sistema mental está contenido dentro del mundo real así como del mundo proyectado.

La intención de los puntos desarrollados en el comienzo de este trabajo es precisamente mostrar desde una perspectiva algo diferente, cómo se produciría lo que Lamb llama un ‘modelo mental del mundo’.

Recordando nuestra propuesta vemos que no se presentan tres mundos sino antes bien, la realidad integrada por tres sistemas: psico-interno, bio-externo y socio-cultural (división absolutamente arbitraria que lleva como único fin un posible análisis). Cada uno de los tres sistemas sugeridos posee una unidad básica estructural de índole genésico-adaptativo-evolutiva que a su vez está sustentada en un único Patrón Autónomo Universal. Lo así planteado habla de un Lenguaje Universal que estructura dicha realidad. Una visión más cercana de nuestras unidades nos permitió distinguir en ellas dos componentes estructurales: uno superficial y otro profundo.

La estructuración de los sistemas cognitivos de Lamb, en nuestro caso surgiría de una homologación y de una proyección, más que de una introyección que permitiera hacer propios, fragmentos del mundo que nos rodea.

En una coincidencia parcial de nuestra propuesta con la propuesta de Lamb, la realidad toda y no solo los sistemas cognitivos, estaría fundamentada en redes relacionales. De esta forma es más probable que podamos entender cómo sería representada la realidad en nuestro cerebro y qué parte de esta representación sería proyectada mediante el lenguaje.

Sin pretender ser exhaustivos y sujetos a una apretada síntesis (usando solo las unidades), podríamos decir que la secuencia que se produce desde la ocurrencia de un hecho real hasta su constancia en la producción lingüística, sería como sigue:

REM (SVO/ O∇S)→GEN (O∇S)→FREN→SVO (idea: estructura psíquica)→O∇S (pensamiento: función)
                   (sistema perceptivo)                                                                              
                                                                                              SVO (lenguaje)

Así, el lenguaje simbólico queda escindido en dos partes (que en sí constituyen una unidad dinámica): por un lado un aspecto profundo, que alojado en el pensamiento, representa el ser (el sentido) de los hechos; y por otro; un aspecto superficial que es proyectado en el lenguaje y que no representa otra cosa que el parecer de los hechos, aquello que se nos hace presente a la percepción, pero interpretado: su significado.

Haciendo algunas precisiones diremos que: la dinámica de todo el proceso está asegurada por sucesivas negaciones (Salatino, 2008, pp. 89-94); que a pesar de que el lenguaje es simbólico y que parte queda ‘internamente registrado’, no lo hace con símbolos, sino con relaciones; y finalmente, la ‘distorsión aparente’ que sufre el lenguaje al tratar de expresar la realidad que ha sido percibida, queda explicada porque el lenguaje es una función que se usa a sí misma como argumento. Esto último es lo que lo hace aparecer como arbitrario y a merced de normas convencionales.

En cuanto al soporte neurológico del FREN (unidad de estructuración psíquica) es coincidente en gran parte con la descripción que hace Lamb de las columnas corticales aunque quizás con un mayor detalle en cuando a la disposición de los elementos relacionales en la estructura hexagonal de las columnas (detalle que excede el objetivo de este trabajo).

En la ironía, a diferencia de la ambigüedad en donde la preeminencia anfibológica obliga a optar, se da una situación particular de difícil (por no decir de imposible) caracterización jerárquica.

Los nodos OR ordenados de Lamb permiten tratar bien el caso de la ambigüedad. (Figura 3)

Figura 3: OR ordenado

Al optar por aquella relación que tiene precedencia, queda automáticamente anulada la relación por defecto (default). También es posible lograrlo a través de elementos inhibitorios o de bloqueo.

Con la ironía no es procedente realizar las operaciones anteriores. No es una cuestión de optar por un sentido u otro. No hay anfibología que promueva la confusión o la duda. La ironía tiene un aspecto semológico y otro semántico. Se conjugan en ella el sentido y el significado de una expresión. El significado en aquello que se aparenta decir; el sentido en aquello que se tuvo la intención de decir y permanece oculto o velado. Por tanto no se puede desechar ninguna de las opciones. Si bien debe ser bloqueada una de ellas para que no aparezca explícitamente, eso no quiere decir que se la deje de lado pues, justamente, es la más importante de las dos.

