Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 188)

Cuaderno VIII (páginas 1129 a 1134)

(Hoy haremos una serie de elaboraciones sobre la obra "Lógica" de Hegel, que hemos analizado en los capítulos anteriores.)

El método especulativo de Hegel comienza con la descripción de los 'momentos' del concepto, los cuales son:
1. Lo general - (A) - Afirmación (Tesis)
2. Lo específico - (B) - Negación (Antítesis)
3. Lo singular - (E) - Negación de la negación (Síntesis)
Todo lo anterior está estructurado, muy inteligentemente, como un silogismo aristotélico, para poder definir, según el lugar que ocupe el término medio, las tres formas silogísticas aristotélicas: ABE, BEA y EAB (aunque lo correcto es: EBA - AEB - BAE → SOV - VSO - OVS (nuestros equivalentes)).

Lo anterior sugiere, aparentemente, que a Hegel le faltó describir algunos patrones reales, ya que allí (T2 - p#131) solo aparecen las variedades levógiras; aunque esto no es así, ya que dice textualmente: "Toda cosa es una noción y su existencia es la diferencia de sus momentos, de tal modo que su naturaleza general (A) se da una realidad exterior particularizándose (B) y poniéndose como ser individual (E) por un regreso negativo sobre sí misma. {esto es nuestro VOS o patrón perceptivo, sobre el que debemos recordar, que no es producto de un proceso dialéctico, sino, fruto de una evolución} A este pequeño detalle se debe que hayamos incurrido en el error de juzgar como insuficiente la descripción de Hegel. O sea, no tiene nada que ver esto, en nuestro caso, con Tesis, Antítesis y Síntesis. Esto viene después, en donde, ahí sí, V no es el comienzo (lo general), sino la Síntesis, es decir, el final. Hegel sigue: "... O bien recíprocamente el ser real es lo individual (E) que se lleva por lo particular (B) a lo universal (A) y se pone como idéntico consigo mismo." {lo cual corresponde con nuestro SOV} Por tanto, Hegel sí considera tanto lo levógiro como lo dextrógiro; y, si tenemos en cuenta que tiene en cuenta las tres formas silogísticas, y asumimos que en ambos giros, tenemos nuestros 6 patrones: 3 dextrógiros y 3 levógiros. Ergo, y broma de por medio, ¡Hegel era un capo, igual que yo!

Hegel comienza (T2 - p#132) por el juicio apodíctico [En la lógica aristotélica, una expresión es apodíctica (en griego ἀποδεικτικός, 'demostrable') si se refiere a una proposición demostrable, que es necesaria o evidentemente cierta o válida, o por el contrario, que es forzosamente falsa o inválida. En la lógica aristotélica, «apodíctico» se opone a dialéctico, de la misma forma que una prueba científica difiere de algo probable o razonable.] que es EBA, en donde el término medio es lo 'particular' {corresponde a nuestro SOV}, y dice Hegel: "... este es el punto de partida del silogismo, cuyos desenvolvimientos ulteriores, considerados desde el punto de vista formal, consisten en que lo 'individual' (E) {nuestro S} y lo 'universal' (A) {nuestro V} deben tomar cada uno el lugar de lo 'particular' (B) {nuestro O}, y traer así la transición del estado subjetivo al objetivo de la noción." {esto equivale a decir: EBA → AEB → BAE. En lo nuestro sería: SOV → VSO → OVS, lo cual coincide perfectamente con el grupo levógiro, con desplazamientos hacia la derecha.}

Veamos lo que aparece:

El único problema que persiste es que en Hegel, la secuencia es:
universal → particular → individual
Si nos atenemos a nuestras nociones esto quedaría así:
(VVV) → (OVO) → (VOS)
     V    →      O     →     S
Pero esto no coincide con nuestros códigos binarios, pues, lo individual que se supone, en Hegel, que es lo que unifica, la singularidad, en nuestro caso, sería: 11, o sea, V. En el caso de comienzo: EVA (SOV) es al revés, pero esto no habilita la coincidencia.

Creo que vamos a tener que asimilar universal-particular-individual solo a las nociones y nada más, y determinar la secuencia evolutiva y no dialéctica. Esta última la dejamos para la secuencia de silogismos.

