Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 3)

Cuaderno I (páginas 13 a 18)

En los días intermedios entre las reuniones de cafetín, aprovechaba para avanzar en la lectura del tema que entonces me ocupaba, vale decir, las Redes Neuronales Artificiales (RNA). Primera vez que tomaba en serio este apasionante tema, del que no poseía mucho más que un libro que había comprado, hacía tiempo, para tal fin.

Fueron surgiendo en mí, de esta manera, una serie de conceptos que luego me ayudarían a pergeñar algunas disposiciones teóricas que comenzarían a dar forma a 'algo', aunque todavía no podía precisar muy bien 'qué'. Entre estos conceptos se encuentran, entre otros, el aprendizaje adaptativo, la autoorganización, la tolerancia a fallos, la operación en tiempo real, etc.. Con el tiempo comprendí que estas guías iniciales estaban un poco sobredimensionadas, en el libro donde las aprendí, y por ende, en mi conceptualización, lo cual demoró la aparición de aportes más originales.

Suena el teléfono de casa mientras estábamos cenando, atiendo, y del otro lado de la línea, la voz de mi colega que me dice - hola amigo (para mí nunca pasó de 'estimado') - lo cual me provocó un sobresalto, porque se suponía que nadie se tenía que enterar de nuestras reuniones, por lo menos en mi familia, o se descubriría todo lo que venía ocultando tan celosamente desde hacía ya, un mes. Era para proponerme que nuestras reuniones las trasladáramos a su consultorio, ya que disponía las mañanas del Martes y del Jueves, libres. Una vez que me sobrepuse al bochorno provocado por la llamada, rápidamente acepté pues no estaba en condiciones económicas de seguir financiando nuestros encuentros en los cafés. Allí, pagaba una vez cada uno, lo cual era justo, lo que no lo era es que yo siempre consumía lo mínimo, por razones obvias, pero mi 'estimado' colega no se atenía a ese límite pues acababa de jubilarse y cobraba un jugoso monto de dinero producto de haber ocupado cargos políticos hospitalarios cuando el partido en donde él militaba, se hizo con el poder; además de seguir con su consultorio, que como todos deben suponer (y suponen bien) tenía un ingreso importante.

Primera reunión en el consultorio de mi colega. A partir de aquí todo cambió, ya que el escaso diálogo que habíamos tenido hasta entonces, se transformó en un soliloquio, el mío. Debo reconocer que esta situación me hizo sentir un poco más cómodo porque de alguna manera, comenzaba a sentir que estaba no solo 'perdiendo el tiempo' y tratando de ocultar una situación agobiante producto, según la opinión profesional de mi colega, de mi actitud paranoide, sino tratando de colocar la 'piedra fundamental' de algo que podía llegar a ser importante (aclaro que tengo una 'ligera' tendencia a proyectar en el tiempo mis posibles logros; esto es, vuelo y a veces muy lejos, con mi imaginación. Hoy aprendí que esto es menos un defecto que una virtud).

En esta primera reunión allende el café, hablé sobre los tipos de aprendizaje, desde las RNA. Según esta concepción, aprender consiste en agregar nuevos 'átomos' de conocimiento, o sea, agregar nuevos hechos, reglas, etc. También supe que en el cerebro, el aprendizaje de un hecho parecido a otro del que ya tenemos conocimiento se hace por refuerzo de las conexiones entre neuronas, y esta actividad conjunta es necesaria para memorizarlo. Cuando terminé de leer lo anterior, la expresión en el rostro de mi colega se modificó sensiblemente, pues este era el mismo mecanismo propuesto por Freud, en el Proyecto, para explicar la memoria (las huellas mnémicas).

Un último aporte, en esta reunión, fue lo que se conoce como aprendizaje hebbiano, propuesto por Donald Hebb en 1949 (el año de mi nacimiento), el cual dice que, cuando el axón de una celda A está suficientemente cerca para excitar una celda B, y repetidamente toma parte en su activación, algún proceso de crecimiento o cambio metabólico tiene lugar en una o en ambas celdas, de tal manera que la eficiencia de A, cuando la celda a activar es B, aumenta. Por celda se entiende un conjunto de neuronas fuertemente conectadas a través de una estructura compleja. Luego, si tienen paciencia (dentro de algunos años en el relato) veremos la importancia de este mecanismo que aquí está muy mal explicado, lo cual se excusa porque viene de alguien que no es médico ni psicólogo, como lo era Hebb.

Después de tomar abundantes mates y haber comido una rodaja de queso descremado con un trozo de pan lactal tostado en el microondas, ya que ambos, mi colega y yo sufrimos del mismo trastorno metabólico que nos obliga a hacer una dieta estricta, no solo para bajar de peso (ya llevo perdidos 20 kilogramos), sino para mantener los valores de glucemia, entre los límites normales; nos separamos, como en el tango, sin un llanto, ninguna escena, ningún daño..., simplemente fue un 'Adiós' inteligente de los dos...

¡Hasta mañana!