Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 19)

Cuaderno I (páginas 111 a 116)

Hoy es Sábado, y de un momento a otro, seguro llega mi 'estimado' colega para seguir avanzando en esto que no tengo muy claro para donde va. Me refiero a que, para poder realizar un trabajo en conjunto como él pretende, primero tiene que ponerse al tanto (ahora sí) de mi teoría, ya que su pretensión, como de alguna manera, un tanto forzada, la mía, es enfocar el Psicoanálisis desde otro punto de vista, lo cual incluye en principio una revisión a fondo de la teoría freudiana. Acaban de sonar dos bocinazos, la señal elegida por mi 'estimado' colega para anunciarse, ya que es muy temprano (8 hs) para despertar a la familia durante un fin de semana, con un timbrazo.

Apretón de manos de por medio y con un - ¡hola amigo! - de su parte, y un - ¡estimado! - de la mía, lo hago pasar al escritorio, en la planta alta, como cada vez. - ¡Te traigo buenas noticias! - me dice ni bien se sienta al escritorio, mientras saca su netbook y la enciende. Sin dejarme preguntar de qué se trataba, continuó - He conversado con la presidente de la Sociedad Psicoanalítica sobre tu doctorado y tus conocimientos sobre Freud, y ha estado de acuerdo en que organice contigo una serie de charlas, a modo de un minicurso, sobre la subjetividad, el lenguaje, el pensamiento y sus relaciones con el Psicoanálisis.

La verdad es que estoy sorprendido, básicamente porque conozco lo cerrada que es cualquier comunidad psicoanalítica, y más cuando se trata de invitar a un médico; si bien mi 'estimado' colega lo es, yo practico la medicina tradicional en donde los problemas 'mentales' los trata un psiquiatra y no un psicoanalista. Hay un gran divorcio entre la medicina ortodoxa y esta actividad 'terapéutica' tan particular. Lo concreto es que, sin estar muy convencido, le pregunto - ¿a vos te parece que estoy en condiciones para enfrentarme a un público tan calificado, y encima para dar un 'curso'? - ¡Ahora que sos Lingüista, por supuesto! - me dijo. Evidentemente, el que hayan aceptado a un absoluto extraño (en el sentido lato del término) en un lugar así, es mérito absoluto de mi 'estimado' colega.

Me entusiasmé de tal manera con la idea que al día de hoy, en que tengo que dar mi primer charla, ya tengo escritas las tres restantes y un taller como trabajo final. Esta especie de 'curso' durará 4 semanas, al cabo de las cuales se les entregará a los participante una constancia, y espero que a mí también. Los temas a tratar son, Sobre el pensamiento, Pensamiento y lenguaje, Psicoanálisis y lenguaje, Subjetividad y Psicoanálisis; y culmina con un taller sobre Pensamiento y lenguaje. Estoy gratamente sorprendido con la cantidad de público asistente. Me comentaba mi 'estimado' colega que ni siquiera en las reuniones de la Comisión Directiva de la Sociedad se logra reunir tanta gente, con - ¡esto va a ser todo un éxito! - concluyó el comentario al que acompañó con unas suaves palmadas en mi hombro, para animarme.

Acabo de terminar el taller sobre Pensamiento y lenguaje, con lo cual damos por culminada esta agradable 'experiencia docente' que, por un lado, me ha dado la posibilidad de afirmar aún más los aspectos básicos de mi teoría, y por otro, el encontrarme con varios interesados en esta propuesta que cambia radicalmente el punto de vista desde donde se abordan estos temas. De todas maneras, también estoy más consciente de las dificultades que me esperan, ya que los conceptos que hacen al tema no son fáciles de transmitir.

Hoy vamos a hablar del 'núcleo' y del funcionamiento general de la clase; algo que mis compañeros de reunión tienen curiosidad en conocer. El núcleo de la clase está dado por el espacio-tiempo (Kant) y representa los atributos primarios. Los atributos secundarios (forma, color, textura, etc.) están determinados por el límite de tolerancia que va entre la valencia (V) y el nodo de atributos secundarios (A). Un objeto presentado en (A) (entrada) y una sensación buscadora (Se) comportan la unidemensionalidad (el objeto está), y regida por los tiempos biológicos, activan el espacio ostensivo (Eo) determinando la ocupación ejercida por el objeto presentado (bidimensionalidad).