Quizás el origen de esta dificultad esté en la ‘lógica’ que sustenta las relaciones. La hipótesis de una lógica única que posibilita solo una comprensión jerárquica de la realidad y en donde se fundamenta el dualismo de los métodos de las ciencias naturales y de las ciencias humanísticas y sociales, que no son otra cosa que el reflejo de la dicotomía espíritu-materia o sujeto-objeto. Es fácil demostrar que todas las teorías ‘construidas’ sobre la base de una lógica única (binaria, difusa, trivaluada, etc.) tanto en química como en física, por ejemplo, se estructuran jerárquicamente. Aspecto este, que vale también para los modelos de las redes neuronales artificiales, que representan sistemas entrada-salida expresados como funciones clásicas. [al final de este trabajo, en un adendum, demostraré porqué la lógica binaria no es apta para tratar con la ironía]

En 1959 G. Günther desarrolló una lógica que formalizaba los procesos de reflexión a través de la regulación de las operaciones del observador; evitando así, el uso de reglas sobre relaciones válidas o inválidas entre los contenidos de tales operaciones. A esta lógica la llamó Policontextural (LPC) o Transclásica. La lógica propuesta se diferencia de los demás enfoques lógicos en que permite regular relaciones en redes paralelas entre contexturas (o lógicas de nivel inferior). Su operatividad está dada básicamente por medio de ‘negaciones múltiples’. Este aparato lógico permite modelizar, sin contradicciones, procesos cognitivos y volitivos.
Precisaremos rápidamente el concepto de contextura (nicho):
Es un dominio en el cual existen exactamente dos valores lógicos (lógica binaria) y en el cual, dichos valores juegan el rol de ‘verdadero’ y ‘falso’.
Es un dominio en donde los valores intermedios entre ‘verdadero’ y ‘falso’ también pueden existir. Esto significa que la lógica difusa y otras lógicas multivaluadas son monocontexturales. Dado que un valor ‘fuera’ del sistema no puede existir, se podría decir que el Tertium non datur (TND) le es aplicable en el sentido amplio.
Es un dominio en el cual un sujeto se pone aparte de sus objetos (es definido así un proceso de cognición).
Un dominio lógico (o contextura) puede ser visto como un universo en donde la realidad es estrictamente jerárquica; en donde opera la transitividad y la circularidad está proscripta.

Uno de los conceptos clave de la LPC es la idea de SUJETO (S) y OBJETO (O) como valores lógicos. Desde que una contextura define un S que se ‘establece a sí mismo aparte’ de su entorno objetivo (o sea: establece que él no es su entorno), se comprende que cualquier cosa que NO SEA DESIGNADA en ese universo, solamente puede referirse al S en sí mismo. (por lo del TND)

Cuando uno actúa dentro de un universo, él, para nosotros, no tiene límites. Por ejemplo: alguien puede existir en un universo en donde solo hayan colores. El observador dentro de tal sistema, no puede caratular su universo como ‘coloreado’ ya que de esta forma estaría haciendo una designación arbitraria de algo, que para él es infinito.

Si los objetos y las operaciones internas de un sistema son claramente visibles, el sistema en sí mismo no tiene límites, y entonces, podemos hablar de un sistema abierto en un dominio lógico particular. Si se ‘salta fuera’ de tal sistema y le damos un NOMBRE, se genera un LÍMITE para él, ahora pasa a ser un objeto único en un universo o dominio lógico diferente. No es correcto decir que la nueva entidad delimitada es un O en el sentido clásico del término, ya que actúa como un O y un S simultáneamente. Günther introduce el término: Subjeto Objetivo (So) en contraste con el Sujeto Subjetivo (Ss).

El observador (externo) puede decir que ha hecho un ‘cambio de posición’ y, que lo que antes era un sistema abierto es ahora un sistema cerrado y viceversa.

El proceso de DESIGNAR el ‘todo’ en un universo como un ‘O positivo’ en otro universo es una operación fundamental en la LPC.

Una contextura puede representar una posición del observador (punto de vista) (nicho) desde la cual es hecha una descripción de un REM (una localización ontológica).

