Totem y tabú
“Su omnipotencia era la única ley, sus celos la mano ejecutora de su injusticia, su crueldad nuestra única herencia, cobrada en vida. ¡Vida!, si hubiéramos podido llamarle así, esta historia no existiría; claro que nosotros tampoco. De la noche a la mañana fuimos separados, escindidos de nuestro entorno afectivo; mi madre y mis hermanas se transformaron en seres desconocidos a los que no teníamos, ni siquiera, el derecho a extrañar. No fueron sencillos los momentos padecidos en ausencia, ni agradables las penurias y la muerte de varios de nosotros. Todo ese trajinar hizo que, a lo largo del tiempo, fuera creciendo en nuestro interior un doble deseo de venganza y de usurpación del poder. Los pocos que logramos escapar al designio de un destino aciago, que se empecinaba en medrar a costa de nuestros sacrificios, prohibiciones y castigo, tomamos como consigna el vengarnos de nuestro padre. Luego de muchas noches de muchas y frías jornadas, sin luna, sin guía, sin la protección m...