Una flor en mi camino


Como en aquella madrugada, el frío me cala hasta los huesos,
orada mis recuerdos, desarma el presentimiento, adivina lo impensable.
Como en aquella madrugada, sin luna y sin esperanzas.

Te fuíste sin que supiera, sin siquiera haber llegado,
sin embargo quedaste clavada en mi corazón, apacible, según tu temple.
Imploraste, en silencio, mi ayuda y yo no te escuché.

Tu historia que quedó sellada en ese instante siniestro,
reclama a los pájaros blancos de tu alma, su serenidad.
Y a mis desleídos recuerdos, tu imágen, tu voz, y tu cariño.

Nuestros senderos se cruzaron y fue conocer la magia,
y vestir mi apagada vida de doseles y colores.
Aunque puro oropel, porque los compromisos te consumieron.

Fiel y mansa entregaste tu vida a la rapiña callada e infame,
y una noche sin luna se calló para siempre tu sonrisa y tu luz.
A pesar de separarnos sin un adiós, dejaste una flor en mi camino.

Dante Roberto Salatino