La rosa
sino porque florece,
y al hacerlo me recuerda tu amor,
que extraño muchas veces.
En su renacer captura todo el sol,
aunque estuviera rodeada de mieses,
y me cautiva como lo hizo tu candor,
que tu recuerdo lejano no me ofrece.
Nada podrá explicarme tu rencor,
ese que mi alma no merece.
No tendré nunca la ventura de tu fulgor,
como nadie, la fortuna de llorar su propia muerte.
La rosa no es bella porque es una flor,
sino porque florece,
y remeda en mis manos tu temblor,
cuando el vuelo de un pájaro la estremece.
Dante Roberto Salatino