Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 250)

Cuaderno XI (páginas 1501 a 1506)

(En este capítulo continuamos con parte del trabajo de Merrell, y completamos con una aproximación a los 'códigos orgánicos', un trabajo del italiano Marcello Barbieri)

En el desarrollo de su trabajo, Merrell, explica las 'estructuras disipativas' de Prigogine como parte de un proceso semiótico {¡Nada extraordinario!}, de lo que podemos rescatar, su equiparación con signos: que aumentan y disminuyen; o sea, en nuestros términos, este mecanismo explica tanto el nacimiento como la muerte de los signos. Terminando con el consabido: 'origen del orden desde el caos' {desorden}, y deja bien establecidas las diferencias entre las 'formas de vida', que generalmente caracterizan su tendencia a la asimetría, la irreversibilidad y el no-equilibrio como un sistema abierto, y los sistemas cerrados que incrementan su simetría y equilibrio, como es propio en el mundo inorgánico.

A continuación habla de la 'ruptura de simetría' que conduce a una 'tensión' entre orden y caos; o mejor, entre 'aparente desorden' y 'orden' subsiguiente. Este 'tensión' es ilustrada geométricamente por medio de lo que ha sido llamado como 'cuasi-cristales', primos cercanos de los cristales aperiódicos de Schrödinger. La geometría 3D está muy limitada para revelar la total naturaleza de la simetría de un cristal. Una representación 2D puede dar cuenta de una simetría 2D, 3D, 4D y 6D, pero nunca 5D. {¡Esto no lo entiendo!} Ciertas formas cristalinas extrañas, los cuasi-cristales, rompen esta regla, como lo muestran los 'mosaicos de Penrose', los cuales evidencian complejidad (aparente desorden) a niveles locales, pero un 'orden aparente' cuando son considerados globalmente, y bajo la perspectiva 3D.

Tenemos que estudiar muy bien lo siguiente:

                                       (2⁰x2¹)  (2¹x2²)       (2²x2²)      (2³x2²)  (2⁴x2²)
 2⁰     →     2¹        →         2²    →   2³     →     2⁴    →      2⁵   →   2⁶
(1)             (2)                    (4)        (8)            (16)           (32)      (64)
Primordio  Componentes  Nichos  Especies  Unidad(*) (?)       Vida (Código Genético)
RELACIONES: → → → →(1 y 2)→ (2 y 4)→(4 y 4) →(4 y 8) →(16 y 4)    (*) Unidad de Sentido
                                                                                        → ¿Nuestra estructura es un cuasi-cristal?
[lo anterior dará lugar, luego, a una de las tablas más elaboradas que tiene nuestro trabajo]

Desde una perspectiva 'local' {y no aparente o global} este 'cambio' desde 4D → 5D → 6D; esto es, desde la simetría a la asimetría y vuelta a la simetría otra vez, es comparable a lo que los físicos llaman: 'fase de transición, {y yo llamo 'transformación o cambio'} y también, a las estructuras disipativas de Prigogine. La termodinámica clásica predica la idea de estructuras en equilibrio, como los cristales. Las 'celdas de Bénard' {el ejemplo práctico de las estructuras disipativas - figura}

Estas celdas son estructuras, también, pero de un tipo diferente, ya que hay estructura y orden, en un lado de la 'ecuación', pero disipación y desecho, en el otro. Vale decir, el sistema mantiene un grado de autonomía a un determinado nivel, mientras que en otro, 'engrana' en constante interacción con el mundo exterior {¡Brillante!}. Los parámetros que describen un cristal ordenado derivan de las propiedades de las moléculas que lo componen. En contraste, las 'celdas de Bénard', tal como las estructuras disipativas de Prigogine, o los cuasi-cristales de Penrose, son un 'reflejo' {y aquí, esta palabra es clave} de la situación global de no-equilibrio que los produce. Los parámetros que los describen no son el orden de los 10⁻⁸ cm (como lo es la distancia que hay entre las moléculas de un cristal), sino del de los centímetros. En forma similar, las escalas de tiempo son distintas. Ellas no corresponden a los tiempos moleculares individuales, que corresponde, más o menos, a 10⁻ⁱ⁵ segundos, sino a tiempos microscópicos (segundos, minutos, horas).

p#18  Los procesos vivos: las estructuras vivas son disipativas; para permanecer vivas deben, permanentemente, disipar la entropía {tramitar la energía}, con el objeto de no ser alcanzadas por el segundo principio de la Termodinámica, que terminaría con ellas al llevarlas al estado de equilibrio estático.


