Para reflexionar

Muchas veces las exigencias impuestas por la vida o aquellas que nos imponemos por nuestra propia cuenta y riesgo, nos hacen extraviar el tino. En otras tantas ocasiones nos dejamos embaucar por el hecho baladí de guardar las apariencias. En fin, nunca faltan aquellas que a la postre nos someten y nos aíslan, 'favoreciéndonos' con la promiscua compañía de la desidia y la indolencia.

Seguro que no servirán para cambiar ni un ápice de tu vida, pero igual, te dejo para que reflexiones algunos 'garabatos' que fueron pergeñados (pero que nunca llegarán a ser 'frases famosas') como producto del insomnio, o tal vez, de la supuesta 'gran misión' que el 'destino' (ese fantoche mentiroso) me tiene reservada, desconociendo que no es necesaria la concurrencia de una fatalidad insoslayable, sino solo del instante fugaz en que quedará definida mi historia, y la de ustedes.

La hipocresía mercantilista civilizada de nuestra ciencia positiva acecha tras el treno lúgubre de la sapiencia infame.

Mientras en la cicatrices del tiempo quedan impresas las letras que los labios no aprendieron a pronunciar, nada más hermoso que el silencio entre dos almas cómplices.

No pasará de lo superficial todo aquel análisis que acepte interpretar las apariencias llevado por la frenética seducción del razonamiento, desconociendo que gran parte del misterio radica, no en lo 'lógico' que pasa raudo delante suyo llevado en andas por lo cotidiano, sino en la caravana que le da sustento y él no ve.

Sobre la mayoría de lo que hablamos 'con sentido', no podemos 'decir' nada con sentido.

El porvenir, eso mejor llamado esperanza, es el único testigo fiel que conozco del pasado.

El mundo aparente, ese que nos afanamos en construir cada día, no es más que un pretexto para ocultar la única verdad: nuestra ignorancia.

Los golpes bajos que nos da la vida deben servir para afianzar nuestro camino, de lo contrario, no tiene sentido estar vivos.

Eres esclavo de lo que hablas y prisionero de lo que escuchas. Y como si eso fuera poco estás encadenado a lo que callas.

Son tus palabras las que pueden hacer evidente tu felicidad, pero son tus silencios los que hacen de tu vida un vergel o un suplicio.


Dante Roberto Salatino