Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 344)

Cuaderno XV (páginas 2067 a 2072)

(En este capítulo veremos el mecanismo por medio del cual es posible aprender las categorías léxicas)


ORIGEN DE LAS CATEGORÍAS LÉXICAS
Referencias: OS = objeto superficial - OP = objeto profundo - SS = sujeto superficial - SP = sujeto profundo VS = cambio aparente - VP = cambio oculto - SOP = unidad del objeto - SSP = unidad del sujeto
VP→VS = unidad del cambio - ET = eje temporal - A = ahora - 0 = inconsciencia - 7 = consciencia
1-6 = etapas estructuración contexturas - 1a-4a = orden adquisición categorías léxicas
LNH = lenguaje natural humano - LMN = lengua materna natural - LMC = lengua materna convencional LC = lenguaje cotidiano - PAF = patrón de acción fijo




Como se puede apreciar en la figura, se considera desde lo estructural, lo que sucede en dos planos bien definidos, uno superficial y otro profundo; y desde lo funcional, lo que ocurre en los planos objetivo y subjetivo, cuando una especie se integra a un psicocito.

Así se muestra, en la mitad superior de la figura anterior, la relación entre la unidad del sujeto (SSP) y la unidad del objeto (SOP) con el tiempo externo (antes-después o Krónos), contrapuesta a la relación de la unidad del cambio (VS→VP) con el ahora (A o Kairós) y el tiempo interno (siempre o Aión). El marco temporal permite ubicar el proceso que vamos a describir dentro de los estados alternantes de inconsciencia (0) y de consciencia (7).

Debemos recordar que cuando hablamos de contextura estamos hablando de continente, y además aclarar que cuando se mencione una categoría léxica, nos estamos refiriendo al contenido de un continente específico; eso que puede variar y de lo cual no queda registro alguno a nivel de la estructura psíquica.

La actividad que da origen a todo el proceso es la percepción de un cambio o transformación en el entorno (1), que se sale a buscar como consecuencia de un estado de necesidad vital que debe ser satisfecha, lo cual provoca una separación de las dos tríadas de un PAU [Lo cual desbarata toda posibilidad de dar lugar a cualquier teoría lingüística que se base en procesos distribuidos en redes o nodos interconectados, como por ejemplo, la lingüística neurocognitva de Sydney Lamb, que ya hemos analizado]. Este cambio percibido connota un aprendizaje del que se debe dejar una constancia, es decir, ‘representarlo’ de alguna manera; esto se hace en una contextura (continente) particular (cambio superficial o VS), para luego vivenciarlo como propio (conocerlo).

La ‘encarnación’ del cambio percibido se transforma en una constancia de esa vivencia y equivale a generar una contextura para él (OS), y como contenido, un nombre o sustantivo primitivo (segundo universal y primera categoría léxica) para designar un cambio o transformación externa ligado a un objeto (2). Como resultado de esta etapa, se busca en el propio cuerpo la satisfacción de la necesidad vital.

La reiteración de la insatisfacción hace ineficiente al mecanismo anterior, con lo cual queda como opción buscar fuera del cuerpo, vale decir que, con ‘nominar’ no basta y se debe actuar. Con la proyección más allá de los límites corporales se logran cuatro cosas: a) se individualiza el objeto que satisface el deseo de seguir vivo, y se crea una contextura para él (OP) (unidad del objeto); b) se convalida una acción como contenido (3 - verbo - segunda categoría léxica); c) se confirma la existencia de un objeto externo, lo que podría servir para expresar la futura modalidad verbal, es decir, la relación con la realidad del proceso de verbalización que ha sufrido el sustantivo, como primera manifestación temporal, al registrar el tiempo en que esto sucedió (el ahora); y d) se cambia la encarnación del objeto por la de la acción, abriendo una contextura para ella (SS), lo que permite distinguir los objetos individualizados en el entorno como estáticos o que se dejan aprehender, del observador como objeto con una capacidad para accionar (dinámico), lo que aporta al continente un contenido que califica o modifica el objeto externo (sustantivo) (4 - adjetivo - tercera categoría léxica). En la estructura psíquica surge así una idea o la representante de la realidad externa en la psiquis; la memoria estructural o la historia y experiencia de un sujeto.