Desde este punto de vista, los sistemas en equilibrio, solamente 'son' {¡pero no existen! poseen Primeridad (1) y Secundidad (2), pero están desprovistos de la fuerza mediadora de la Terceridad (3) - figura adjunta. ¡Esto es magnífico!}



De nuevo, estrictamente, dentro del plano biológico de las estructuras disipativas, los sistemas abiertos son capaces de asimilar energía libre y expeler energía dentro de su entorno. Pero este flujo sistema ⇄ entorno, debe ser en gran parte irreversible, para que un estado de no-equilibrio, exista efectivamente. Tal irreversibilidad demanda tres modos básicos de interpretación: 1) Dinámica clásica cartesiana: newtoniana, reversible y simétrica; 2) Termodinámica: inorgánica (no viva), irreversible y asimétrica; y 3) Estructuras disipativas: orgánicas (vivas), así como inorgánicas, irreversibles y asimétricas.

Con respecto a 1) es irrelevante que la luna gire alrededor de la tierra, en un sentido o en otro, la ecuación es la misma. Las implicaciones de 2) incluyen una tendencia, estadísticamente determinable, hacia la degradación universal, 'calor muerto', sin tener en cuenta el surgir, aparentemente espontáneo, de las formas vivas; pero 3), un movimiento perpetuo hacia formas altamente complejas, vía la auto-organización, ofrece un panorama de 'islas de orden' sobrenadando en la corriente que se mueve hacia el desorden, la degradación entrópica. La distinción entre estos tres modos, por ser altamente irreductibles unos a otros, es discontinua {binaria}; uno es accesible por otro, solo en el 'borde catastrófico'.

La ruptura de simetría entre pasado y futuro, o entre 'antes' y 'después' resulta en un orden temporal, o causalidad, en sentido estricto. {ahora, la relación causa-efecto es estrictamente simétrica. ¡Esta es la base del reduccionismo científico!} Dado que el proceso descrito en 2), puede ir solo en el sentido de la uniformidad y equilibrio, cualquier condición inicial no uniforme, es introducida como una fluctuación aleatoria. No hay principio de ordenamiento a este nivel, que podamos advertir.

Intentaremos dar cuenta de la auto-organización de los sistemas evolutivos, a un tercer nivel de interpretación {del sentido}. Esto requiere de la inestabilidad de orden termodinámico que conduce a una ruptura de la simetría del tiempo y del espacio. Prigogine arguye que el no-equilibrio, o más específicamente, las condiciones lejos del equilibrio, son las formas más significativas de orden. {para la vida, se entiende} Tales condiciones, 'lejos del equilibrio' y sus estructuras disipativas acompañantes, eventualmente, evolucionan hacia la termodinámica no lineal de los procesos irreversibles, dejando vislumbrar, en el trabajo interno, la generación espontánea de orden a través de fluctuaciones; esto es, orden del caos, todo lo cual, caen en la línea del concepto biológico de auto-organización. [no estoy de acuerdo con esta forma de describir este maravilloso proceso, que es muy parecida a como lo hace Prigogine, por lo que ha sido duramente criticado. Yo lo veo de otra forma. Para mí, lo que prima es el desequilibrio (el desorden), de esto se trata la vida. En cuanto aparece orden, todo se acaba. Claro que este desorden es acotado; en realidad, se trata de un desequilibrio estable (por ejemplo, la diferencia de potencial eléctrico que existe entre el interior y exterior de cualquier célula viva), que es permanente perturbado por el entorno. Cualquier ser vivo, por simple que sea, se adapta a estas fluctuaciones ambientales, fluctuando también, para mantener ese 'gradiente' de vida. Cuando un estímulo externo es lo suficientemente violento como para romper esa sutil organización (que no debe confundirse con orden, en el sentido estricto, como lo hace Prigogine), se produce una desorganización que atenta contra la vida. En este momento, el ser vivo entra en crisis (está al borde de una catástrofe), lo que lo enfrenta a una disyuntiva: o cambia (se complejiza) hacia un nivel más alto de complejidad (reorganización), adquiriendo un nuevo y más calificado estado de desequilibrio estable y sigue adelante con su desarrollo; o directamente, muere por no poder adaptarse. Este proceso se llama: Morfostasis; es decir, el proceso de auto-organización que permite el crecimiento y desarrollo, por adaptación, de todo ser vivo.]

