... 30 años sin Borges
Llueve sobre Buenos Aires, sin embargo, me parece que es el empedrado y no el cielo el que ha llorado, largamente, su ausencia. Una ausencia eterna, una ausencia circular.
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Llora Buenos Aires, la sumió en la congoja el silencio de los espejos y la desaparición del amarillo de esa luminosidad eterna y de las sombras aciagas de la reclusión en un mundo de libertades invisibles. Se cargó de pena por los fatigados laberintos y un Aleph que no revelará sus misterios nunca más.
Llora Buenos Aires y llorará por siempre. ¡Borges ya no está!
Dante Roberto Salatino