Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 170)

Cuaderno VIII (páginas 1020 a 1026)

(Analizamos los apuntes sobre: "El concepto signo-natural en Ockham", un trabajo de Oscar Quezada Macchiavello, 2002, Fondo Editorial de la UNMSM - Además, veremos un par de aportes personales.)

Una digresión sobre el lenguaje en general y sobre lo que comunica cada uno de sus niveles, en particular. (figura)


Vemos en la figura anterior, una propuesta del lenguaje como integrado por 'capas'. Su núcleo estaría formado por señales, una capa media por signos, y finalmente, una capa externa formada por símbolos. La idea es sacada, en parte, de la Lingüística Evolutiva de Schleicher.

Cada capa es representante, a su vez, de sendas estructuras y funciones psíquicas, a saber: el núcleo de las sensaciones, la capa media de la ideas, y la externa de los pensamientos. Cada nivel habla del 'tipo de sujeto' [de ser vivo] de que se trata y de cómo interpreta la realidad. [esto estará relacionado luego, con la filogénesis propuesta para el lenguaje natural, basada en la complejidad anatómica cerebral de cada ser vivo.]



Aportes para la nota: 'Relación formación/tema de la tesis'

Luhmann: "El lenguaje procesa repulsivamente los eventos y se 'preocupa' por delimitar las posibilidades de elección concretamente dadas." El proceso lingüístico, más que el lenguaje en sí, es un fenómeno recursivo genésico (generador) de realidad, en el sentido de Morin.

La vida es una sintaxis (ADN) que se complejiza y da origen a seres individuales que ocupan un lugar ontológico (sujeto), que interactúa con otros lugares ontológicos (con objetos y otros sujetos). Esta interrelación, dada a través del cambio, constituye también, una sintaxis (SVO) que el ser vivo comienza a 'aprehender', estructurando, a través de ella, su proto/psiquis por medio de señales, signos y símbolos, siendo ahora la vida, biología y psiquis.
La interrelación entre los sujetos constituye el paso de lo individual a lo colectivo: surge así lo social, y por la misma razón que para el sujeto, o sea, para sobrevivir requiere de algún sistema de coordinación y comunicación entre individuos. De esta manera, surge el lenguaje propiamente tal, con la complejidad adecuada al nivel biológico respectivo: en los seres vivos elementales, su sistema pisco-interno se maneja con atracción/rechazo/indiferencia, con señales (acción) como respuesta a los estímulos. En los animales no humanos: ideas → signos (acción que liga dos objetos). En el hombre: pensamiento → símbolos (SVO + Reglas = Cultura). En la figura adjunta vemos la relación entre los distintos sistemas, que integrados, dan origen a la realidad subjetiva: sistema bio-externo, sistema psico-interno, y sistema socio-cultural.

Axioma salatiniano: "Todo lo real es un proceso reflexivo que responde, en la base, a un mismo patrón universal: PAU"
Ludwig Wittgenstein: "Las palabras solo tienen sentido en el flujo de la vida."



"El concepto - signo natural en Ockham"

Algunas definiciones originales:
Signo: marca distintiva por la que algo es conocido.
Señal: algo que sirve de signo.
Símbolo: signo de reconocimiento (un tipo de signo) (Latín)
Griego: yo junto, hago coincidir - derivado de: yo lanzo - que significaba, primeramente, cualquiera de las dos mitades de un objeto previamente partido, y dividido entre dos personas celebrantes de un contrato. Cada una de ellas conservaba una mitad para servir de prueba ulterior de su identidad, así, por extensión, cualquier garantía o contraseña en general. {esta es mi interpretación de símbolo: algo dividido entre pensamiento y lenguaje, con la diferencia de que las mitades no son iguales, sino complementarias; la primera es continua, y la segunda es discreta}

Semiosis: apunta más al aspecto filosófico del signo (conocido).
Semiótica: se refiere al aspecto lingüístico (conocimiento).

