Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 226)

Cuaderno X (páginas 1357 a 1362)

(Hoy interrumpimos circunstancialmente el análisis del trabajo de Escohotado, para presentar el segundo trabajo de Psicolingüística, realizado por pedido de la Titular de la Cátedra, con motivo de poderme evaluar en la materia, luego de haber cursado la segunda parte del ciclo lectivo. El tema exigido: "Comprensión Lingüística")

COMPRENSIÓN LINGÜÍSTICA

Para la realización de este trabajo se han elegido dos publicaciones sobre la comprensión del lenguaje que abarcan distintos aspectos; por un lado, el diálogo ‘cara a cara’¹, un tema poco abordado en la investigación. Por otro, cohesión y la coherencia como elementos facilitadores de la comprensión del texto escrito².
En la primera publicación, el abordaje se realiza básicamente desde los aspectos pragmáticos y cognitivos. A través del marco teórico planteado, las autoras, dan cuenta de los distintos modelos propuestos para analizar el fenómeno de la comprensión lingüística y tratan de mostrar que los modelos que vienen del área de la psicolingüística, abarcan fundamentalmente la comprensión del texto escrito y los de corte pragmático, atienden más a lo oral aunque, según lo manifiestan ellas, siendo poco claros a la hora de deslindar ambas modalidades. Se establece un nicho de investigación que es cubierto con el análisis y la propuesta de un modelo para tratar con una modalidad particular: la oralidad dialógica ‘cara a cara’.
Basándose en la ‘teoría de la mente’ de Leslie (1987) y en un enfoque más orientado a lo psicosocial, plantean un modelo que a mi juicio, nada aporta a lo ya dicho. Ensamblando lo psicolingüístico con lo sociolingüístico, se pretende destacar la importancia que tiene el contexto en el diálogo directo, no solo como un modelo mental (van Dijk³) sino también, como todo lo extralingüístico que según lo entienden las autoras, tiene mayor importancia, en lo que respecta a la significación del discurso directo, que lo propiamente lingüístico; rasgo que, por otro lado, ya había sido destacado (Halliday, 1987; LaPolla, 1998). El mecanismo central, el tipo de información, los procesos psicológicos y los niveles de representación planteados en el modelo, no constituyen una novedad ya que han sido tomados de distintos autores que vienen investigando estos temas desde hace por lo menos 30 años. La inclusión de algunos conceptos como los aportados por la teoría de la relevancia (Sperber y Wilson, 1994), y el traslado del enfoque a lo inter-subjetivo, más que a las representaciones internas o intra-subjetivas (Gardner, 1985); tampoco justifican la conclusión de un aporte en este sentido; pues la co-construcción del significado, en la relación social dialógica es algo planteado desde hace mucho tiempo y en distintas áreas (filosofía, sociología, antropología, lingüística, etc.); por tanto, este ‘nuevo modelo’, no es tal.
Refiriéndonos a la segunda publicación, diremos que es la mostración del funcionamiento de un modelo para demostrar la importancia, desde distintos puntos de vista, de la cohesión de las indicaciones textuales para obtener constructos representacionales coherentes.
La analogía con un rompecabezas que se utiliza para explicar la relación entre cohesión y coherencia no es muy feliz. Las piezas que ‘apenas’ se notan (que se supone representan al texto), no dan una idea clara de lo que representan las indicaciones textuales que son el fundamento de la cohesión y que por otro lado, no solo tienen que ver con la forma (como en el caso de las piezas) sino también con la función ya que describen eventos, y es la coherencia de estos últimos, lo que en realidad permitirían (aceptando las teorías vigentes), la construcción de representaciones mentales adecuadas a una determinada significación y que en definitiva, posibilitarían la comprensión de un texto.
No obstante lo anterior, se hace un buen planteo en lo que se refiere a lo que entendemos por cohesión y coherencia, fundamentando bien, la falta de consenso al respecto.
Se precisa claramente cada uno de los términos, según los entiende el autor: “La cohesión es la consistencia de los elementos en el texto; la coherencia es la consistencia de los elementos en la representación en la mente de quien comprende”; y aunque se relativiza la importancia de la cohesión, queda claro que cohesión y coherencia interactúan entre sí, en este proceso que significa la comprensión.

El modelo de van Dijk y Kintsch (1983) es tomado como base para caracterizar el procesamiento del discurso y sugerir el mecanismo de formación de las representaciones mentales. Por otro lado, han servido como guía en la caracterización de los distintos tipos de coherencia, los trabajos de Givón.

Es bien caracterizada la guía tanto de la cohesión, como de la coherencia, a través del vocabulario y de la gramática y muy bien ejemplificadas las distintas tipologías.