La Figura 4 nos muestra un esquema de Günther en donde nos dice que cada uno de los pares conectados verticalmente (S1, S3), (O1, S2) y (O2, O3) son IDENTIDADES, con dos formas simultáneas de expresión. Esto quiere decir que, p.e. S1 no significa algo distinto a S3. Estas identidades tienen varias interpretaciones. Günther las llamó IDENTIDADES DE REFLEXIÓN, según el siguiente detalle: (O2, O3) = irreflexividad (el mundo objetivo tal como es); (O1, S2) = mundo objetivo reflexionado; y (S1, S3) = doble reflexión (reflexión sobre el proceso de reflexión).


Figura 4: Estructura Policontextural

Este esquema permite comprender que si consideramos la reflexión como un ‘operador’ y el objeto de reflexión como ‘operando’, un operador de una contextura puede actuar simultáneamente como operando en otra contextura (Ln). Por ejemplo: el S reflexionándose como O; o reflexionando sobre otro S como O. Queda así establecida la configuración mínima para caracterizar un sistema autoreferencial. Un sistema más realista requerirá más de tres contexturas.

Las diferentes identidades referidas anteriormente son indicadas en LPC con los llamados VALORES LÓGICOS GLOBALES. Se usa para esto los números naturales: 1, 2, 3. (Figura 4) El número más alto indica el mayor grado de reflexión y el más bajo denota objetividad.

Cuando ocurre una autorreflexión se genera una nueva contextura. El proceso resumido sería como sigue: El valor no-designativo 2 debe transformarse en positivo (porque el S debe transformarse en O). Desde que es un valor positivo debe tener una NEGACIÓN. Si usáramos el operador de negación clásico se transformaría en 1 que es el valor positivo en L2. De esta forma no se generaría una nueva contextura, sino una ambigüedad entre S y O que nos conduce a una antinomia (el caso de la ironía analizada desde un sistema lógico monocontextural).

De lo anterior concluimos que se necesita un operador de negación adicional que produzca el valor 3 cuando 2 sea negado, para dar cumplimiento así al requerimiento de transformar a 2 desde un valor negativo en una contextura, a un valor positivo en otra contextura.

Günther demostró que los Valores Lógicos Globales (1, 2, 3) pueden representar una HETERARQUÍA, que básicamente significa que la ley de transitividad no es aplicable, lo cual posibilita considerar la CIRCULARIDAD causal.

La situación irónica (como otras tantas) es típicamente heterárquica y por esta razón no puede ser abordada por sistemas lógicos monocontexturales.

Los operadores lógicos de conjunción y disyunción pueden generalizarse en un sistema policontextural para indicar PREFERENCIA. La Figura 5 sugiere un NODO INTEGRADO (NI) para tratar con los casos de heterarquía.



Figura 5: Nodo Integrado

En este NI la disyunción (OR) PREFIERE el valor negativo mayor (si son ofrecidos dos valores distintos); en cambio la conjunción (AND) PREFIERE el valor negativo menor, ante la misma situación. De esta manera aparecen dos movimientos circulares: uno hacia la derecha (Dextrógiro) y otro hacia la izquierda (Levógiro), que perfectamente pueden representar el recorrido simultáneo de la red: hacia la producción (expresión) y hacia la comprensión (cognición), respectivamente; recorridos paralelos producidos por un orden heterárquico (y no jerárquico) de PREFERENCIAS. Estos órdenes de preferencia reflejan a su vez, la heterarquía de las distintas identidades.

En la práctica la PREFERENCIA puede ser vista como ‘tener precedencia sobre…’, tal cual la utiliza Lamb.

La operación paralela y simultánea de los dos ‘circuitos’ es un modelo posible de una circularidad distribuida en un sistema y su entorno.

CONCLUSIÓN

Cambiando el enfoque lógico hemos tratado de fundamentar que la ironía, como proceso heterárquico, no puede ser abordado desde un universo lógico monocontextural.

Desde un abordaje policontextural se ha podido eliminar la ambigüedad que necesariamente se hace presente cuando se intenta representar explícitamente las relaciones S/O (como en la ironía) desde la monocontextura, en donde son idénticas cuantitativamente. El enfoque policontextural permite hacer manifiestas las diferencias cualitativas subyacentes en estas relaciones.

