Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 280)

Cuaderno XII (páginas 1683 a 1688)

(Hoy hablaremos sobre un tema crucial: los fundamentos lógicos de la psiquis)

Fundamentos lógicos de la psiquis

Hemos visto que en buena parte de lo que aquí consideramos como real fue posible individualizar aspectos que cumplen con las premisas de lo universal. Este detalle nos pone sobre uno de los infinitos caminos a tomar para el abordaje del tema psíquico.

No siendo exhaustivos podríamos decir que la psiquis, como ya adelantáramos, es una necesidad vital. La capacidad anticipatoria cerebral es quizás una de las funciones cerebrales más importantes y común a toda la escala animal; capacidad que permite sobrevivir, pero además, por estar fundada en el movimiento - ‘solo necesitan cerebro los animales que muestran movimiento activo’ - asegura Llinás (2003a: 92), permite sentar las bases de una elaboración depurada de tales aptitudes.

Llinás, en una síntesis contundente, propone como germen de la psiquis (de la mente según él lo refiere) una particular ‘internalización del movimiento’ como parte de una representación abstracta de la realidad circundante que, ante lo captado por los sentidos (los ‘universales’ como él los llama), es capaz de traducirlo en una acción efectiva. Si bien compartimos de alguna forma esta visión creemos que es necesario dar un pormenor sobre este mecanismo sugerido. En el intento de aportar detalles, obligadamente esta visión de Llinás se verá modificada (aunque no necesariamente mejorada) para posibilitar un manejo coherente de la propuesta aquí presentada.

Bases teóricas del funcionamiento psíquico

Si se intenta hablar de una ‘fisiología’ psíquica es imprescindible basarla en una anatomía y una fisiología concretas. En el capítulo anterior analizamos el aspecto biológico en general; aquí, abordaremos con el detalle mínimo necesario los aspectos de la anatomía y fisiología cerebral que según lo vemos, dan sustento a este estado funcional tan especial que llamamos psiquis.

Teniendo en cuenta lo anterior damos a continuación las pautas biológicas y teóricas sobre las que se constituye la fisiología psíquica propuesta:

1. La psiquis se estructura de una manera homóloga a la realidad circundante y en una total concordancia con los sistemas reales; es decir, se sustenta en una misma lógica.
1.1. Para que sea posible tal homología es imprescindible un aparato perceptivo que atienda tanto al entorno exterior como al interior.

2. La coordinación temporal de las unidades operativas crea una geometría funcional que a la vez de dar el sustento estructural, permite definir una unidad funcional: el psicocito o célula psíquica.
2.1. El psicocito es planteado como un ensamble temporal (sincrónico) de dos ciclos con sentidos de giro opuestos que permiten ‘retener’ en su discurrir, aspectos que surgen del contacto que la psiquis mantiene con el exterior (ya sea extracorpóreo, o de dentro del organismo), y de aquellos que surgen de su propio funcionamiento.

3. Las oscilaciones neuronales sincrónicas en la banda gamma (20 – 80 Hz) permite la coordinación neuronal que da origen a la memoria de corto plazo (las de rango más bajo) [esta nomenclatura cognitivista será abandonada con el tiempo, y cambiada por una propia] y a los estados de conciencia y procesos cognitivos (las de rango medio y alto, respectivamente).
3.1. La memoria de largo plazo [idem al comentario anterior] está sustentada en la misma estructura psíquica.

{De aquí en adelante, nos basamos en el excelente trabajo de Llinás et al., "The neuronal basis for consciousness" - 'La base neuronal de la consciencia' - Phil. Trans. R. Soc. Lond. B (1998), 353, pp. 1841-1849.

p#1841  Propone que la consciencia es un estado funcional interno del cerebro, símil onírica, más que generada por los sentidos.

Salatino (2009): "La psiquis es una estructura funcional, producto de la actividad intrínseca cerebral, y modulada por los sentidos y los estímulos internos."

p#1842  Los eventos coherentes que se evidencian en el cerebro son más, tálamo-corticales, que corticales. Se pudo determinar la existencia de una actividad coherente 'estable' en la banda de frecuencia del ritmo γ (mayor a 40 Hz), que sería el resultado de una actividad resonante entre el tálamo y la corteza. A 40 Hz se activa una extensión de la corteza que corresponde, aproximadamente, a una columna (40 a 60 ㎛), comprobándose que, a mayor frecuencia, menor es la zona influenciada. En estado de vigilia y en el sueño MOR, sin embargo, el comportamiento es dual, o bien restringido, o extendido a zonas distantes.