Finalmente, se muestran aplicaciones tanto en investigaciones psicolingüísticas basadas en la medición del tiempo de lectura y seguimiento visual, como en la aplicación de un modelo computacional (rama de la lingüística en la que el autor muestra tener amplia experiencia) para simular y así estudiar, el proceso de comprensión del discurso. Se debe destacar que en la descripción somera que se hace del modelo computacional, queda claro para el experto en computación de la Inteligencia Artificial que se ha utilizado herramientas de avanzada, en la elaboración de las estrategias lógicas que conducen al modelo computacional; como por ejemplo, cuando dice: “Usando álgebra de matrices, el modelo aplica la estrategia de la supervivencia del más apto a la red de proposiciones” deja claro que lo que está utilizando son Algoritmos Genéticos que constituyen la técnica más eficiente que se conoce hasta hoy para hacer ‘búsquedas’ del ‘camino más corto’ en una red de posibilidades tan frondosa como la que hay armar para este tipo de análisis. Este trabajo realmente es un aporte importante por dos razones: por un lado da pautas de cómo se puede probar si los modelos tomados como guía, explican realmente, si bien no los procesos que subyacen a la comprensión, si los elementos a tener en cuenta para mejorarla; y por otro lado, propone un método psicolingüístico para medir la dificultad de un texto a la hora de su comprensión en donde, dice, que dicha dificultad debería medirse en términos de su cohesión y coherencia, más que a través de aspectos superficiales, como son: la longitud de palabras y oraciones usadas en las fórmulas de lecturabilidad. Para reforzar esta última propuesta, presenta una herramienta computacional: el Coh-Metrix, que es capaz de analizar textos en más de 236 tipos de relaciones cohesivas, y hacer medidas de lengua, texto y lecturabilidad. Se puede realizar con este programa, el análisis y prueba de una gran variedad de rasgos tanto en texto oral como escrito y teniendo en cuenta aún factores fisiológicos como por ejemplo, el movimiento de los ojos. Además estos rasgos cubren desde el nivel de palabra hasta el de discurso.

El aporte que se hace tiene un alcance interdisciplinario ya que permite apoyar investigaciones en psicolingüística, lingüística computacional, lingüísticas de corpus y reforzar los estudios literarios que investigan cómo la cohesión afecta la coherencia.

CONCLUSIONES

El analizar estos trabajos sobre distintos aspectos de la comprensión lingüística, motivó para que revisara este amplio campo de la psicolingüística, por lo menos, en sus hitos más trascendentes.

Me queda muy claro el enorme esfuerzo que ha demandado y demanda, el estudio de la significación como sustento de la comprensión de nuestro lenguaje.

El avance logrado es importante y está mucho más allá de lo que suponía; sobre todo en el área de la lingüística computacional, como apoyo imprescindible a la psicolingüística.

Más allá de que no comparta los modelos cognitivos en los que se basa toda la elaboración de la comprensión lingüística, ni de cómo es que todo lo que vemos o escuchamos pasa a formar parte de nuestras estructuras mentales, es obvio, luego de revisar buena parte de la literatura especializada, que este enfoque ha servido y mucho, para entender qué cosas sirven para mejorar la comprensión del lenguaje.

Tengo la impresión que la mayoría de los autores relevantes, padecen de un exceso de confianza en los procesos descritos (en su mayoría basados en el paradigma computacional) y les hace perder de vista que el hecho de haber descubierto, tras arduo trabajo, cuáles son los factores que inciden en la comprensión del texto oral o escrito y haber edificado modelos de muy buen desempeño en la lingüística aplicada, no significa que se han descubierto los procesos que posibilitan tal comprensión. Por tanto, la utilidad de los estudios psicolingüísticos no puede cuestionarse bajo ningún punto de vista salvo, si se pretende utilizarlos para explicar cómo funciona la mente y cómo el lenguaje puede estructurarla. Esta última salvedad tiene sustento en un solo y fundamental detalle: la subjetividad de quien adquiere, comprende y produce el lenguaje no es tenida en cuenta, como no sea para señalar al poseedor de determinadas ‘construcciones internas’ estructuradas en un supuesto lenguaje mental universal. Comparto la homogeneidad de la estructuración psíquica (y no mental, por su ambigüedad) pero en ningún caso creo que ese ‘lenguaje interno’ tenga algo que ver con el mentalese de Fodor (1975) o de Pinker (1994), ni que esté estructurado en sentencias del lenguaje natural como sugería Sapir (1921); y mucho menos, que sea una gramática universal como la de Chomsky (1962).

Desde mi punto de vista, la comprensión del lenguaje podría ser explicada en parte, si se la enfocara desde la subjetividad y desde la realidad que connota el sujeto parlante, desde su psiquis y su biología; como así también, la sociedad en que está inmerso y la cultura que lo apaña ya que el lenguaje, según yo lo veo, es un emergente psico-bio-socio-cultural.

¹ Crespo, N.; Manghi, D. “Propiedades cognitivas e intersubjetivas de la comprensión del lenguaje oral: Posibles elementos para un modelo”. Revista Signos 2005, 38(59), 269-285.
²  Louwerse, M. “Un modelo conciso de cohesión en el texto y coherencia en la comprensión”.
Revista Signos 2004, 37(56), 41-58.
³  ALED, Revista latinoamericana de estudios del discurso 1(1), 2001, pp. 69-81.


Dante Salatino
Mendoza, 16/05/2007

BIBLIOGRAFÍA

Belinchón, M. et al. (1992). “Psicología del lenguaje. Investigación y teoría”. Editorial Trotta, Madrid 1996.
Cubo, L. et all (2005). “Leo pero no comprendo. Estrategias de comprensión lectora”. Editorial Comunicarte, Córdoba 2005.
Leslie, A. “Pretense and Representation: The Origins of ‘Theory of Mind’. Psychological Review, 1987, 94(4), 412-426.
van Dijk, T. “Algunos principios de una teoría del contexto”. ALED, Revista latinoamericana de estudios del discurso 1(1), 2001, pp. 69-81.
van Dijk, T. “La ciencia del texto”. Editorial Paidós, México 1978.
van Dijk, T. (1980). “Estructuras y Funciones del discurso. Una introducción interdisciplinaria a la lingüística del texto y a los estudios del discurso”. Editorial Siglo XXI, México 1996.

¡Nos encontramos mañana!