Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 328)

Cuaderno XIV (páginas 1973 a 1978)

(Hoy comenzamos con el análisis del lenguaje como una red conceptual; es decir, abordaremos una serie de teorías de absoluta vigencia actual y veremos cómo manejan el aspecto categorial)

EL LENGUAJE COMO UNA RED CONCEPTUAL

En este apartado analizaremos rápidamente un grupo de teorías que tienen en común el manejo de lo conceptual y, por ende, de lo categorial (siguiendo lo propuesto por Aristóteles) como si fuera una red, es decir, la estructura cognitiva que sustenta el lenguaje es vista como una estructura semántica reticular de representación del conocimiento lingüístico.

Los precursores de estos esquemas de representación formalizados, desarrollados en el campo de la informática para representación del conocimiento, fueron Quillian en 1968 y Shapiro & Woddmansee en 1971. En lingüística recalaron en la semántica cognitiva y si bien las propuestas a analizar vienen desde distintos abordajes del mismo tema, constituyen un buen ejemplo de este enfoque tan ‘computacional’ del significado y, por tanto, de las categorías.

GRAMÁTICA COGNITIVA DE LANGACKER

Langacker comparte con otros cognitivistas la creencia de que existe una gramática que es experiencial y enciclopédica, aunque se diferencia de ellos, al poner énfasis en la organización de una teoría de la conceptualización, más que en la elaboración de un modelo acabado de tal teoría. Para este autor existe un sistema lingüístico que posee estructuras semánticas, fonológicas y simbólicas que emergen como expresiones reales y se constituyen en abstracciones o esquematizaciones que mantienen relaciones de categorización entre ellas.

Con el lema ‘Gramática es conceptualización’ como estandarte asume que todos los aspectos gramaticales tienen una carga significativa que responde a una estructuración conceptual (construal), lo que permitiría, según esta visión, concebir una misma escena bajo distintas alternativas, mediante estos constructos que quedarían finalmente expresados en patrones de actividad neurológica. Estos patrones se disponen en plantillas (templates) preestablecidas que sirven para categorizar las distintas expresiones lingüísticas de acuerdo con el prototipo a que pertenezcan; unidades que compiten en su activación a la hora de categorizar una expresión según un determinado grado de consolidación y adecuación con esta.

La conceptualización esgrimida por esta teoría tiene una base firme en la experiencia sensomotora, pero además contempla el grado de comprensión que se tiene del contexto, ya sea este social, cultural o lingüístico. De aquí deriva el carácter enciclopédico que se le atribuye al significado, dándole relevancia a todo el conocimiento que se tiene sobre una entidad para poder construirlo.

La base simbólica de los constructos gramaticales, permiten a la gramática, la estructuración y simbolización del contenido conceptual. La propuesta central de la teoría es que nada más se necesita (Langacker, 2000, p. 19). Toda esta suficiencia, el autor la funda en una serie de habilidades cognoscitivas que supuestamente tenemos. Entre ellas se pueden mencionar: capacidad innata para ciertos tipos básicos de experiencias (colores, sabores, olores, sensaciones táctiles); una noción de la extensionalidad espacial; sentimos el paso del tiempo, experimentamos una serie de emociones, etc.; los cuales reciben el nombre de dominios básicos.
Por otro lado tenemos, según este especialista, otras habilidades cognoscitivas que son aplicables a cualquier dominio, como por ejemplo, poder comparar dos experiencias y así determinar discrepancias o semejanzas, o el poder utilizar una estructura como base para categorizar otra. Somos capaces de abstraer (mediante la esquematización), configurando de esta manera, situaciones con diverso grado de detalle. Finalmente nos es posible enfocar nuestra atención y estructurar escenas en términos de una organización figura/fondo, de naturaleza reversible. Menos conocidas serían la posibilidad de establecer relaciones para conectar entidades, o la capacidad que tenemos de agrupar un conjunto de entidades en función de su similitud, proximidad o alguna otra característica común para poner orden a nuestras aprehensiones. Esto último, destaca Langacker, es muestra de una ‘reificación conceptual que habita nuestro mundo mental con “cosas” abstractas expresadas por sustantivos’ (op. cit., p. 21).

Otra de las capacidades que destaca el autor es el rastreo mental, mediante el cual trazamos una especie de camino a través de una estructura compleja y además señala la importancia de los esquemas de imágenes y la metáfora que ya hemos analizado en el punto anterior y que igual que entonces, servirían para categorizar.