Hasta aquí la cualidad de activo o dinámico, como objeto, es solo aplicable al mismo observador; solo puede modificarse a sí mismo, pero está incapacitado para actuar sobre otros objetos. Si bien el actuar sobre sí mismo le permite cierta adaptación al medio, no es suficiente para enfrentar algunas situaciones críticas. Esto lo obliga a modificar la acción (desencarnarla), proyectándola en otros objetos externos y dejando constancia de ello en una contextura (SP); erigiéndose en consecuencia en el sujeto capaz de ser fuente de un cambio que tiene como destino un objeto externo (unidad del sujeto). De esta manera la acción pasa de ser una encarnadura a un elemento que lo relaciona con los objetos; esta modificación no evidente de la acción constituye el contenido de la contextura del sujeto (5 - adverbio - cuarta categoría léxica), y da la posibilidad de poner en evidencia el desarrollo interno de la acción (su aspecto), desde el punto de vista del observador, al corroborar si el proceso se ha concluido o no, aportando una segunda instancia temporal (tiempo externo).

Surge, de esta manera, una contextura que aloja un cambio o acción interna u oculta (VP - 6), que completa la unidad del cambio. Esa instancia que además de completar el eje temporal, dejando constancia (en su contenido) del tiempo interno que cicla por el pasado y el presente, prediciendo el futuro, constituye el mecanismo de proyección, que desde el interior de la psiquis hace evidente en el entorno y en respuesta obligada a lo percibido, su sentido, su verdad o el fundamento de una creencia.

Se han completado los procesos unificatorios que hacen de una especie, la unidad funcional fundamental del aparato psíquico, y con ello, queda todo dispuesto para que se comience a adquirir el lenguaje natural a través de la interrelación establecida entre las contexturas (los continentes), y cuando hayan pasado los primeros 18 meses de vida, y por imitación, se inicie el aporte de los contenidos correspondientes al lenguaje convencional, con sus categorías léxicas, el aprendizaje de un manejo adecuado del tiempo gramatical, y un ajuste a un ‘orden de las palabras’ heredado.

Simultáneamente se van formando los PAF (patrones de acción fija) que permitirán en el futuro, hablar, leer y escribir.

En resumen, según nuestra propuesta, el LNH se adquiere como consecuencia de un proceso que podríamos equiparar a una denominalización (obtención de un verbo desde, en este caso, un sustantivo universal), que operando a nivel de la forma mediante una metábasis [Este término, que en gramática representa el fenómeno por el que una palabra de una determinada categoría desempeña la función correspondiente a otra categoría, aquí se toma como el mecanismo que permite un cambio de contextura o continente], da origen a las otras contexturas o continentes léxicos. Este proceso, como hemos visto, se lleva a cabo en etapas bien delimitadas. Los pasos intermedios para que esto ocurra, los podemos describir metafóricamente, desde un punto de vista lingüístico, utilizando los aspectos que caracterizan a las formas no personales del verbo (verboides = infinitivo, gerundio, participio, y gerundivo).
Así, del sustantivo al verbo (OS→OP) se pasa en dos etapas, la primera posibilitada por algo similar a un infinitivo (sustantivo verbal pasivo), que caracteriza la acción en sí misma, y en una segunda etapa una caracterización completa de la acción prescindiendo del tiempo, mediante un gerundio (sustantivo verbal activo). Del verbo al adjetivo (OP→SS) pasa mediante algo semejante a un participio (adjetivo verbal activo) que modifica el sustantivo (OS), tornándolo activo al asignarle una capacidad concreta de actuar. Finalmente, del adjetivo al adverbio (SS→SP), se pasa con la ayuda de algo así como un gerundivo (adjetivo verbal pasivo), o aquello que ‘dice’, modificando al verbo (OS), que el sujeto debe, obligatoriamente, ejercer una acción sobre el objeto externo previamente individualizado.

Lo anterior prepara a todo el aparato psíquico para comenzar el aprendizaje del lenguaje convencional, ya que, más allá de disponer de los ‘lugares’ en donde manejar sus contenidos, una mutación a nivel de la función (siguiendo con la metáfora genética), tiene la posibilidad de ubicar a cada contextura en el lugar de otra, esto es, operar sobre el patrón lingüístico universal (subjetivón), para que, tal y como sucede en lo biológico, se configure cada lengua convencional que se adquiera, de acuerdo a patrones genéticos que gobiernen qué continentes o contexturas léxicas estarán operantes, cuándo lo harán, cómo lo harán y por qué, ajustándose en un todo a las dimensiones de la realidad subjetiva, que como hemos dicho, tienen solamente una naturaleza temporal; por eso, la utilización del tiempo es un universal.

¡Nos vemos mañana!