La semiótica es el conocimiento acerca de la semiosis. Es la explicación teórica de los signos; lo que hacemos con ellos y de lo que ellos hacen con nosotros. {¡brillante!}

La ciencia de los signos es la ciencia de la constitución histórica del sujeto. {fundamentalmente el símbolo que crece y se construye a medida que el hombre lo hace}

Debemos recordar que antes que la lingüística de conste estructural irrumpiera en el tema de los signos, el objeto de la Semiótica se visualizaba exclusivamente a partir d un modelo triádico que involucraba: realidad - conocimiento - signo, {desde aquí comenzamos nosotros} relacionando así, en una sola problemática teórica, cuestiones ontológicas, gnoseológicas y semióticas.

Por tanto, es lícito postular que la totalidad de la experiencia, desde sus orígenes en el sentido, hasta sus más altas realizaciones en el entendimiento, como así también la realidad en la que estos aspectos operan, están constituidos por signos.

{Al margen: 'el futuro tiene implicaciones diacrónicas, ya que involucra la formación del futuro, como la comparación transmisión del pasado.'}

Algunos lingüistas han renunciado a tratar el tema semiótico filosóficamente, para encerrarlo en la supuesta autonomía de un modelo teórico-metodológico, {contra esto va nuestro método de observación} que no es tan homogéneo ni armónico como se retrata. Aún Greimas - el máximo exponente de este tipo de lingüistas, tuvo que reconocer la relación fenomenológica de su teoría. Todas las semióticas, sean semio-lingüísticas o filosóficas, comportan una dimensión o una referencia fenomenológica, en el sentido de que, cada una a su manera, encuentra la respuesta a una cuestión filosófica muy general: ¿cómo se desprenden de la percepción, el sentido y después la significación? {nuestra misma pregunta}. En el último Husserl se encuentra la respuesta en el componente 'hilético' (la sensibilidad), más que en el noético. Ninguna semiótica, no importa su orientación, no puede no partir de una interrogación filosófica acerca del modo en que la aprehensión sensible transforma al mundo en un mundo significante. {o sea, en un conocimiento de la realidad}

{El contenido del signo es lo que percibimos como presente, en nuestra psiquis}

Los paradigmas pre-semióticos realistas o idealistas del pensamiento, habían fallado respectivamente, o en apreciar que la percepción misma de estructuras es objetivada como relativa, o en apreciar que las ideas son signos, antes de devenir objetos de nuestro saber, y como signos, pueden dar acceso a la 'naturaleza de las cosas'; esto es, a la naturaleza solo como relativamente revelada a través de los signos.

Una semiótica general (o filosofía de la semiosis) debe elaborar categorías que le permitan ver un solo problema, allí donde las apariencias sugieren una multiplicidad de problemas irreductibles. Hoy, cualquier filósofo del lenguaje o lingüista distingue, por ejemplo, el modo de significar de una nube y el modo de significar de una palabra. Una visión semiótica general, no se base en absoluto en la convicción de que ambos fenómenos son de la misma naturaleza. Por el contrario, al reexaminar el problema descubrimos que se necesitaron varios siglos desde Platón a San Agustin para atreverse a afirmar, sin ambages, que una nube (que significa lluvia funcionando como índice {signo}), y una palabra (que significa su misma definición funcionando como símbolo) podían subsumirse en la categoría más amplia de signo. Afirmar que una nube es distinta de una palabra es una trivialidad. Menos trivial, en cambio, es preguntarse quizás, basándose en algunos irreductibles usos lingüísticos o en algunas tenaces y seculares reiteraciones teóricas, qué es lo que podría emparentar a ambos objetos.