El Yo 'suma' ambos registros (presta atención) y obtiene algo que no puede distinguir de sí. El objeto presentado es parte del Yo (una mezcla de placer e indiferencia ante el hecho). Hasta aquí todo es interno, todo es espacio. Además la valencia (V) está ocupada (tiene un '1' en su lugar), lo que asegura que no se pueda 'generalizar' un objeto que todavía no está completamente caracterizado. El registro de los movimientos (M) relacionados con el objeto registrado, compone el espacio tridimensional, y entonces, ahora el objeto existe.

A continuación el Yo 'suma' nuevamente los registros (se hace consciente) y activa el tiempo ostensivo (To), dejando libre la valencia (V) (que ahora tiene un '0' en su lugar). Se obtiene así el registro de un objeto externo distinto del Yo.

Ahora tenemos, por un lado, el Yo interno, y por otro, un objeto externo. Paso seguido se registra el 'Yo objeto' a través de una IDEA sobre el objeto externo y se diferencia a éste último como un sujeto (ser) externo. (figura)



Ante la pregunta de mi 'estimado' colega de cómo 'representaría' el signo de realidad de Freud, en el esquema anterior, le respondo, - el eje A-Se produce una descarga motriz (sensación de estar percibiendo), que actúa sobre el aparato perceptivo, el que a su vez, activa a Eo y se produce una llamada 'automática' de atención - respuesta que lo convenció a medias.

Una vez activado el nodo To, el Yo está en condiciones de expresar una relación (ligadura) entre el patrón ofrecido por la 'huella mnemica' (1111 = 15), y el registro de las sucesivas descargas propias, a saber: sensación, descarga motriz del aparato perceptivo y movimientos propios o externos, que representan el 'registro' psíquico de espacio (111 = 7). La expresión de la noción de 3D en función del espacio psíquico (15 x 7 = 105) (ángulo inferior izquierdo de la figura), da cuenta de un registro de la primera 'simbolización' estructural (Sb) de un objeto. Se debe notar que, desde el punto de vista lógico, este último resultado no se obtiene como resultado de una simple suma, sino de una suma exclusiva (XOR), que es una en la que se excluyen como verdaderas aquellas partes del registro en donde el contenido es igual, vale decir, 1+1 o 0+0 son falsas, en cualquier otro caso, son verdaderas.
Lo anterior es equivalente a lograr una 'representación psíquica' de una sensación.

[Primera vez que se menciona y se pone un funcionamiento la operación XOR, base operativa fundamental de la Lógica Transcursiva, para dejar constancia de la evidencia]

Esta 'suma exclusiva' le da fundamento lógico a la transformación de un aparato pulsional netamente económico, a un aparato pseudo-pulsional especialmente simbólico, sin tener que renunciar al fundamento biológico de la actividad pulsional. Esto es lo que permite que el Yo pueda 'elegir' los objetos que cargó el Ello. Es la mejor indicación de que el registro temporal yoico se erige determinante sobre el control de la actividad de los ritmos biológicos que operan sobre el aparato perceptivo.

El Yo activando o desactivando el nodo temporal, le da el status de psíquico o no, a los registros de la percepción. La activación del nodo simbólico (Sb) podría explicar la posibilidad de detectar 'atributos derivados' del objeto, útiles para la acción específica. Es decir, poder utilizar los registros mnémicos del deseo (A y M) en correlación con el registro simbólico del objeto, y así poder buscar en el objeto el 'atributo derivado' del mismo, que fue inducido por el operador externo. Esto es lo que permite el 'pensamiento', o sea, poder comprender que 'perro de frente' y 'perro de perfil', intercalando movimiento (operación) son el mismo perro.

¡Nos vemos mañana!