De hecho, Hegel dice que el silogismo de la existencia es simplemente del entendimiento, y este es el sentido de que aquí lo individual-particular-universal se encuentren de un modo completamente superficial. Este es el silogismo en que la noción se sitúa en el punto extremo de exterioridad.

Resumiendo, entonces, lo que para Hegel es el desarrollo de un concepto, para nosotros será la formación del complejo que representa al ser de las cosas, vale decir, lo que es percibido. Usaremos las mismas etapas o momentos como él las llama, porque nos parecen oportunas, pero con la aclaración que, no siguen un proceso dialéctico en su evolución. Precisamente, porque responde a un proceso evolutivo tal cual lo describe Hegel. Este proceso es el siguiente:

Se comienza en un ambiente considerado como un todo (lo universal) en donde, lo único que se evidencia es el cambio (V), y su representación es VVV; como un sistema indefinido: como un mundo 'vacío', que solo provee de un 'marco' que espera ser 'llenado'; aunque, de una manera similar a como Peirce describe su 'primeridad'; esta etapa monádica se puede establecer a los fines de un observador, como lo que aparece o se hace presente, sin aún definirse. (lo unidimensional - 1D)

En una segunda etapa o momento, se definen partes específicas, que aquí llamaremos genéricamente: objetos (O) (lo particular).

 Luego se establece una relación entre estos objetos, mediada por el cambio (V). Su representación es OVO, o sea, dos objetos relacionados por el cambio (V). Esta relación diádica para un observador, se puede establecer como lo que 'ocupa'. (lo bidimensional - 2D)

Finalmente, se logra una unidad relacional concreta:

con la aparición del sujeto (S) (lo individual). Queda así establecida una relación triádica entre sujeto (S) y objeto (O) mediada por el cambio (V). Su representación es VOS.

Esta relación se puede establecer para un observador, como lo que 'parece' (la apariencia, lo inmediato según Hegel) (lo tridimensional - 3D). Binariamente sería: S = 01, O = 10, V = 11.

Esta unidad triádica adquiere ahora sí, características particulares que deben ser destacadas: sus miembros constituyentes (S y O) están unidos o ligados por el cambio (V), manteniendo sus diferencias; vale decir, responden en sus relaciones a un proceso dialéctico, es reflexivo, por lo que tiene un 'sentido de giro' que lo caracteriza, que en este caso particular es dextrógiro. Responde en un todo al planteo de Hegel: S es la afirmación, O es la negación y V es la negación de la negación (ver caracterización binaria).

Un observador, ante este complejo, 'construye' el ser de las cosas, a través de las distintas etapas o momentos: aparecer (1D), ocupar (2D), y parecer (3D), y como luego veremos, en este observador generan sendas nociones. Como en todo proceso dialéctico, todo vuelve a empezar (reflexión) y entonces, esta unidad (que sin exagerar podríamos llamar perceptiva o del ser inmediato, si quisiéramos utilizar terminología hegeliana) se transforma así en una afirmación (Tesis), que al ser negada, muda a su opuesto, pero conservando las características de su afirmación; perdiendo solo su inmediatez, y transformándose en SVO, al que llamaremos fenómeno.

Hegel encara la realidad en tres planos: a) la totalidad de lo real tal como aparece (plano fenomenológico); b) la realidad objetiva, según parece (plano metafísico); y c) índole del ser (plano ontológico).

De alguna manera esto equivale a nuestro abordaje de la realidad, mediante el planteo de relaciones que se establecen entre los elementos que constituyen los sistemas reales, y que acabamos de describir: aparecer (fenomenológico) - ocupar (ontológico) - parecer (metafísico). Esto posibilita nuestro 'ser', nuestro 'fenómeno' y nuestro 'existir', más allá de lo que caracteriza desde el 'complejo percibido' (ser + fenómeno) hasta la esencia de lo real. El espectro abarca desde el mundo natural hasta el humano, que cobra consciencia de sí mismo, a través de su psiquis. La lógica (ontología) hegeliana se adapta bastante bien a muestro enfoque (con las modificaciones hechas por Günther) en lo referente a los elementos constitutivos (momentos) de toda entidad real (aspecto abstracto, aspecto dialéctico y aspecto especulativo); que, por ser lo que son, tienen que ser expresado por un 'lenguaje'.

