Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 175)

Cuaderno VIII (páginas 1051 a 1056)

(Continuamos con Ockham)

{MEDITACIONES: junto con el cambio, se 'capta' (percibe) la raíz ontológica de algo que permanece y que surge, a las claras, como fuente de ese cambio: el sujeto (S), y simultáneamente, un lugar ontológico de algo que también permanece, pero que es el destino de aquel cambio: el objeto (O), que puede ser el mismo S.

Heráclito de Efeso: 'todo cambia y se transforma menos el 'logos' que gobierna los cambios del mundo' (PAU)

Parménides: descubre el ser idéntico a sí mismo, núcleo racional de toda permanencia y niega la existencia del cambio.

Salatino: 'La existencia posibilita la esencia de las cosas. Ninguna cosa puede ser si no existe.'}

2) Signo en sentido estricto: significación y función de los signos-lenguaje

Son aquellos signos que se componen en un lenguaje (signos lingüísticos). Sus características principales: (i) trae algo a la mente y puede suponer por esa cosa; (ii) o puede ser añadido a un signo categoremático en una proposición; (iii) o puede estar compuesto de signos categoremáticos y sincategoremáticos (como la proposición). En (ii) y (iii) presupone el hábito de formar un sistema con otros signos. Esta visión estricta convierte a la palabra en signo convencional.

Ockham, primero trata al signo como San Agustín (en general), aunque con mayor amplitud: no lo restringe a lo sensible, tratándolo como signo lingüístico, resolviendo su carácter suposicional como término de la proposición.

Un lenguaje oral o hablado (oratio) es una composición de expresiones verbales o palabras, cuya significación les es asignada por un acto voluntario del hombre; luego, son signos artificiales, no naturales.

En sentido estricto, oratio es un arreglo o dispositivo ordenado de palabras conforme a lo establecido por la gramática (sintaxis).

Las oraciones pueden ser: imperativas (orden), desiderativas (deseo, rezo), interrogativas (pregunta), declarativas (estado), etc. Las declarativas también son llamadas proposiciones o enunciaciones. Están capacitadas [¿?] para recibir predicados [en todo caso admiten predicados] verdaderos o falsos. El lógico solo se interesa en estas últimas. [el lógico clásico o tradicional] Esto también viene desde Aristóteles.

La semiótica discursiva al ocuparse de las sindicaciones en general (incluidas las declarativas) no se interesa por la verdad o falsedad, sino por hacer-parecer-verdad (para mentir según Eco). No se ocupa tanto de lo verás, como de lo verosímil. {Lacan es el ejemplo perfecto de esto último} [es decir, se ocupa de la mera apariencia; lo que la ciencia llama 'realidad objetiva']

Al lógico le interesa el lenguaje en tanto instrumento para el conocimiento de la verdad [esto es, todo lo superfluo y relativo] (oraciones declarativas) y no es casual que Ockham ponga casi todos sus ejemplos en tercera persona. El S de la enunciación borra sus marcas, se cancela para no 'opacar el reflejo ideal del mundo' en el lenguaje; para posibilitar la transparencia en la que el lenguaje está por el mundo. {para eludir la responsabilidad y hacer imperar lo neutro, lo inerte de lo desconocido} No se destaca la dimensión cognitiva del lenguaje, sino aquella que es la que le interesa al lógico del lenguaje.

Las otras oraciones (desiderativas, imperativas, interrogativas), unidas a las declarativas, como doxa, [Doxa (δόξα) es una palabra griega que se suele traducir por 'opinión'. Fue un concepto utilizado por Parménides, al distinguir la «vía de la verdad» de la «vía de la opinión»,o un conocimiento obtenido a partir de la experiencia y más tarde por Platón. Según Platón la doxa se trata de un conocimiento fenoménico y, en consecuencia, según él, engañoso. La doxa comprendería dos grados: eikasia (εἰκασία) y pistis (πίστις), es decir, imaginación y fe o creencia. Platón contrapone la doxa a la episteme; a veces esta última se traduce como conocimiento científico pero, según Platón, la episteme solo tiene desarrollo en el mundo de las ideas (conocimiento intelectual) y no el mundo sensible (conocimiento sensible).] definen, en poética, retórica (hoy, por ende, semiótico) como interés por el lenguaje; algo así como un 'excedente' que corresponde a las dimensiones: pragmática y tímica no dichas por el lógico medieval (escolástico). Aquella por la que se 'hacen cosas' con las palabras [el título de la obra que recopila las ideas expuestas por el filósofo británico, figura relevante de la llamada: filosofía del lenguaje, John Langshaw Austin: "Cómo hacer cosas con palabras", ¿habrá sido inspirado en la lógica escolástica, o habrá sido al revés, esta frase, el autor de este trabajo, la habrá sacado del trabajo de Austin?] y esta por la cual nuestra propioceptividad (afecciones/emociones) queda cargada en las palabras, son dimensiones relegadas al ámbito no intelectual, y por ende, sensible (sensorial, corporal). La proximidad corporal remite inevitablemente al mundo de la carne: el S del lenguaje ya no persigue la verdad. {¡!} Ésta queda opacada por los apetitos del cuerpo. Así es como, al sustraerse a la dignidad intelectual de la declaratoria, corre el riesgo de perderse en los deseos y necesidades del cuerpo sensible: la verdad se torna objeto de transacción del Yo y el Tú, preocupados por sus cuitas inmediatas, y los hábitos imperativo, desiderativo e interrogativo, impregnan el lenguaje (lo acercan al mundo de la ignorancia del pecado).

Da la impresión que las dimensiones tímica y pragmática, al estar asociadas al uso y ejercicio cotidiano y cultural del lenguaje, son expulsadas de la semiosis cognitiva, proposicional, mental y natural.

Ockham usa como principio directriz, todo lo que es necesario en las proposiciones orales para una significación distinta; tiene una parte correspondiente en las proposiciones mentales. De esto se deriva la regla: 'todo lo que cambia la verdad o falsedad de una proposición tiene su parte correspondiente en la proposición mental'. Luego, podemos decir que, al menos, las siguientes partes de las proposiciones orales tienen su equivalente en las proposiciones mentales:
1) Nombres, verbos, conjunciones, preposiciones y adverbios.
2) Los accidentes comunes de los nombres: caso y número.
3) Los accidentes comunes de los verbos: modo, persona, tiempo y número.

Las figuras siguientes resumen los conceptos analizados de Ockham, tanto sobre el signo hablado, como sobre los signos-lenguaje.





En relación a los términos simples se tienen en cuenta los que tienen que ver con:
- Intención (lenguaje mental)
- Imposición (lenguaje hablado)
- Suposición

Una caracterización de los distintos nombres se ve en la figura siguiente:




Hasta aquí, la arquitectura de 'signo' dado por Ockham es (figura):




[continuará ... ]

¡Nos vemos mañana!