En el nombre del padre


No, no vamos a hablar de la conocida película dirigida por Jim Sheridan en 1993, ni del libro que le dio origen, escrito en 1991 por Gerard Conlon uno de los protagonistas de, tal vez, la mayor injusticia cometida en un estado de derecho. Vamos a hablar de otro padre, nuestro padre ancestral.

En el número 410 de Muy Interesante (edición española de julio 2015) se habla de los neandertales como un pueblo de cazadores endogámicos. Estudios genéticos recientes (2010-2014) han probado que la consaguinidad era frecuente entre los neandertales, que vivieron hace entre 250.000 y 45.000 años, en amplias zonas de Europa y Asia.

En el 2010, un grupo de genetistas liderados por Svante Pääbo del Departamento de Genética Evolutiva del Instituto Max-Plank de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania), obtuvo una secuencia preliminar del genoma de un neandertal(1), Este mismo investigador logró, en el 2014 (2), la secuencia completa del genoma de una mujer neandertal hallada en Siberia (Montañas Altai), y demostró que el hombre moderno coexistió con los neandertales y se aparearon. Hasta el 4% de nuestros genes son herencia directa de ellos. (3).

En la nota que Mario García Bartual hace en la revista Muy Interesante, destaca un aspecto social muy importante de estos homínidos: las relaciones incestuosas, para ellos, no eran un tabú. El estudio del ADN que se hizo en el 2010 fue realizado sobre el hueso del pie de una mujer de unos 50.000 años. El análisis reveló que sus padres estaban íntimamente emparentados, quizá hermanastros, demostrando que la endogamia era mucho más frecuente que en los humanos modernos. Otro dato importante es que la población constante estimada de neandertales en Europa alcanzó a no más de 7.000 individuos.

Lo anterior es un fuerte apoyo a mi teoría sobre el incesto, además de obligarnos a aceptar que Freud tenía razón. Esto es importante porque da lugar a considerar como posible que la filogénesis de nuestra psiquis es un logro evolutivo que consiste en poder autogenerar y autoregular su propio pensamiento, y en ese sentido, podemos considerarnos como integrantes de un grupo monofilético, es decir, descendientes de un único ancestro. Esta reliquia primitiva es, por un lado, el origen filogenético de la sociedad y la religión y como tal, el estructurante psíquico primero; y por otro, constituye la verdad histórico-vivencial, esa que ontogenéticamente, se hace manifiesta mediante un deseo reprimido (el incesto) y una creencia (la prohibición del incesto por la autoridad paterna). Los acontecimientos históricos primordiales de la familia humana comenzaron con un padre omnipotente que defendía con violencia las hembras del grupo (mujeres e hijas) a las que consideraba de su exclusiva propiedad, castigando con la expulsión, la castración o la muerte a los hijos varones que dieran lugar a sus celos. Esto se basa en la hipótesis de Darwin (1871, Vol. 2, pp. 362-363) que sugiere que, primitivamente, el hombre vivió por hordas, esto es, grupos dominados por un macho. Estos hijos 'separados' del núcleo familiar, movilizados por el odio se conjuraron, avasallando al padre déspota se lo devoraron después, dada la costumbre de aquellos tiempos, según lo postulado por Atkinson en 1903. (Salatino, 2013, p. 151)

Completan el apoyo a mi teoría dos trabajos científicos: a) el de D. Marazziti (2013) que demuestra que los celos tienen un origen biológico y son transmisibles hereditariamente a través de un endofenotipo (Es una expresión fenotípica (evidente) alternativa, que en la actualidad se invoca para explicar varios de los cuadros psicopatológicos, cuyos síntomas pueden tener como explicación este tipo de expresiones genéticas.); y b) el excelente trabajo de mi amigo Guillermo Rodriguez-Gómez (2013) realizado en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos, España, que demuestra que el canibalismo practicado por el Homo Antecessor, el homínido más antiguo de Europa, no se debía a periodos de hambruna, pues según lo mostrado por el modelo elaborado por Guillermo y sus colaboradores, hace 800.000 años, Europa era un entorno muy rico en recursos, como carne y grasa, que los obtenían desde los grandes mamíferos que cohabitaban la región.

Referencias:

1. Pääbo, S. et al. (2010). A Draft Sequence of the Neanderthal Genome. Science, Vol. 328, pp. 710-722.
2. Pääbo, S. et al. (2014). The complete genome sequence of a Neanderthal from the Altai Mountains. Nature, Vol 505, pp. 43-49.
3. Pääbo, S. (2014). Neanderthal Man. In Search of Lost Genomes. New York, Basic Books.
4. Darwin, C. (1871). The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex. 2 Vol. - John Murray.
5. Salatino, D. R. (2013). Psiquis - Estructura y Función. Mendoza - Argentina, Autoedición. ISBN 978-987-33-3808-3.
6. Marazziti, D. et al. (2013). Prefrontal cortex, dopamine, and jealousy endophenotype . CNS Spectrums, January, pp. 1-9.
7. Rodriguez-Gómez, G. et al. (2013). Modeling trophic resourse availability for the first human settlers of Europe: The case of Atapuerca TD6. Journal of Human Evolution, 64, pp. 645-657.

Les dejo una copia de mi artículo: "La solución del incesto", que forma parte de mi libro Psiquis, que puede ser descargado, gratuitamente, desde este blog.