Método y Dialéctica: igual que en Hegel, para nosotros, método tiene una connotación particular, ya que nos parece, no se si absurdo, pero si por lo menos restrictivo, el adoptar una posición independiente del fenómeno que se pretende estudiar (en este caso el lenguaje humano), ya que, esta postura necesariamente deforma la realidad del fenómeno, e impide o entorpece el 'movimiento' espontáneo que se pretende analizar.

La investigación tradicional opone al fenómeno estudiado, una serie de acciones y presupuestos que hace de este procedimiento, algo muy superficial. Nuestra propuesta, en cambio, promueve el acercarse desde su aspecto real (ya que el lenguaje es algo real), sin ningún presupuesto propio, para evidenciar así, que su 'estructura' es un fiel reflejo de la realidad en donde está inmerso, y la cual colabora en estudiar. El investigador, en este caso, debe convertirse en un 'observador', sin oponer ninguna resistencia al decurso real, para no modificar lo que estudia; y en un observador de su observación, porque la realidad se refleja, no solo en lo observado, como fenómeno, sino que en él mismo, en su propia estructura psíquica, ya que hay una total integración en los sistemas que componen la realidad.

Estos sistemas son: 1. Psico-interno, 2. Bio-externo, y 3. Socio-Cultural. No hay separación posible entre quien estudia lo real y la realidad misma. No hay ningún aporte externo a lo que se está estudiando; el lenguaje humano es algo real, y por lo tanto, tiene unidad absoluta con quien lo estudia (o lo observa), y con la realidad en sí; porque 'es' la realidad y no solo la describe, sino que la estructura: la compone, la refleja, la crea y modifica.

La realidad es dialéctica (en el sentido hegeliano); aunque aquí entendemos lo dialéctico a todo lo real y no solo a aquello en donde entra en juego el factor humano, como lo hizo Hegel, al invocar la actividad negadora del trabajo, o más propiamente, la praxis humana como negación activa; lo que transforma lo real. La nuestra es una dialéctica compleja; una integración de la negación hegeliana, la negación transclásica y de la complejidad de Morin, en donde, a más de Günther, estar en todas las cosas reales, los opuestos, están también como complementarios y en forma simultánea.

Esta lógica, que según hemos especificado, gobierna la realidad, está estructurada a distintos niveles, que se disponen heterárquicamente. (figura)


Que como podemos ver, se distribuye en todos los sistemas reales, teniendo como 'columna vertebral' la Semiótica, ya que es al lenguaje (en sentido lato) al que hay que referirse para determinar la estructura de la realidad empírica, cuyas categorías fundamentales, así como la sucesión de las mismas, guardan una relación íntima con él.

"La realidad es un cambio incesante que obedece a un proceso dialéctico." {devenir}
"La realidad se encuentra en permanente cambio, en incoercible evolución."

Según Hegel, este cambio, se lleva a cabo a través de 3 grados: posición, contraposición y conciliación de los contrarios, esto es, Tesis, Antítesis y Síntesis. Estos son, sucesivamente, afirmados negados y superados (abolidos y conservados)contiene lo arrimado, porque contiene la negación de la negación. Con esto, Hegel, establece que la dialéctica no es solo una forma de pensar, sino, la forma en la que se manifiesta la realidad misma.

Tomando como base est elaboración, se propone una caracterización de lo real, algo más extensa y abarcativa, y, con esto se pretende erradicar el fundamentalismo idealista que tiene en Hegel, y por otro lado, tomarlo como la verdadera estructura de la realidad.

El esquema que Hegel traza, a pesar de estar fundado en el movimiento, aparece de alguna manera, 'suspendido' en un movimiento perpetuo (aspecto que utiliza, incluso, para definir la infinitud), pero no genésico. Invoca una 'incoercible evolución', pero no da las pautas mediante las cuales esta evolución se concreta. Esta última observación es la que animó a proponer un mecanismo por el cual, ese nacimiento (muy bien caracterizado e invocado como un 'motor' de la realidad) sea eficaz; es decir, evolucione realmente y produzca realidad.

