Custodia insobornable

Hay en el solar antiguas glorias y perdidos héroes,
vuelos de palomas blancas y victorias sin laureles,
manchas de sangre en una bandera, flechas sin destino,
y un manuscrito amarillento, testigo de un largo camino.

Hay en el solar un sable corvo, imágenes religiosas, retratos,
y la sensación de estar asomado a nuestra historia, de a ratos.
Correspondencia de remitentes gloriosos,  y de destinos malogrados,
y entre montañas nevadas, montados en sus caballos, enhiestos soldados.

Hay en el solar acuarelas típicas, instrumentos, monedas y medallas,
testigos de amarillento papel, entre cascos de pesada metralla.
Habitaciones sagradas, mantillas, floridos abanicos y relicarios,
lechos célebres, sillones, escritorios y bibliotecarios.

Hay en este lugar alguien más, que aunque la diacronía no quiso albergar,
pertenece a su raíz, a sus paredes y al sentimiento que anida en el solar.
Es quien hizo que todo aquello y mucho más, proyectara su sombra memorable,
y ahora lo tenemos y lo disfrutamos gracias a su "Custodia insobornable".

(Hoy, en el mes del Patrimonio de Mendoza, llegó el merecido reconocimiento para mi querida amiga Edit Marzetti, la "Custodia insobornable" de nuestra Historia. Vaya este modesto homenaje en tu honor)