Cuando los sueños dejaron de ser tales

Freud hizo abundantes aportes sobre el origen del contenido de los sueños, y más allá que no se esté de acuerdo respecto a la interpretación que él hace de esos contenidos, lo concreto es que hay aspectos trascendentes en los que su aporte ha sido determinante.

Uno de los aportes freudianos son los restos diurnos que representan hechos percibidos, aunque no atendidos. Es decir, situaciones que han ocurrido en nuestra presencia, pero que han pasado desapercibidas, las cuales pueden tener influencia varios días después de haber sucedido.

El contenido manifiesto del sueño es solo una ‘fachada’ deformada y disfrazada por la censura o la represión de un deseo inconsciente. El material de los sueños, su contenido latente, sobreviene de una proyección de los restos diurnos sobre una estructura psíquica transitoriamente desnaturalizada, conducida por deseos insatisfechos, que han impactado en la estructura psíquica residente en el inconsciente.

El soñar es la vía regia para la realización de ese deseo.

Debe quedar claro que no se sueña con nada que, de una u otra manera, no esté registrado en nuestra estructura psíquica. He aquí la genialidad de Freud al proponer la interpretación de los sueños como el método idóneo para abordar el funcionamiento del inconsciente.

A los 80 años de su desaparición física, más no de su espíritu.

(Fuente: Los Lenguajes de Freud, Dante Salatino, 2019)