Nuestra propuesta también se basa en 'estructuras' triádicas, en donde, sus componentes mantienen una relación equivalente a la hegeliana. Está lo afirmado (el S), lo negado (el O) y la síntesis (el V u organización) que contiene los elementos constitutivos de cada uno de los anteriores, con lo cual se preservan (conservan) las características de los precedentes, aún siendo abolidos ambos (esta abolición debe entenderse como una migración, de hecho, es la expresión concreta del movimiento que anima a esta estructura), a través de la negación de la negación.

Este esquema no debe tomarse rígidamente, pues de lo contrario , caeríamos de nuevo en el 'estanco hegeliano'. Este desplazamiento provocado por las sucesivas negaciones, caracterizan el movimiento del sistema, y que como ya hemos visto en otra parte, puede adquirir dos sentidos de giro: dextrógiro (Dx) y levógiro (Lv). Lo interesante de este planteo (que se lo debemos a Günther) es que se sigue cumpliendo , por lo menos, la sucesión hegeliana: afirmación, negación y negación de la negación, como determinantes del movimiento; aunque, obviamente, no se cumple es lo de síntesis, en forma universal, ya que, Hegel, describió como típico solo en el giro Lv; en él sí se cumple. No obstante, lo importante es que, aún no guardando el orden, estas etapas (que son lo fundamental) se cumplen, ya que hay una afirmación, hay una negación (transclásica) de esta, y un elemento que reúne características de ambos, lo que asegura que una tercera negación apunte al primer elemento de la cadena (no interesando cuál sea), cerrando de esta manera el ciclo (reflexión).

Este agregado a la tríada hegeliana, aún sigue siendo insuficiente, ya que sólo permite caracterizar lo percibido, como fenómeno, y por otro proceso dialéctico, que podríamos llamar el 'ser de las cosas' (cosa tomado en el sentido lato, o sea, como mero 'algo'). Estos tipos de manifestaciones de la realidad, lo son de manera parcial, ya que solamente 'muestran' el aspecto finito o discreto de esta realidad. Esta realidad, en tanto tal, está muerta. Es inerte; está desprovista de matices. Carente de la vitalidad que pretendemos caracterizar con nuestro estudios.

La contextura de la realidad no es simple, y esto es más que evidente. Lo que percibimos no es todo lo que existe. Para determinar completamente la existencia, debemos poder describir otro aspecto de esta realidad; otra faceta contextural, y a la cual podríamos identificar con la 'esencia' de los filósofos. Esta esencia es el elemento vital. Es lo opuesto a lo aparente, que completa la existencia de 'algo'. Y esta esencia no está en la mente, ni en el espíritu (como en Hegel), sino que está ahí delante nuestro, y es parte de la más concreta de las realidades. Ahora, ¿cómo puede estar allí y no la podemos ver, tocar, olfatear o degustar? El motivo es que no forma parte de 'algo' que sea sensible como es lo finito y discreto.

No son nuestros sentidos, en forma activa, los encargados de dar cuenta de este aspecto real, sino nuestra intuición. Aquí, intuición, (aunque necesita mejor caracterización) está tomada, no como un tipo especial de sentido, sin en forma general, ateniéndonos solo a la relación entre el fenómeno y tal intuición. Así considerada, podemos decir que es directa, inmediata, y adecuada. Con esto se pretende decir que este 'continuo intuitivo' capta lo continuo de la realidad.

Una definición cercana a lo que acabamos de decir la podemos encontrar en Bergson, pero aquí, no abundaremos en detalles.

Archie J. Bahm [1907 - 1996. Filósofo estadounidense, y profesor de filosofía en la Universidad de Nuevo México] distingue (en "Types of Intuition", 1960) tres tipos de intuición: a) objetiva, b) subjetiva y c) orgánica. La primera (a) proporciona evidencias de objetos (aparentes o reales); la segunda (b) ofrece una visión (recordar que intuición viene del latín: 'intuitus' = mirada) del S por sí mismo; mientras que la tercera (c) incluye características propias de las otras dos, pues tanto el S como el O aparecen inmediatamente en la aprehensión. Esto se aproxima fuertemente a nuestra postura, ya que la estructura triádica (discreta) planteada por nosotros es: S - organización - O, como lo aparente que captan nuestros sentidos en su operar, y da cuenta de lo discreto de la realidad, y la relación con un cuarto elemento que conforma el aspecto continuo de esta realidad; es lo captado en forma directa. Obviamente, también, a través de los sentidos, pero, en donde estos no participan activamente; no son mediadores, ni transformadores; solo lo captan.