En cuanto al significado léxico, nos advierte que cada elemento lexical representa una categoría compleja que comprende una variedad de significados con distintos niveles de sedimentación. Estos sentidos formarían una red que está enlazada por relaciones de categorización, que son de dos tipos fundamentales: a) algunos sentidos surgen como una extensión de otros valores más centrales (uso de un valor prototípico) y b) algunos sentidos instancian o elaboran otros valores más esquemáticos que enlazan los sentidos prototípico y metafórico. La gramática cognitiva establece que los significados léxicos no pueden separarse del conocimiento general sobre la entidad a que se refiere. Surge así el concepto de dominio cognoscitivo que abarca tanto el dominio básico definido anteriormente, como una conceptualización de cualquier tipo. La forma de acceso a estas estructuras conceptuales es muy similar a lo propuesto por Rosch en sus prototipos ya que se hace a través de un grado particular de centralidad en la categoría.

Cuando una expresión evoca un dominio, este provee su contenido conceptual, aunque el significado lingüístico no se atiene solo a lo referencial, ya que podemos construir el contenido semántico de diversas formas, haciendo uso de las habilidades ya señaladas y que nos dan la capacidad de determinar: la especificidad, el ámbito, la perspectiva, el alcance y la prominencia de una expresión.

A pesar de las fervientes expresiones de deseo de Langacker, en donde deja plasmada una visión comprensiva y coherente del lenguaje con las supuestas ventajas de ser intuitivamente natural, psicológicamente plausible y empíricamente viable (Langacker, 2008, p. 3), es poco lo que aporta sobre lo que es el significado lingüístico y mucha menos luz arroja aún, sobre la cognición humana.

El invocar un ‘sustrato conceptual’; una ‘construcción ficticia’ que aparentemente refleja lo que una expresión intenta decirnos sobre el mundo; ‘habilidades imaginativas’ que haciendo uso de, por ejemplo, la metáfora parecen estar ‘omnipresentes aún en las discusiones más prosaicas sobre situaciones reales’ y, finalmente, la existencia de diversos arreglos de ‘construcciones mentales’ que nos hacen ver un mundo de una extraordinaria riqueza que se extiende más allá de la realidad física, no es suficiente como para definir una categoría, decir cómo se representa y qué implicancias tiene en el proceso cognitivo, proceso que no es caracterizado por esta teoría en ningún momento, ni en su sustrato anatómico cerebral, ni tampoco en el nivel psíquico funcional. Por otro lado, es una teoría que sustentada en el precepto objetivista de que los conceptos son la piedra angular de la ciencia y la herramienta mental idónea que tenemos para aprehender la realidad, mediante el lema ‘gramática es conceptualización’ logra alcanzar una solución utópica para el compromiso cognitivo sin haber insinuado siquiera una definición coherente de concepto.

GRAMÁTICA DE CONSTRUCCIONES DE GOLDBERG 

La gramática de construcciones es un conjunto de teorías que utilizan el concepto de construcción para describir la complejidad de la base semántica de los elementos lingüísticos y como tal, la propuesta de Goldberg es heredera de la teoría anterior, aunque se diferencia de ella en que el concepto de construcción aquí elaborado engloba unidades simbólicas de distintos niveles de complejidad. Las construcciones derivan de tendencias funcionales universales, principios de iconicidad y limitaciones de aprendizaje y de procesamiento.

Esta teoría comparte una serie de principios con la mayoría de las propuestas construccionistas, que son:
1) Todo nuestro conocimiento del lenguaje es considerado como un apareamiento de patrones de forma y de función.
2) Se pone énfasis en los aspectos sutiles que definen la manera en que concebimos los eventos y los estados de los hechos.
3) Se adopta el enfoque ‘lo que ves es lo que obtienes’, sin niveles sintácticos subyacentes ni elementos fonológicamente vacíos.
4) Las construcciones son entendidas al ser aprendidas sobre la base de los mecanismos de entrada y los mecanismos cognitivos generales y se espera que varíen en las distintas lenguas.
5) Las generalizaciones inter-lingüísticas se explican apelando a las limitaciones cognitivas generales junto con las funciones de la construcción considerada.
6) Las generalizaciones específicas del lenguaje mediante las construcciones son capturadas a través de redes heredadas, similares a aquellas que han sido postuladas durante mucho tiempo, como las responsables de capturar nuestro conocimiento no lingüístico.
7) La totalidad de nuestro conocimiento del idioma es capturada por una red de construcciones.

