El dueño del silencio

 "Son tus palabras las que pueden hacer evidente tu felicidad, pero son tus silencios los que hacen de tu vida un vergel o un suplicio." (Dante Salatino, 2019).

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Amparado por sus 'recuerdos encubridores' nacía hace 165 años, aquel que le supo dar una oportunidad al hombre para conocerse.

Aquellos 'recuerdos' fueron los equivalentes de su 'angel de la guarda', esa categoría celeste tan arraigada en el catolicismo, aunque tan lejana del dueño del 'silencio'.

De las innúmeras situaciones frustrantes que vivió en su infancia, solo recordó luego, aspectos temporalmente 'desplazados', y por ello, inofensivos aunque generadores de conflictos que su psiquis manifestaría como fobias o síntomas neuróticos, tiempo después.

Esos 'olvidos' o esos 'silencios', verdadero mecanismo de defensa de nuestra psiquis que Freud descubrió en sí mismo, se encargaron de ocultar (como una pantalla) detrás de un suceso posterior, algún otro que tempranamente resultara lesivo para su psiquis, y que de acuerdo a su teoría psicoanalítica, establecía una diferencia fundamental entre la conducta psíquica del niño y la del adulto.

Vivir en un vergel o sometido a un suplicio, solo se diferencia por algo traumático que hayamos vivenciado asociado a un acontecimiento, que, aunque percibido como trivial está encubriendo y protegiendo nuestra cordura. Ese sofoco de 'nuestros silencios', puede ocultar los ensordecedores gritos de nuestra infancia, a pesar de que nuestras palabras pretendan dar muestra de una efímera felicidad. 


Dante Roberto Salatino