Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 238)

Cuaderno X (páginas 1429 a 1434)

(Hoy vamos a poner en evidencia una etapa muy particular de mi investigación. Particular porque, mientras buscaba denodadamente, cualquier correspondencia posible entre hechos de la realidad y mi sistema, para probar su valía, por casualidad me encontré con un libro maravilloso: el "I Ching". Sé que esto puede parecer 'poco científico'; igual me lo planteaba yo mientras dudaba en comprarlo. Pero al fin me decidí, y sin lugar a dudas, ha sido una de las mejores adquisiciones que he hecho en mi vida. ¿Por qué tomé esa decisión? Porque "I Ching" significa, textualmente, 'El libro de los cambios', y como el cambio es la base de todo mi sistema, no lo pensé dos veces.)

La antigua filosofía china legó a la cultura oriental una serie de cinco documentos fundamentales (los Ching) que dejan plasmado el pensamiento de este pueblo milenario. Uno de esos documentos y quizás el que mayor difusión haya tenido, es el libro de los cambios o de la mutaciones (I Ching). (Wilhelm, 2007) Este tratado de filosofía natural fue compilado por Fu-Hsi y editado por Confusio y su origen se ubica aproximadamente, en el S. XI a.C. En un comienzo fue un libro sin palabras, tan solo una sucesión finita de signos no idiomáticos de significados infinitos y como tal, una síntesis enciclopédica de la realidad que daba la posibilidad de descubrir las contradicciones que se esconden tras las apariencias y comprender así, cabalmente, los cambios que se suceden en nuestra vida. De esta manera – como dice Vogelmann (1975) – este legado de la antigüedad china es una versión ‘humanista’ del lenguaje de los signos, que en sí es abstracto y omnicomprensivo, pues se refiere fundamentalmente a la trama del mundo humano, a la vida de los hombres en todas sus circunstancias. Se muestra así un modelo cíclico de la naturaleza que se interpreta de acuerdo con la actividad recíproca de un par de fuerzas fundamentales opuestas como el yin y el yang. Más allá de las vejaciones esotéricas a las que es sometido en occidente, el I Ching constituye per se un sistema lógico con la suficiente solidez y coherencia como para que pueda ser analizado con absoluta objetividad científica. Las potencias o principios que representan el yin y el yang fuera de ser opuestos, desde el punto de vista funcional operan como complementarios y concurrentes. Esta dualidad de fuerzas muestra una alternancia que evidencia un cambio permanente de transición de uno a otro. La conversión de un principio en su opuesto (sin dejar de ser totalmente lo que era) se le llama mutación o transformación y representa uno de los fundamentos básicos del I Ching.

"El I Ching considera todas las cosas que experimentamos, hacemos, decimos, sentimos y tratamos; y encuentra en ellas un mismo contraste de cualidades. Sin él no hay nada, con él, cualquier cosa en nuestro mundo puede ser visto o descrito. Nuestro mundo y vida están basados sobre la actividad y cambios de complementos." Pero esto sucede porque dentro de los cambios hay constancia.

Para imaginar esto, piense en una luz encendida, brillantemente, por siempre sin dar sombras. Esto es un tipo de constancia. Ahora imagine una luz fluctuando con sombras, siempre, de una manera que no forme patrones, y sin orden. Podemos percibir esto, pero esa percepción todavía no tiene sentido. Finalmente, considere una luz que crece en brillo, y luego, disminuye hasta la oscuridad, para luego, brillar nuevamente, en un cielo sin fin. Ahora, la repetición de los contrastes de luz y oscuridad se transforman en un ciclo constante. Debido a que se repite, constantemente, el mismo ciclo, la percepción sigue 'patrones' que comenzamos a aprehender hasta que, finalmente, aparecen la requema total y la complejidad de nuestro mundo y de nuestras vidas.