Desde el más básico ejemplo de proceso viviente, ARN y ADN, dependen para su existencia, de una forma especial de catálisis [La catálisis es el proceso por el cual se aumenta la velocidad de una reacción química, debido a la participación de una sustancia llamada catalizador], resultante de la polimerización [La polimerización es un proceso químico por el que los reactivos, monómeros (compuestos de bajo peso molecular) se agrupan químicamente entre sí, dando lugar a una molécula de gran peso, llamada polímero, o bien una cadena lineal o una macromolécula tridimensional] de polinucleótidos - resultando una repetición recursiva de unidades estructurales básicas. Esto se produce de dos formas: a) crecimiento lineal que culmina en una condición de equilibrio estacionaria {sin vida}, y b) el surgimiento de una polimerización cooperativa sustentada en un marco molecular complementario que sigue las reglas de 'apareamiento' de Watson & Crick [replicación del ADN], de acuerdo a las cuales, las 4 bases elementales se unen para formar la doble hélice.

El crecimiento lineal es el modo primitivo de cómo crecen los cristales (lo inorgánico), pero las estructuras disipativas con sus procesos auto-catalíticos, propios de los seres vivos, son capaces de mantener una apertura selectiva con su ambiente, permitiendo así, un crecimiento exponencial. No obstante, no dependen de ninguna fuerza o motivo externo, para perpetuar su actividad auto-organizativa; surgen por sí mismas, a través de su propia generación. La catálisis es habilitante. Ella permite reacciones que se producen bajo determinadas condiciones que, de otra manera, no serían posibles. Esto dio origen a la provocativa hipótesis de M. Eigen [Manfred Eigen (9 de mayo, Bochum, Alemania, 1927) es un físico y químico alemán galardonado con el Premio Nobel de Química en 1967, por sus investigaciones sobre las reacciones químicas rápidas, causadas por destrucción del equilibrio químico provocado por un rápido impulso energético] (1977) del 'hiperciclo'. (figura)

Luego de la formación de moléculas proteicas lo suficientemente complejas, y de polinucleótidos, ambas entran en una fase dinámica, en la cual interactúan, en etapas de complejidad creciente.
Esta interacción constituye lo que Eigen llamó: 'hiperciclo auto-catalítico auto-reproductor'.

Los polinucleótidos Ii son 'transportadores de información': a) para su auto-reproducción auto-catalítica, y b) para usar la proteína o enzima precedente Ei-1, para sintetizar una nueva Ei en el próximo paso del ciclo. Cada especie molecular ofrece algo que la otra no tiene; los polinucleótidos, dada su estructura de largas cadenas moleculares, son buenos transportadores de información; y las proteínas, son excelentes catalíticos. Ambas capacidades juntas, hacen posible la auto-reproducción. {esto es posible de asimilar a nuestro esquema, el que está representado en la parte inferior de la figura adjunta}

p#21  ORDEN DEL CAOS - El carrusel de la Semiosis

Describe el pasaje de flujo laminar a turbulento (del vapor de H2O). O sea, las estructuras disipativas o el 'proceso estructura'. {¡Me gusta!, describe muy bien mi 'espiral'}

Tales estructuras disipativas están signadas por su interconexión {interrelación} y la no-linealidad. Ellas generan un orden relativo; esto es, un orden a un nivel de complejidad mayor, desde el caos. {desorden} Este proceso es irreversible y tiempo-dependiente, tanto en el micro como en el macronivel, debido a la ruptura de la simetría témporo-espacial; en contraste con la simetría acoplada con la mecánica clásica, exclusiva de su macronivel (termodinámica irreversible). Ante todo, repetimos, ellas son auto-organizadas. La vida ya no es considerada como una 'delgada' superestructura, extendida sobre un mundo inorgánico y sin vida - recordando los cuasi-cristales aperiódicos - sino, más bien, como ya se sugirió, en el principio de auto-organización descansa la base común de la vida y la no-vida.

{hacemos un pequeño comentario sobre el tiempo, ya que no es tema del capítulo II de la Tesis, y además, el autor lo toca en profundidad más adelante; solo para decir que no coincido con su distinción entre lo vivo y lo no vivo, que él establece como la existencia de irreversibilidad, micro y macro para lo primero, y solo macro, para lo segundo. Para mí, lo micro - que en realidad es profundo (oculto) - es reversible en lo vivo (que es lo único que tiene estructura profunda). Macroscópicamente, no hay distinción posible y, efectivamente, es irreversible. En otras palabras, lo vivo se distingue de lo no vivo, por su estructura profunda; por lo tanto, la clave es el tiempo, lo que permite que el sistema tenga una historia [evolutiva]}

