Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 122)

Cuaderno VI (páginas 729 a 734)

(Con este capítulo culmina el primero de los tres volúmenes que comprende esta obra, el que será publicado en breve, y en el cual tendrán continuidad las 'historias de vida' que acompañan a este relato; las que quedaron interrumpidas, en este blog, en el capítulo 57.)

Siguiendo con Peirce, diremos que un signo es algo que está en alguien por alguna cosa, en algún aspecto o capacidad. Estos signos que denotan una capacidad de un objeto, se componen con otros en un emergente, que a su vez son signos compuestos., y connotan una dirección o sentido (ver Wittgenstein) del mismo, lo que establece el 'sentido de giro' del emergente. Esos emergentes se dirigen a alguien, o sea, generan en la psiquis de un individuo una serie de 'nociones' que caracterizan a la res extensa (estar (1D), ocupar (2D), existir (3D)), para luego por composición y activación (temporización) generar una idea (ideogénesis) que da base a los pensamientos (¿res cogitans?), que es una organización absolutamente simbólica y no sígnica como postulara Peirce, ya que surge de la estructura que partan las ideas.

La vida psíquica se podría describir como una estructura temporal representada por una 'espiral de espirales', compuesta por una sucesión de nociones - ideas - pensamientos, que disponen para la acción; es decir, para intervenir en las cosas (los hábitos de Peirce), y en donde, en total acuerdo con Peirce, el lenguaje cumple la función de expresar y describir estos hábitos a través de conceptos (disposiciones abstractas que surgen del pensar y que definen la actividad intelectual. [algo que luego sería totalmente desestimado]) que las palabras pueden conducir.

De esta manera no es necesaria la 'regresión infinita' de interpretantes de otros interpretantes. La idea (el ser de la cosa) es único ya que es 'sellado' por un tiempo determinado, que sería el equivalente al interpretante de Peirce. El fundamento de Peirce que se lo asigna a una especie de idea, en realidad es la simbolización de una estructura activa (idea) y representa nuestro pensamiento, que da cuenta del cómo opera el ser de la cosa en el acaecer de lo real percibido; vale decir, su aspecto funcional.

Tener idea de una cosa es determinar su 'ser' que no nos dice de lo que la cosa es, sino de cómo se nos presenta en su acaecer ('El mundo es todo lo que acaece' - L. Wittgenstein), a través de los hechos (relación entre objetos inertes, o entre estos y los sujetos) y eventos (relación entre sujetos). [esta diferenciación luego será abandonada]

Un emergente es, luego, un signo compuesto (dinámico) que denota el acaecer.
El acaecer de la realidad está dado por: hechos y eventos.

En los eventos (relación entre sujetos), el emiten (fuente de la acción) se transforma en individuo (sujeto social) y el destinatario en objeto interpretante. Se puede establecer la relación en el mismo sujeto que oficia simultáneamente como un objeto destino de su acción (acción reflexiva), y podría caracterizar la autoconsciencia. [algo que será, no solo olvidado, sino proscrito]

Las ideas son signos activos (temporalizados) y los pensamientos, signos motivados (símbolos intrínsecos - no arbitrarios). Los signos activos (núcleo del psicocitos) promueven siempre una acción o comportamiento (ver Morris) (nodo M). Esta acción puede estar conducida por un pensamiento, o sea, por una simbolización elaborada (control predictivo) o sin la intervención del pensamiento como sucede en el acto reflejo (control preventivo).

El hombre solo puede pensar por medio de palabras, ya que el acto de pensar y el de comunicar los pensamientos es la función de los símbolos explícitos (arbitrarios) que constituyen el lenguaje. Los pensamientos en sí (no su elaboración e interpretación) no pasan a palabras; son la parte final de la estructuración funcional de la psiquis, por tanto, no son evidentes en cuanto tales a través del lenguaje. (con lo cual el psicoanálisis de Lacan carece de sustento) Toda esta estructuración (nociones - ideas - pensamientos) está vedada a la consciencia y a la consciencia de los demás, y pertenecerían a algo así como el inconsciente de Freud. Por tanto el lenguaje no es la realidad, como decía L. Wittgenstein, ni la suma total de sí mismo como asevera Peirce: lenguaje es una forma de comunicar la interpretación de la realidad y de sí mismo. Si podríamos aceptar que el lenguaje es la cultura del hombre, vale decir, su acaecer comunitario ya que permite describir y explicar los fenómenos psíquicos a través de una simbolización social. [buena parte de los conceptos vertidos en este párrafo serán proscritos con el tiempo, esto es, cuando se pierda definitivamente el 'temor' a la norma racionalista y prime la 'cordura' subjetiva.]



Objetivos de la tesis: la construcción de un autómata capaz de un comportamiento simbólico, vale decir, donde 'signos estímulo' susciten 'símbolos respuesta' que permitan generar una estructura (psiquis) que registre tal experiencia, aunque vedando la posibilidad de acceder a dicha estructura subyacente, y además, faculten un comportamiento simbólico 'socializado' (lenguaje).
[este primer planteo sobre la investigación realizada durante más de tres años, como una posible plataforma de un trabajo de Tesis Doctoral, surge luego de una consulta con mi amiga, la Dra. Lingüista y futura Directora de mi Tesis, quien, en esa instancia, me derivó a un Filósofo e Historiador mendocino, profesor emérito de la Facultad de Filosofía y Letras, para presentarle un esbozo de este trabajo y ver si aceptaba dirigirme. Los detalles vivenciales se dan en el primer volumen de la historia de la lógica transcursiva, de próxima edición.]



Caracterización de los fenómenos: (figura)





La figura anterior es, en principio, un esbozo de cómo veo la realidad, comenzando por sus componentes (S y O), sus relaciones con el cambio (V) y la codificación correspondiente. Luego se ve la percepción en donde, al captar esta escueta realidad planteada, se forman las nociones (1ª, 2ª y 3ª) que pasan a formar parte de la estructura psíquica (psicocito) en donde tiene lugar el fenómeno de ideogénesis para transformar los signos percibidos en signos activos (ideas) mediante temporización, para después someterlos a una simbolización primaria que los transforma en signos motivados, es decir, pensamientos, que en última instancia finalizan con la promoción de una acción como respuesta a lo percibido.

A continuación de lo anterior, vendrá una simbolización secundaria (explícita o arbitraria) que se volcará al comportamiento social (signo contextual) Aquí el S se transforma en individuo y las relaciones son de dependencia, lucha y fuga y apareamiento.



[A continuación tendría que venir el primer borrador de la introducción al proyecto de investigación, pero dada su pésima calidad, su alto tenor de agresividad, su objetivo poco claro, prefiero omitirlo. Básicamente porque, no solo no aporta nada, sino que caigo en errores infantiles que se suponían superados. Por tanto, y a diferencia de otras oportunidades en donde, a pesar de estar equivocado en principio, lo he colocado igual porque forman parte de mi aprendizaje y así coadyuva para el entendimiento de la teoría; en este caso, es como si se estuviera hablando de otra cosa.]

¡Nos vemos mañana!