{Postulamos la semiosis operativamente: primero se debe aclarar lo que es semiótica como modelo teórico-metodológico, para luego interpretar las relaciones y operaciones que estructuran a los signos a partir de su emergencia en la realidad. Por ello, la semiótica es la disciplina medular (núcleo transdisciplinario) que estudia la naturaleza esencial y las variedades fundamentales de toda posible semiosis}

Fue Peirce, en uno de sus trabajos célebres (Revisión crítica del idealismo de Berkeley) quien hizo resurgir el interés en la escolástica {a mi juicio, en donde comienza la verdadera elaboración de lo que es el lenguaje, la psiquis, la interpretación de la realidad, etc.} aseverando que a partir del S. XII, y durante todo el periodo conocido como Escolástica (S. XIII y S. XIV) {aproximadamente 350 años}, se dio un gran despertar de la inteligencia. {... es más, creo que de aquí se agarró Eco, y de él me agarré yo. ¡En esos 350 años está el secreto!}

A la Escolástica llegó, desde San Agustín, la siguiente definición de signo: "es una cosa que, además de la especie presentada a los sentidos, trae por sí misma al pensamiento, alguna otra cosa". Inclusive apareció otra definición: "signo es lo que se muestra a los sentidos y que, además, muestra algo al espíritu". Algunos la tomaron tal cual, otros como Ockham, se apoyaron en las definiciones de San Agustín para enriquecerlas y modificarlas. La definición de San Agustín se reducía al signo sensible, y hubo que generalizarla para que abarcara el signo intelectual (el concepto) {mi pensamiento} definiendo el signo como 'aquello que está en lugar de algo distinto y que puede ser conocido tanto sensible como intelectualmente'. {¡aquí arranca Ockham con mi propuesta!}

Lo común en el tratamiento del signo, desde la antigüedad es considerarlo como una máscara de Jano (bifacial); o sea, la relativa a los poderes cognitivos de algún organismo, por un lado, y el contenido significado, por otro. Si esta relatividad constituye el ser propio del signo, luego, ¿por qué agregar la condición de que esa relatividad tenga que fundamentarse en un objeto sensible como tal? A lo cual respondemos: {porque su origen es la realidad} {La confusión a que esto lleva se debe a que no se alcanza a ver que un signo es al mismo tiempo, ambas cosas} {Siempre, y esto sucede aún hoy día, se considera que aquello que hace a alguien perviviente, fundamento de observabilidad del signo, impide que el mismo sea susceptible de observación. El fundamento que nos deja ver, no se deja ver; y he aquí el problema: solo se capta lo discreto y se escapa lo continuo del signo, que es simultáneo; algo que sucede, justamente, cuando pretendemos 'observar' un signo en forma consciente y no 'intuitivamente'}

{El planteo que hace el autor está incompleto. Debe quedar así, según nuestro punto de vista: la semiosis, como radio de acción del signo involucra una indagación acumulativa que va desde la realidad a la esfera del ser (psiquis - idea); de allí a la del conocimiento del ser (pensamiento), y por último a la de la comunicación del conocimiento del ser (lenguaje). Quedando la siguiente relación cíclica (figura):


La (R) incluye incluye a todos los demás; es todo lo demás.

Las ideas son signos antes de devenir objetos de nuestro saber {pensamientos}, y como signos, pueden dar acceso a la naturaleza de las cosas (a la naturaleza) somos como relativamente revelada a través de los signos. {relación que se expresa adecuadamente en el 'índice de simbolización'}

Peirce, siguiendo los argumentos de Duns Escoto, alega que los 'universales' {para mí, los verdaderos signos y sistemas} son signos a la vez mentales, en la medida en que se refieren a las realidades independientes, de las opiniones del hombre. Para él, la realidad consistirá en los objetos, las cualidades o los eventos hacia lo cuales las ideas verdaderas dirigen la mente de los hombres. {Para mí, los universales son reales porque constituyen la realidad; surgen en el entorno, estructuran la psiquis (ideas), y construyen el lenguaje, posibilitando la acción y la comunicación}