Por tanto, la constancia de los ciclos que se repiten, por sí mismos, hace posible todo lo que experimentamos y hacemos. Estos ciclos siempre nos posibilitan cambiar, y la libertad para cambiar, y al mismo tiempo, crear el inmutable fundamento de nuestra vida y nuestro mundo.

Fuera de esto, analizaremos la palabra I (yi) que tiene tres distintas cualidades: Chien I (Qián yi) o fácil y simple, refleja cuan fácil y simple es nuestro mundo en su despertar. Pien I (Pián yi) se refiere a su aspecto de continuo cambio; y Pu I (Pu yi) se refiere a su constancia. {está describiendo la unidad real, o sea, el PAU}

En el I Ching está el Tai Chi o gran término {nuestro PAU} el cual genera las dos formas o Liung Yi {nuestros SVO/O⊽S} estas formas generan los 4 crean los 8 trigramas o Pa Kia {nuestras especies: 000, 001, 010, 011, 100, 101, 110, 111}.

O sea, esto nos dice que si intentamos estudiar el I Ching {lease: la realidad}, debemos seguir una progresión lógica: primero, entender el significado del Tai Chi, y luego, como este significado progresa a Lung Yi, Isu Hsiang, y Pa Kua {vale decir, un esquema absolutamente binario: 2¹, 2², 2³. Aunque nuestro procedimiento opera al revés, ya que va desde las especies hasta la unidad del hecho sémico. Parte de 2³→2²→2¹. Es decir: especies → nichos ontológicos → PAU}

Para la filosofía China, decimos que cualquier parte de la vida {realidad} opera de la misma forma que el TAO o universo, como un todo. El microcosmos sigue estrechamente al macrocosmos. {nosotros lo vemos al revés}

Primero necesitamos conocer el concepto de cambio. Si no hay cambio, no hay nada. Si hay cambio, o aún, la posibilidad de cambio, podemos decir que la situación de Tai Chi ha comenzado. Es por esto que el I Ching es conocido como el 'libro de los cambios'. El Tai Chi surge del Wu Chi, aquello que hay antes de que el universo comience a ser. {¿potencialidad?}

Da como ejemplos: la manzana que se pudre y el tornado, para explicar que todo tiene un comienzo (donde todavía 'no es') (Wu Chi), luego 'es' (Tai Chi), se alcanza el máximo de desarrollo y, finalmente, desaparece (vuelve al Wu Chi). Todo lo que observamos en la vida, incluidos nosotros mismos, sigue el mismo patrón. {como diría Salatino, en la introducción del primer capítulo, 'son de la misma manera'}

Cuando el Wu Chi cambia a Tai Chi, y una cosa 'existe' y puede ser observada {aprehendida}, comienza una dualidad. En cualquier momento de la existencia de una cosa, {hecho sémico}, parte de ella cambia y parte de ella permanece inmutable (sin cambio). Llamaremos a la parte que no cambia {en forma aparente: en realidad no hay tal dualidad, en cuanto al cambio en sí; lo que hay es dos tipos de cambios: aparente y oculto} yin (in), y a la parte que cambia: yang (iang).

Los filósofos chinos usan  = yang, y  = yin. Otra forma de representación es  y , respectivamente.

Más allá de los símbolos que se utilicen, lo importante es entender la mayor característica de la dualidad: donde hay yin, hay también yang, y viceversa. {son copresentes, simultáneos, concurrentes} Otra cualidad del yin y del yang es que podemos aplicarlos a cualquier objeto o proceso en nuestro mundo. Ellos no describen un objeto particular, sino todas las cualidades y se refieren a todos ellos.

Como dice Lao Tzu: "un yin solo no puede nacer; un yang solo no puede crecer". {¡palabras musicales para mi oído: describe absolutamente mi sistema adaptativo!

"Un yin y un yang hacen el Tao." {la unidad de sentido}



En el diagrama anterior vemos al Wu Chi, dando nacimiento a un 'estado' Tai Chi. Si no hay movimiento en el comienzo, el estado inicial del Tai Chi, su yin y yang están combinados como si fuera una batería (almacenaje) para la electricidad. Pero si hay movimiento, el yin y el yang se separan, haciéndose distintos, igual que la batería usa sus polos opuestos para producir calor, energía y luz.