Una construcción se fundamenta en que las estructuras semánticas particulares asociadas a su expresión formal, deben ser reconocidas como independientes de los elementos léxicos que las instancian (Goldberg, 1995, p. 1). Invocando este principio, dice Goldberg estar en contra de la tendencia actual que trata de aproximarse a la gramática – con fines semánticos, se entiende – desde un enfoque totalmente lexical (Goldberg, 1995, p. 224). Agrega que, al reconocer la existencia de estas construcciones significativas se puede evitar tener que basarse en las especificaciones del verbo principal para establecer si la relación entre la sintaxis y la semántica es correcta, solucionando así algunas de las inconsistencias a las que se enfrentan otras propuestas, en este tipo de análisis (desde Chomsky hasta Wierzbicka).

Lo curioso de esta teoría es que para llegar a definir sus ‘construcciones significativas’ se basa en aportes realizados por investigadores con lineamientos muy dispares (y a veces contrapuestos), tomando de todos ellos algún elemento para dar cuerpo a su constructo. Se incluyen en esta lista autores como Langacker, Pinker, Jackendoff, Fillmore, Lakoff, Rosch, Talmy, Comrie y hasta algunos términos propios de Chomsky, como ‘transformaciones’, por solo nombrar alguno.

De toda esta panorámica visión sobre los asuntos semánticos, surge que el significado construccional es independiente del significado del verbo y que esto se rige al menos, por dos principios fundamentales: a) el principio de la coherencia semántica que establece que solo los roles que son semánticamente compatibles se pueden fusionar; ahora bien, si un rol puede ser construido como una instancia de otro rol (algo similar a lo propuesto por Langacker para sus dominios), es que puede ser determinado mediante los principios generales de categorización y 2) el principio de correspondencia que nos indica que cada rol participante de la construcción que es delineado y expresado lexicalmente, debe fusionarse con un rol de argumento de la construcción. Estos principios serían útiles para tratar problemas semánticos de difícil solución como el caso de la ditransitividad, en donde se debe elegir entre un objeto directo o un objeto indirecto para determinar el alcance del verbo.

Finalmente, diremos que el repertorio de construcciones propuesto responde a generalizaciones sistemáticas sometidas a varios principios organizacionales. Se arguye que estas construcciones forman una red que está unida por ‘relaciones heredadas’ las cuales motivan varias de las propiedades de las construcciones particulares. Las redes heredadas nos permitirían ‘capturar’ las generalizaciones a través de las construcciones, mientras que al mismo tiempo, nos habilitarían para pesquisar sub- regularidades y excepciones.

Para que todo lo anterior sea operativo, la autora asume una serie de principios psicológicos generales en la organización del lenguaje (Goldberg, 1995, p. 67):
I) El principio de la motivación maximizada: Si la construcción A está relacionada sintácticamente con la construcción B, luego el sistema de construcción A está motivado por el grado de relación semántica con la construcción B. A esto le llama ‘motivación generalizada’.
II) El principio de no sinonimia: Si dos construcciones son sintácticamente distintas, ellas deben ser semántica o pragmáticamente distintas. De este principio se deducen dos corolarios: a) Si dos construcciones son sintácticamente distintas y semánticamente sinónimas, luego ellas no deben ser pragmáticamente sinónimas y b) Si dos construcciones son sintácticamente distintas y pragmáticamente sinónimas, luego ellas no deben ser semánticamente sinónimas.
III) El principio de la fuerza expresiva maximizada: El inventario de las construcciones está maximizado con fines comunicativos.
IV) El principio de la economía maximizada: El número de construcciones es maximizado tanto como sea posible, dado el principio III.

Estos principios se apoyan en la analogía planteada por Haiman (1985, p. 13 ) entre la forma de un lenguaje y un diagrama, como puede ser un mapa o una partitura musical. Haiman sugiere que mientras un mapa muestra la geografía y una partitura musical representa una melodía, el idioma representa nuestra interpretación de la realidad.

Creo que quedan pocas dudas luego de esta rápida revisión de la teoría de Goldberg, sobre la orientación netamente computacional que tienen todas las estructuras planteadas, básicamente por los arbitrarios principios en que se sustenta, ya que no puede ni debe aceptarse que los cuatro principios aportados por esta propuesta, definan de alguna manera, ni siquiera lejana, lo que es el lenguaje y, por otro lado, porque todos los ‘métodos’ de categorización adoptados son tomados de alguna de las teorías de la categorización aportada por la corriente cognitivo-semántico-conceptualista, que por cognitivista, lleva como objetivo fundamental lograr un programa de computadora que simule la teoría y así ‘pruebe’ su pertinencia.

[continuará ... ]

¡Nos encontramos mañana!