Mencionamos, anteriormente, un cuarto elemento que como todos los demás, es de tipo relacional y forma parte de lo continuo de lo que no se 've' con los sentidos, sino con la 'mirada' de la intuición.

Los 3 elementos ya descritos, que estructuran lo aparente (el fenómeno) y lo que llamábamos 'ser' de las cosas, como ya dijimos, aproximadamente siguen la propuesta de Hegel. De ellos, el que de alguna manera, representa la síntesis hegeliana (organización), en nuestro caso, también nos dice de la concurrencia de los otros dos elementos; o sea, que los otros dos elementos están en él, presentes en forma simultánea (co-presencia).

Si se acepta el postulado que todas las cosas llevan, en sí, su opuesto y que, según Hegel, este opuesto sale a la luz a través de una negación; pues, neguemos el contenido de esta estructura discreta (SVO - ser), y como en cualquier negación, obtendremos su opuesto: O⊽S. Este nuevo producto es lo que tratábamos de caracterizar como esencia de lo real. ⊽ es lo opuesto de V (su negación), y si esta última representa la organización y la concurrencia, necesariamente aquella, representa su opuesto; es decir, la desorganización y divergencia (co-ausencia).

Por razones que ya dimos en otro lugar, esta operación de negación no solo no anula el elemento negado (la tríada discreta reflexiva SVO), sino que genera, engendra, produce un cuarto elemento (⊽), que, compartiendo elementos (S y O) de la tríada anterior, produce una nueva tríada (O⊽S), que tiene dos características distintivas: (como también ya lo vimos) gira en sentido opuesto a la que la origina, y es continua.

Queda, ahora sí, constituido íntegramente lo que podríamos llamar un verdadero sistema. Un ensamble entre lo discreto y su opuesto, lo continuo que representa los preceptos de una dinámica dialéctica compleja; es decir, sus elementos son opuestos, complementarios (sentido de giro opuestos) y concurrentes (ambos están presentes al mismo tiempo), aunque el elemento continuo no se pueda 'ver' con los ojos biológicos. A este ensamble es lo que denominamos como PAU (patrón autónomo universal); porque es el patrón o unidad de estructura real; autónomo, porque se auto-produce (autopoiético) y auto-reproduce (está 'vivo'); y universal, porque es la estructura básica de todo lo real; en otras palabras, de todo lo que 'es' y 'existe'.

Sus caracterización como verdadero sistema se basa en las consideraciones de Morin, el cual define como sistema aquella organización que lleva implícita la desorganización, y es por medio de la cual, puede reorganizarse. Es un complejo auto-organizado; vale decir, como lo es todo lo que tiene 'vida'.



Circularidad del sistema hegeliano (Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas - Hegel)

La concepción circular del sistema lo manifiesta, Hegel, al principio cuando dice: "El espíritu es un círculo que se vuelve sobre sí mismo, que presupone su comienzo y solo lo alcanza al final." Esta circularidad del sistema, no solo se da de un nivel a otro; se produce así mismo, dentro de cada grado. La circularidad del sistema no es, por tanto, solo en un sentido; es doble, de derecha a izquierda y viceversa. Se puede observar esto en el siguiente esquema:



Lo real es, en verdad, una síntesis de algo concreto que existe (su ser) {que se manifiesta mediante el fenómeno} y de algo general que lo caracteriza (su esencia).

La lógica hegeliana es algo distinta a la lógica formal (aristotélica), ya que ésta supone que el pensamiento es algo independiente de la realidad. Su lógica es lógica material, ontológica.

El tercer término de cada tríada (esquema) es la síntesis de los dos anteriores.



"El PAU es un problema ontológico; o sea, solo puede ser abordado por ésta, ya que representa la relación de unidad entre dos maneras de ser; o mejor dicho, entre el ser y la esencia, y define la existencia."

Es nuestra tarea entonces, desentrañar la 'trama ontológica' de la realidad.

¡Nos vemos mañana!