{viene muy bien el ejemplo porque muestra dos oposiciones en mediación: aquello que contiene a los polos (los reúne, separándolos) no provoca movimiento; pero aquello que los separa (+, -) (uniéndolos), provoca movimiento}

En esta separación del Tai Chi son creados los dos símbolos del Liung Yi (yin/yang). Este primer paso básico, luego, evoluciona a los trigramas y hexagramas del I Ching.

Esta filosofía del yin/yang dentro del I Ching tiene tres aspectos básicos:
1) Hsiang o símbolo {nuestra topología}. esta está basada en los símbolos ◦ , y el diagrama Tai Chi  , y los símbolos ⚊ , arreglados en varias combinaciones: 4 símbolos, 8 trigramas, o 64 hexagramas.

2) Li o Filosofía {lógica} {00, 01, 10, 11}

3) Shu o Número {proceso basado en una oposición mediada por otra oposición}. Aquí, los número son usados para deducir el aspecto de los eventos futuros, revisando lo que ocurrió en el pasado. {igual que lo nuestro: control productivo basado en un modelo}

"Para el Tai Chi el 'trigrama interno' representa un estado de la mente, y el 'trigrama externo', una condición del cuerpo". Estos dos conjuntos de trigramas. {para nosotros: tríadas → que no es lo mismo, pues, son el equivalente a un hexagrama completo} son trasladados dentro de una serie de movimientos {¡genial!} incorporando {como motor} el constante cambio entre yin y yang.

Los 4 símbolos: el I Ching usa un 'arreglo de líneas', en una secuencia determinada. Los lugares 
ocupados por las líneas, en ese arreglo, se llaman YAO (爻) {¡Curioso el símbolo! ¿No?}⎯⎯⎯⤥

Un YAO puede ser ocupado por . La línea indica yin o yang {YAO ≅ nicho ontológico}. Todas las dualidades, todos los contrastes, de cualquier tipo, pueden ser caracterizados como yin para uno del par, y yang para el otro. Si llamamos oscuridad al yin, luego, yang es luz. Si llamamos frío al yin, luego, yang es caliente. Y así, sucesivamente. Usando varios yaos podemos caracterizar una situación muy compleja, llenándolos, ya sea con yin o con yang.

Hay distintas formas de derivar, del Tai Chi, estos 4 símbolos:


Si asignamos Norte al yang y Sur al yin podemos, perfectamente, codificar los 4 puntos cardinales:

Esta disposición está de acuerdo con la mayoría de las cosmogonías, por ejemplo, la egipcia, con la apariencia astronómica y con nuestra lógica.

Las dos primeras, porque siguen el trayecto aparente del sol, que 'nace' por el Este (donde los egipcios colocaron los templos), tiene su máximo fulgor en el zenit y decrece o 'muere' en el Oeste (donde, los egipcios, colocaron sus tumbas).

El yin (la oscuridad) llega en la noche, donde Nut está gestando al dios sol (Ra), para parirlo al alba siguiente.




Dos oposiciones que se 'median' entre sí:

Es aplicable a la geometría y a la representación gráfica del sistema binario, y al nuestro (tetrario).

Los 4 símbolos, no solo representan las fases lunares, las partes del día, los puntos cardinales, las estaciones del año, sino también, el destino del hombre, aún de la sociedad; en pocas palabras, ¡Toda la realidad!

Los 8 trigramas - cielo, tierra y humanidad: dice la historia que provienen de Fu Hsi (2953 - 2838 a.C.). O sea, ¡Mi PAU tiene más de 5000 años!