Se ha presentado una nueva visión de la IDENTIDAD y el PARALELISMO. Es decir, quedó en evidencia que una identidad puede tener varias formas diferentes y simultáneas de expresión siendo posible entonces, representar la volición. En la ampliación propuesta por Salatino (2008) (por un mecanismo similar y agregando una contextura) es posible representar la reflexión (¿pensamiento?) y lograr la simultaneidad de los recorridos y la interacción entre las contexturas. Esto último no puede hacerse con aseveraciones del lenguaje corriente porque solo se puede, con él, operar en una contextura particular (en donde es válida solo una interpretación)

Günther trata de dar una solución al proceso reflexivo introduciendo la idea de patrones abstractos de distinción (kenogramática), en un intento de describir estructuras o formas sin requerimientos semánticos. En la práctica esto no funcionó. Salatino (2008) utilizando el concepto fundamental de Günther de contextura y asimilándolo a lo superficial (lo evidente), presenta el concepto de estructura profunda (no desde la perspectiva chomskyana) que, al estar ‘fuera del sistema’, en nuestro lenguaje no tiene sentido, pero sí posibilita que mediante un proceso reflexivo le sea asignado a una expresión el sentido que es patrimonio de quien la emite, y un significado (superficial) que es comunicado mediante el lenguaje.

Al intentar una caracterización de lo anterior surge la expresión "Ilusión de Transparencia" que Lamb nos muestra en la página 12 de su libro y a la cual se refiere como: ‘la distinción que no tiene nombre’. La explicación de esta brillante premonición sería, desde nuestro enfoque, más o menos sencilla: solo tiene nombre una DISTINCIÓN. Como ya vimos, si uno ‘salta fuera del sistema’ (pasa a otra dimensión), entonces tal sistema adquiere un límite, se le define un entorno y se le asigna un nombre; siendo así ahora, interpretado. A partir de aquí tiene sentido hablar de INTERNO y EXTERNO respecto de un sistema y queda claro además que el lenguaje no nos puede decir nada sobre él, como el ojo no puede verse a sí mismo o el cerebro no puede pensarse pensando.


BIBLIOGRAFÍA

Günther, G. (2008) Textos traducidos al inglés de la mayoría de su obra - en www.thinkartlab.com

Lamb, S. M. (1999) “Pathways of the brain”. Philadelphia, John Benjamins B. V.

Llinás, R. (2003) “El cerebro y el mito del yo”. Colombia, Ed. Norma.

McCulloch, W. S. (1945) “A Hererarchy of Values Determined by the Topology of Nervous Nets”. Bull. Math. Biophysics, 7, pp. 89-93.

Salatino, D. R. (2008) “Realidad, lenguaje natural y una lógica alternativa”. Anales de Lingüística – Instituto de Lingüística – FFL – UNCu – Tomo XXVII-XXVIII-XXIX: 2005-2006-2007: (pág. 75-106). Mendoza, Argentina, Ed. FFL – UNCu.

Noviembre de 2008

ADENDUM

Al poco tiempo de haber entregado y aprobado el trabajo expuesto anteriormente, quien dictó el Seminario, me envió en un esquema borrador, una interpretación de la ironía desde la teoría Neurocognitiva de Lamb, en "Un estudio de la ironía en el capítulo 9 del Quijote de 1605", un muy buen trabajo que publicara el Dr. José María Gil, en la Nueva Revista de Filología Hispánica T. 54, No. 2 (2006), pp. 413-452. El envío del esquema (figura) obedecía a la intención de aplicar mi propuesta lógica, para sistematizar este original abordaje de la ironía.





Esquema original propiedad del Dr. José María Gil

ANÁLISIS DE LA IRONÍA EN CERVANTES SEGÚN EL ÁLGEBRA DE BOOLE



La figura anterior muestra un ejemplo neutro de una producción irónica basado en la categoría Aristotélica sustancia-atributo (Aristóteles, (2004). "Tratados de lógica (el Organon)". México: Editorial Porrúa, p.31), adhiriendo absolutamente a la lógica clásica. Según lo muestra el esquema, así se supone que funcionaría la mente de alguien que va a producir una expresión irónica que sea capaz de influir en otra persona, de tal manera, que pueda en ella generarse (inferencialmente) el proceso inverso y de esta manera ‘adivinar’ la intención del hablante, es decir, descubrir la ironía.

Se parte de las representaciones propias del hablante a través de las cuales él podrá sacar sus conclusiones lógicas (la rama inferencial o dada en contexto está reservada para cuando sea oyente). Se asume que la ironía está integrada por aquello que se dice (información = F) y lo que no se dice pero se pretende comunicar (engaño = E).