{Los universales son signos, los únicos signos}

El nominalismo medieval había separado el 'plano ontológico', en el que solo hay individuos singulares, del 'plano lógico', en el que solo hay términos en proposiciones. No es posible pronunciarse sobre el ser o la esencia de las cosas, solamente sobre las 'denominaciones' de las que éstas son objeto. "Estas denominaciones no son otra cosa que 'términos'. La cosa singular, numéricamente, no es ni puede ser signo que pertenezca, en común, a varias cosas. Por vía negativa, la cosa singular, el individuo ontológico {para Günther y para mí, 'lugares ontológicos'}, se define como todo aquello que 'no es' (ni puede ser) signo común. Es el 'terminus-conceptus', correlato de la cosa, habitualmente conocida; el que sí aparece como signo. Pero como 'signo natural', es decir, como signo que aparece en el alma independientemente de la voluntad del sujeto, y determinado por la realidad contingente cuya esencia, si existe, es esquiva." {sic}

La anterior es una concepción teórica, vigente aún hoy, que postula la autonomía de los sistemas de significación, en relación al mundo real. {es la concepción que prima en la ciencia}

El tema pendiente {y que es la médula de mi trabajo} es el de los 'vínculos' entre el 'plano natural', en el que cognición intuitiva causa de modo natural un concepto-signo, que está por la cosa, y el 'plano convencional', en el que se producen palabras orales y escritas que también son signos, pero esta vez, sujetos a la voluntad de los hablantes e intérpretes.

{Decididamente, queda muy claro que vamos a tener que modificar, en forma radical, el concepto 'orientado a objetos' (Informática: paradigma de programación que usa los objetos en sus interacciones, para diseñar aplicaciones y programas informáticos. Está basado en varias técnicas, incluyendo herencia, cohesión, abstracción, polimorfismo, acoplamiento y encapsulamiento. Fue incluido en mi investigación porque posee una estructura lógica interesante.), pues hemos visto que la concepción original, y a la que he adherido francamente (clases, instancias, etc., etc.) está en la misma posición que Ockham, y esto no es lo que yo propongo. En otras palabras, el trabajo no tiene sentido si no varío el núcleo operativo de la teoría.}

U. Eco (en "Apostillas a 'El nombre de la rosa'): "Evidentemente, el Medioevo" confiesa que persigue en Ockham "el auxilio racional para pensar los misterios del signo, en aquellos aspectos donde Saussure aún es oscuro." {esto es lo que infundió en mí, el impulso para abordar el Medioevo lógico y semiótico, lo cual le agradezco profundamente} {igual que el autor de este trabajo, es nuestra intención, no solo basada en Ockham, sino en todo el Medioevo; en San Agustín, en el análisis crítico  de la lógica de Aristóteles; y con la ayuda teórica de Peirce y Günther, buscar otra racionalidad teórica para sacar a la luz los dispositivos del signo, en aquellos aspectos apocados por los modernos legados semio-lingüísticos.}

{Estoy totalmente de acuerdo con el autor en que, si bien la Semiótica no parece medieval, lo es profundamente, y si bien, es correcto que hubo una clara anticipación al simbolismo lógico, al concebirse un lenguaje cuya pertinencia se edifica, no por la adecuación judicativa a lo real, sino por el 'juego autonómico de sus propias reglas internas, mucho más importante, para mí es, la posibilidad de estructurar la psiquis sobre bases semióticas y desde allí hacer surgir el lenguaje, como entidad autónoma.}

{Creo que una postura inteligente sería la intermedia entre un realismo/pragmatismo moderados]

ADENDUM: nuestra investigación comienza con el análisis profundo de los siguientes autores y obras:
- Aristóteles: Organon - Metafísica (para la lógica) - Física (para el tema del tiempo)
- San Agustín: Confesiones (para el tiempo) - De Dialectica - De Trinitrate - De Doctrina Christiana (para el signo)
- Juan Escoto (Eriúgena): División de la naturaleza (para ontología)
- Boecio (lógica)
- Duns Escoto: Primer principio (lógica)
- Abelardo: (lógica)
- Ockham: Summa Logicae (signo)

[continuará ... ]

¡Nos vemos mañana!