p#1844  Se demostró que las áreas de 'silencio' {nuestras cuñas} entre los 'parches' de actividad de 40 Hz, eran generadas por una inhibición activa mediada por neuronas GABAérgicas, ya que los bloqueantes GABA, las hacían desaparecer. Estas neuronas serían las responsables del ritmo γ, y de la existencia de columnas tálamo-corticales resonantes.

p#1845  Se concluye entonces que la consciencia es un evento {funcional} no continuo {discontinuo} determinado por la actividad síncrona del sistema tálamo-cortical.

p#1846  Dado que dicha actividad está presente durante el sueño MOR, pero no en el sueño NO MOR, postulan los autores, que la resonancia tálamo-cortical es modulada por el tallo cerebral {Pedúnculos cerebrales - nuestro eje 000-111→ ahora (tiempo externo)}, y le daría contenido mediante las entradas sensoriales, en el estado de vigilia, y mediante la actividad intrínseca, durante el sueño. Todo esto indica que, eléctricamente, los estados de vigilia y de sueño MOR son similares, con respecto a la presencia de oscilaciones a 40 Hz, la diferencia principal radica en la imposibilidad que una entrada sensorial reinicie (reset) la actividad de 40 Hz durante el sueño MOR. Los resultados sugieren que durante el sueño MOR no se percibe el mundo externo, porque la actividad intrínseca cerebral no pone en contexto las entradas sensoriales, del estado funcional generado por el cerebro {consciencia}. Una posibilidad muy atractiva es considerar como sustrato morfo-fisiológico, al sistema talámico no específico, particularmente, el complejo intralaminar, que cumple un rol importante en la generación de la coincidencia que genera la consciencia. Esto está basado en: a) las neuronas aisladas de esta zona, disparan estímulos a 30, 40 Hz, especialmente, sobre el sueño REM; y b) el daño del sistema intralaminar talámico, resulta en letargia o coma (sustancia reticular talámica) {¡es el puente entre lo superficial y lo profundo!}

Lo anterior compone la red de 'alerta' que tiene dos componentes: 1) la formación reticular, que es la activadora {111}. Esta se ubica debajo de la corteza y se extiende a lo largo del tronco cerebral, el hipotálamo y el tálamo. Recibe conexiones de las vías sensoriales que van a la corteza, y de las vías motoras que salen de ella. Se cree que por medio de los núcleos intralaminares, o sustancia reticular talámica, y sus proyecciones, se ejerce la función activadora de la corteza. {de la psiquis}. La formación reticular posee 4 funciones: a) regulación del alerta, b) modulación de los reflejos musculares, c) regulación de las funciones autónomas, como: frecuencias respiratoria y cardíaca, y d) modulación de la sensación de dolor.

2) Corteza dorsal del lóbulo frontal derecho, que permite modular la activación anterior.}

4. Existiría un circuito de neuronas con centro operativo en el tálamo que oficiaría de marcapasos y cuya regulación estaría dada fundamentalmente por la sustancia reticular de cada uno de los centros nerviosos que integran el circuito.
4.1. El sustento neuronal daría origen a la coordinación de dos circuitos: uno superficial (de giro dextrógiro) que atendería el contacto con el exterior y prepararía las respuestas; y otro profundo (de giro levógiro) que se encargaría de modular las salidas en función de las entradas, dándole ‘sentido’ a lo que está llegando y con capacidad de operar aún en ausencia de ingresos externos.
4.2. Estos dos bucles (superficial y profundo) están relacionados de un modo complejo: son opuestos, complementarios y operan en forma concurrente (al mismo tiempo), dando así consistencia al ‘sueño heterárquico’ de McCulloch (1945). No obstante la sincronía el comportamiento temporal es distinto. El bucle superficial funciona a frecuencia constante (40 Hz), mientras que el profundo lo hace a frecuencia variable (20 – 80 Hz). Hay una sola forma de explicar que este comportamiento es simultaneo, y ésta es aceptando que cada bucle maneja coordenadas temporales distintas; es decir, el ciclo superficial se maneja con un tiempo externo (cuantitativo, discreto, el de la datación) y el ciclo profundo lo hace con un tiempo interno (cualitativo, continuo, el de lo subjetivo).
4.3. Las unidades funcionales están dispuestas en forma columnar y son operadas por las columnas resonantes tálamo-corticales, a las que Llinás (2003b: 412) signa como las unidades funcionales básicas de la conciencia y que en nuestro caso representan verdaderos marcapasos.

