Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 349)

Cuaderno XV (páginas 2097 a 2102)

(Hoy comenzamos a tratar el tema de las especies, según lo ve la Lógica Transcursiva)

En la Lógica Transcursiva, el término especie, no tiene la misma connotación que en Taxonomía, en donde se denomina especie (del latín species), o más exactamente especie biológica, a cada uno de los grupos en que se dividen los géneros. Una especie es la unidad básica de la clasificación biológica. Para su denominación se utiliza la nomenclatura binomial, es decir, cada especie queda inequívocamente definida con dos palabras, por ejemplo, Homo sapiens, la especie humana.

Aquí, el término especie se utiliza para reemplazar al de categoría, utilizado por la lógica tradicional y por ende por la Filosofía, en donde representa una de las nociones más abstractas y generales por las cuales las entidades son reconocidas, diferenciadas y clasificadas. Mediante las categorías se pretende una clasificación jerárquica de las entidades del mundo. Entidades muy parecidas y con características comunes formarán una categoría, y a su vez varias categorías con características afines formarán una categoría superior. Este cambio obedece a que se conciben las categorías como reflejo de las propiedades generales de los fenómenos objetivos; y como la Lógica Transcursiva trata, no de la realidad objetiva, sino de la realidad subjetiva, necesariamente debe disponer de 'algo' que permita definir la estructura de esta subjetividad. La categoría tradicional no sirve para ello, ya que es un constructo teórico que carece de estructura, y no tiene ninguna representación real concreta.

Desde la Lógica Transcursiva (LT), las especies son enfocadas desde dos puntos de vista: ontológico y psíquico. El ontológico, que es por el que comenzaremos, pretende mostrar cuáles son los elementos que componen la realidad subjetiva y que están disponibles para ser percibidos por un sujeto, como un hecho determinado, desde el sistema real socio-cultural.

El psíquico, en cambio, permite ver cómo esas 'especies externas', por llamarlas de alguna manera, impactan en la estructura psíquica y ayudan a formarla, para luego dar origen a su funcionamiento.

ESPECIES ONTOLÓGICAS E IDENTIDADES

A modo de las sustancias primeras aristotélicas (Aristóteles 2007, Libro VII, Capítulo Tercero, pp. 212 y ss.), S y O, de acuerdo a la LT, ofrecen al sistema bio-externo para ser percibido, una gradación en su interrelación según una proporción determinada. Esta gradación da lugar a su vez a distintos sistemas identificados con un grado de complementariedad definido, es decir, un índice que nos dice aproximadamente sobre el grado de participación, en la interrelación, de los polos antagónicos y complementarios, S y O.

Esta participación se dispersa en un rango continuo entre 0 y 1 (0% y 100% de participación, respectivamente), lo cual da la posibilidad de cubrir infinitas combinaciones. La figura siguiente evidencia un conjunto difuso de especies ontológicas caracterizadas por el grado de complementariedad (ºC) de cada elemento constitutivo y cuya expresión es función del contexto.

Como muestra el gráfico, quedan sugeridas tres zonas difusas que agrupan elementos en torno a un núcleo que las caracteriza. Los respectivos núcleos están definidos en función de la ‘proporción’ que guardan cada uno de los elementos polares (S y O) en un corte determinado.

Así, en el extremo derecho (100% O) está el núcleo de la especie que representa a los sistemas observados, o sea, de aquellos compuestos exclusivamente por materia inerte y que, por tanto, son heterónomos o gobernados desde afuera. Aquí queda incluido el OO (objeto objetivo).


Referencias: ºC = grado de complementariedad - S = sujeto - O = objeto - V = cambio aparente OO = objeto objetivo - SO = sujeto objetivo - OS = objeto subjetivo - SS = sujeto subjetivo

El el extremo izquierdo (100% S) está el núcleo de la especie de los sistemas observadores, es decir, de aquellos compuestos exclusivamente por materia orgánica (viva) que involucran al observador en la descripción y que tienen la capacidad de evolucionar, complejizándose en función del entorno y de su propia producción. Por lo anterior, son sistemas autónomos o aquellos que se gobiernan a sí mismos, auto-organizándose a través de su capacidad de especificarse, esto es, de definir lo que le es propio. Pueden deslindar el qué y el cómo de lo observado. Esto último le otorga una cierta capacidad subjetiva (volición). Se incorporan aquí tanto el SO (sujeto objetivo) como el OS (objeto subjetivo) que alcanzan para caracterizar hasta los animales con sistema nervioso central (SNC) no humanos.

Finalmente en la zona media (50% O, 50% S) queda establecido el núcleo de la especie de los sistemas auto-observadores. Este es un tipo de sistema algo particular porque en su ‘composición’, no intervienen estrictamente lo inerte o lo biológico como en el caso anterior, sino que además, lo hace la potencialidad operativa que tienen sobre estos dos aspectos reales. La proporción especificada no se refiere tan solo a la constitución, vale decir, al momento en que en la evidencia quedan determinados la forma y el modo de lo real, sino a la constitucionalidad; o sea, la suficiencia constitucional que le da la independencia de un verdadero sistema, aquel que no solo se auto-organiza, sino que tiene la aptitud para reorganizarse para evolucionar y aún para regenerarse.

A estos sistemas se los cataloga como auto-observadores porque tienen como atribución exclusiva el ser autoscópicos, es decir, que se pueden observar observando, lo que da fundamento al auto-reconocimiento. Además, pueden pesquisar el cuándo de lo observado (su historia) e inclusive el porqué o el acople volitivo-cognitivo. Queda comprendido aquí el SS (sujeto subjetivo), o lo que es lo mismo, el hombre, que es el único ser vivo que tiene la prerrogativa de poseer una psiquis como sistema real que se integra en él, como sujeto, con los otros dos sistema reales. Así hemos descrito la interrelación entre los componentes reales básicos (S y O), las especies ontológicas que habitan este universo semiótico y las contexturas que alojan las distintas identidades.

[continuará ... ]

¡Nos vemos mañana!