El universo clásico es incapaz de describir el universo no-clásico de las estructuras disipativas, el cual precisa de otro lenguaje (complementario) para su descripción. {de allí nuestra estructura profunda}. El requiere de un proceso descriptivo {esto, mejor explicado, es nuestra espiral, como estructura-lenguaje, como el ADN}, un lenguaje del cambio continuo, de la perpetua mutabilidad. {por esto estudié el Libro de los Cambios (el I Ching)} En realidad, la evolución de toda estructura disipativa, requiere de 2 lenguajes complementarios: uno microscópico (estocástico [Se denomina estocástico (del latín stochasticus, que a su vez procede del griego στοχαστικός, "hábil en conjeturar") al sistema cuyo comportamiento es intrínsecamente no determinista. Un proceso estocástico es aquel cuyo comportamiento es no determinista, en la medida que el subsiguiente estado del sistema está determinado tanto por las acciones predecibles del proceso como por elementos aleatorios]), y uno macroscópico (deterministico, pero impredecible). {dicho con nuestras palabras: la vida es biológica - es binaria (discreta) en la superficie (irreversible), y difusa (continua) en su profundidad (reversible y cíclica) que evoluciona como lo hacen las estructuras disipativas, haciendo uso de retroalimentaciones: negativa, para crecer y desarrollarse, y positiva, para reproducirse ¡Brillante! Y esto constituye un solo lenguaje (el lenguaje universal (LU)), y no dos. El LU es el lenguaje de todo lo real, que en lo vivo, lo psíquico y en lo social, marca la diferencia con la materia inerte. ¡Espectacular!}
→→→→→→→→ Suspendemos, momentaneamente, a Merrell ←←←←←←←←


Apuntes de "The Organic Codes - The Birth of semantic biology" - 'Los códigos orgánicos - El nacimiento de la Biología semántica', Marcello Barbieri, 2003.

p#18  Epigénesis: cadena de una génesis tras otra , en donde aparecen, en cada una, nuevas estructuras, nuevas funciones, un aumento de complejidad del sistema. Término aplicado al desarrollo embrionario. {en nuestro caso, le agregamos, que este aumento de complejidad está condicionado por el entorno; en otras palabras, es contextual} Esta epigénesis consiste en tres procesos fundamentales: 1) crecimiento, 2) diferenciación, y 3) morfogénesis.

p#22  "Las células son las 'unidades lógicas' del mundo viviente."

p#32  La célula epigenética: el hallazgo más sobresaliente del S.XX fue el descubrimiento de que la información de un gen, está determinada por el orden de sus nucleótidos, tal como la información de una palabra, está en el orden de sus letras. {Configurada la proteína (la palabra), luego viene el plegado que confiere el significado a su acción}

[hace todo un abordaje del 'significado lingüístico' del código genético, absolutamente inapropiado, banal y anodino]


 El código genético es el único código orgánico reconocido oficialmente, pero - según lo ve el autor - sirve de modelo a otros códigos orgánicos. Para comenzar - considera - la diferencia que existe, a nivel molecular, entre los proceso informaciones y semántico. [sigue utilizando paralelismos que no resisten comentario alguno] En Biología - dice - el ejemplo seminal de esto, lo constituye, respectivamente, la transcripción del ADN, y la traslación del ARN (figura anterior).

En la transcripción, una cadena de ARN es ensamblada desde la información de una cadena de ADN, y para dicho ensamblaje, es suficiente una catálisis biológica normal (la presencia de una ARN-polimeraza), porque el paso requiere un único proceso de reconocimiento (un acople ADN-ARN). En la traslación, en cambio, se deben llevar a cabo dos procesos de reconocimiento independientes, el cada paso, y la catálisis de la reacción (en los ribosomas) necesita moléculas especiales (primero, llamados adaptadores, y luego, ARN transferente) con el fin de relacionar ambos procesos. En resumen, un aminoácido es ligado a un ARN transferente por una enzima que reconoce, específicamente, una región del ARN transferente, mientras una región distinta (el anticodón) interactúa con un ARN mensajero. El reconocimiento del lugar del codón es independiente del reconocimiento del aminoácido, y es esta independencia, la que hace imprescindible un código. Sin un código, un codón, podría asociarse con distintos aminoácidos, y así, la especificidad biológica, la más preciada propiedad de la vida, se perdería. [insisto, el abordaje que Barbieri hace de este importante tema, no es más que un 'cazabobos', porque no define nada concreto, hace participar la teoría de la información (con grandes aproximaciones informáticas) de una manera desmedida, y mucho peor aún, tergiversa conceptos lingüísticos que, claramente, no maneja]

¡Nos vemos mañana!