5. Tanto los estados de conciencia como los de sueño son discontinuos y de naturaleza pulsátil. Duran lo que Kristofferson (1984) estableció como el ‘quantum cognitivo’; o sea, 12.5 mseg aproximadamente y representan como lo demostró Llinás (1993), una especie de sistema de rastreo rostro-caudal que recorre toda la corteza cerebral durante ese tiempo.
5.1. Alternan, en el funcionamiento psíquico, periodos de ‘inconsciencia’ de una duración igual (12.5 mseg) a los de consciencia, en los cuales tienen lugar procesos significativos, como son: parte de la ‘carga de la memoria de corto plazo’ y la mayoría de los procesos cognitivos en sí mismos.
5.2. Los procesos volitivos tienen lugar durante todo el periodo entre ciclos (es decir, durante 25 mseg, a una frecuencia patrón de oscilación de 40 Hz (Llinás, 1993, p. 2078) ya que no necesariamente debe participar la conciencia para que se lleven a cabo.

6. Hay dos tipos de ‘conocimiento’ a que se da lugar: i) el compartido por todos los animales y que se pone de manifiesto a través de los PAF (Patrones de Acción Fijos). Estos, representando acabados modelos volitivos, promueven una de las funciones primordiales del cerebro: la predicción; y ii) El que deriva del proceso cognitivo mismo (patrimonio humano) en donde hacen pie la interpretación y el manejo de lo simbólico, como por ejemplo el lenguaje natural del hombre.

7. Fuera de los estados de conciencia esta psiquis puede manejar otros estados funcionales. Entre ellos el sueño en sus dos variantes principales: a) sueño MOR y b) sueño NO MOR.
7.1. Como todo estado funcional el sueño es operado por un marcapasos. En el caso del sueño MOR es el mismo que el utilizado durante la vigilia, y en el sueño NO MOR, en donde la frecuencia de oscilación es muy baja, estaría disperso por toda la corteza.
7.2. La diferencia entre vigilia y sueño MOR se establece a nivel de manejo del sistema perceptivo. Se dispone de un doble sistema de percepción: 1) aparato perceptivo externo (APE) y 2) aparato perceptivo interno (API). Estos aparatos son Autómatas Finitos Deterministas (Grimaldi, 1998, p. 315) que operan, en estado de vigilia, las entradas desde el exterior e interior del organismo, respectivamente. Durante el sueño MOR, ciclando a la misma frecuencia que durante el estado de vigilia, los aparatos perceptivos se unifican en un solo sistema (se transforma en un único Autómata Finito Indeterminista), volcando la atención ‘hacia el interior’. Lo externo es reemplazado por la memoria de largo plazo a la que se accede discrónicamente (no está operativo el ‘tiempo externo’ por eso el soñar es atemporal) y lo interno queda relegado al pasado (queda operativa parte de la memoria de corto plazo, por eso recordamos lo que soñamos durante algún tiempo) y es atendido por un único umbral, lo que hace que solo un estímulo intenso (externo o interno) pueda hacer recuperar el estado de consciencia.
7.3. Durante el sueño NO MOR, cuyas oscilaciones son de muy baja frecuencia, se pierde la capacidad de acceso a la ‘historia sincrónica’ y se opera con la mínima atención a lo básico, pero con un umbral más bajo para las ‘emergencias internas’. El sistema perceptivo se transforma así en un PAF instintivo; en un reflejo con mayor complejidad y mayor sensibilidad a los cambios bruscos, tanto internos como externos.

8. Desde la óptica de la Lógica Transcursiva los tres niveles funcionales descritos de la psiquis: vigilia, sueño MOR y sueño NO MOR, se corresponden en el psicocito con los planos representantes de las tres contexturas superficiales básicas: Sujeto, Cambio y Objeto; y en su disposición neurobiológica, con las identidades complementarias: Ss, Vs y Os. De esta manera, sobre esta suerte de trama superficial, que sirve de estructura psíquica primordial o ADN psíquico, queda plasmada la apariencia externa en una idea. En una composición complementaria y opuesta se despliega la función profunda, que tomando como argumento lo superficial (idea), constituye el pensamiento. Este pensamiento, origen de lo simbólico propiamente dicho, se escindirá luego proyectándose nuevamente en la apariencia como una estructura superficial para dar origen de esa manera, a nuestro lenguaje natural.

¡Nos vemos mañana!