Si tuviéramos que representar la relación entre sustancias y atributos para caracterizar la información (F), el engaño (E) y la ironía, desde la lógica, podemos proceder como sigue: se supone que se está aportando información (F) si hay congruencia entre la sustancia y el atributo respectivo (congruencia que se evidencia en el subíndice); así: SA . AA = F o SB . AB = F.
Suponemos también que estamos ante un engaño (E) cuando hay incongruencia entre sustancia y atributo, es decir: SA . AB = E o SB . AA = E.
Y en fin, tendremos una situación irónica, cuando en vez de aportar información (F), que es desaprobada (Sperber y Wilson, 1992: 60; Gil, 2005), se piensa y comunica un engaño (E). Es decir: (SA . AA) . (SA . AB) = (SA . AB), en donde las expresiones de la izquierda en la ecuación representan lo desaprobado y lo pensado respectivamente, en forma simultánea; mientras que el resultado de la operación representa lo que se termina diciendo. Una situación idéntica se produce si: (SB . AB) . (SB . AA) = (SB . AA).

Aplicando los conceptos y operaciones básicas del álgebra de Boole [*] determinamos qué valor de verdad le asignaremos a F y E, respectivamente. Sin entrar en detalles vemos en el esquema que a F le corresponde verdadero (1) y a E falso (0).
Cuando tratamos de caracterizar la ironía sucede lo siguiente: la información (F) está caracterizada por la presencia de F o de E, pero no por ambos a la vez, por tanto: F(1) + E(0) = 1.

El engaño (E) se caracteriza por ser lo opuesto a F. Por lo tanto es igual a su negación: E = noF = 0.
La ironía se identifica como la presencia simultánea de F y E (F . E). Por lo tanto: F(1) . E(0) = 0.
Desde el punto de vista lógico entonces, no hay diferencia entre engaño (E) e ironía.

De acuerdo a la aplicación del análisis lógico propuesto se llega a una ambigüedad entre engaño e ironía. La producción lingüística no permite diferenciar estas dos situaciones porque no hay forma de representar lógicamente esta diferencia, como no sea presuponiendo la inducción de inferencias en el oyente, a través de premisas implicadas (implicaturas) transmitiendo conclusiones implicadas (Sperber y Wilson, 2004: 252), lo cual es absolutamente arbitrario ya que se extrapola a un evento psíquico las conclusiones derivadas de un análisis del pensamiento lógico. Se debe aclarar que en este análisis no se ha tenido en cuenta el ‘contexto’; aspecto este, que en la 'Teoría de la Relevancia' (de Sperber y Wilson) es ‘fabricado’ (ad hoc) siguiendo las mismas pautas lógicas que en el caso del pensamiento.

Según podemos ver en el gráfico aplicando el análisis lógico propuesto por el álgebra de Boole, se llega a una ambigüedad entre el engaño y la ironía.
La producción lingüística no permite diferenciar estas dos situaciones porque no hay forma de representar lógicamente esta diferencia.
Las posibles causas: disposición jerárquica, transitiva y binaria de la información, todo lo cual, la vuelve ESTÁTICA. Hay un problema con la IDENTIDAD de cada situación. Solo se tiene en cuenta lo cuantitativo (en donde son iguales), en desmedro de lo cualitativo (en donde se diferencian).
No se tiene en cuenta el tiempo (que es la única forma de certificar una simultaneidad). Engaño e Ironía se ven como sendas fotografías tomadas en un tiempo tn. Entonces vemos 00 y lo consideramos 0 (por hacerlo en forma secuencial), en vez de ver 01 y considerarlos simultáneamente.

En cuanto a la IDENTIDAD se puede agregar que el no tener en cuenta el sujeto (como corresponde a un análisis lógico tradicional), impide ver que 0 en este caso representa una IDENTIDAD COMPUESTA (01) con lo que se dice un supuesto engaño pero para poner en relieve que se desaprueba una información.

[*] Recordar que en lógica binaria: 1 es verdadero y 0 es falso. Que en una conjunción (.): 1.1 = 1 y en cualquier otro caso es 0. Que en una disyunción (+): 1+1; 1+0 y 0+1 = 1, mientras que 0+0 = 0.

Dante R. Salatino - Diciembre 2008

¡Nos vemos mañana!