Fu Hsi hizo mi trabajo de Tesis, veamos: se dedicó al estudio de los cielos y la tierra. Dirigió sus ojos hacia el cielo y estudió astronomía, a través del movimiento del sol, las estrellas, la luna y los planetas. Luego los volvió hacia la tierra y observó los campos, llanos, ondulados y montañosos. Estudió el clima, las mareas, las tormentas, y los cambios regulares de las estaciones; luego, la historia natural reclama su interés, y observa los pájaros y los animales y descifró sus lenguajes. Finalmente, se dedica a observarse y estudiarse a sí mismo. Fuera de esto, creó los 8 trigramas, como un método en común con el mundo invisible y espiritual, y una manera de ser parte de todo dentro del mundo visible {apariencia}. Él también lo usó para representar las relaciones de todo en nuestro mundo 3D, y para construir imágenes de todo cuanto existe en nuestro mundo.

Al agregar una línea al yin y al yang, se forman los trigramas. Esta tercera línea representa la creación {el cambio}, particularmente, la creación de la humanidad, por el cielo y la tierra {(S)ujeto y (O)bjeto}. Así, el yin y el yang, no solo son vistos como existentes separados, sino como interactuando y produciendo lo nuevo; una tercera cualidad. Estos son llamados 'los 3 poderes' o Sàn Tài (三大)


Uno de los propósitos más importantes de los trigramas, es describir las relaciones sociales (figura anterior)

La figura adjunta muestra el perfecto encaje entre nuestro sistema y los trigramas del I Ching










Comenzamos a comprender, cómo, a través del diagrama Tai Chi, podemos describir nuestro mundo {nuestra realidad}. Primero tenemos el Wu Chi, no-cambio {para nosotros, al principio hay solo cambio}; luego tenemos el estado Tai Chi, donde hay un pequeño cambio. Por tanto, ahora tenemos cambio y lo inmutable. {para nosotros, cambio evidente y cambio oculto} Aparece una dualidad, las 2 formas llamadas Liung Yi. Si necesitamos describir nuestro mundo de esta manera, podemos hacerlo mediante la siguiente figura:
         0
- ⎯⎯⎯⎯⎯⎯׀⎯⎯⟶+

Podemos ver que la línea, desde un punto de origen (0) tiene dos direcciones. Usando estas 2 formas podemos describir cualquier lugar en la línea, en relación con su origen. Necesitamos un YAO para hacer esto, y por tanto, podemos llamarlo unidimensional (1D).

Si tomamos 2 de las lineas anteriores y las colocamos perpendicularmente, creamos un diagrama que es más reconocible para nosotros, como el plano o las coordenadas de Descartes:

Si examinamos el diagrama adjunto, podemos ver que ahora, necesitamos 2 líneas, que llamamos: largo y ancho, para identificar cualquier lugar en el plano. Con estos 2 yaos podemos localizar cualquier punto en relación con el origen, en el centro del diagrama (0). Así, podemos 'armar' los 4 símbolos {nichos}. Aunque vivimos en un mundo 3D, usamos muy frecuentemente los mapas 2D.

Ahora agregamos una línea más, perpendicular a las 2 anteriores y obtenemos las 3D o coordenadas espaciales. (diagrama inferior).

En 3D obtenemos los 8 trigramas.






Mientras nuestros 3 yaos del espacio son explícitos y definidos, debemos agregar algo a ellos, para reconocer las otras percepciones, que tenemos de las cosas, que al final no sabemos cómo describir: el tiempo y el mundo del espíritu. Para esto agregamos un trigrama, según el siguiente detalle:

Se lee de abajo hacia arriba, y en nuestro sistema se representa: S (01[1]), V (11[3]), O (10[2])

Lo demás es puro cálculo.

De esta manera, con 64 hexagramas, sí podemos representar toda la realidad.

Y como si esto fuera poco, con 64 tripletes, podemos representar toda la variedad genética; algo que veremos más adelante.

[Como el lector ha podido apreciar, fue muy importante el haber comprado y estudiado el 'libro de los cambios o I Chin]

¡Nos vemos mañana!