Historia de la Lógica Transcursiva (Capítulo 299)

Cuaderno XIII (páginas 1797 a 1802)

(Hoy mostraremos las diapositivas dispuestas para hablar sobre la Hipótesis de Trabajo, una dedicada a la abducción y otra a nuestra propuesta de hipótesis. Además, un par de videos que hicimos al respecto)

La protagonista de la primera diapositiva será la inferencia, en donde una bolsa llena de porotos blancos (para representar el ejemplo clásico propuesto por Peirce) representará lo general, los porotos lo particular, de esa forma representaremos el silogismo aristotélico, mediante la deducción y la inducción. También estarán representadas dos de las modificaciones que se hicieron al silogismo de Aristóteles, es decir, el de Hegel, quien propone una síntesis de lo particular con lo universal o silogismo de la reflexión, en el que se parte de lo universal presupuesto (deducción), que se apoya en lo particular observado (inducción), pero, dado que no es posible investigar la infinidad de individuales que existen (no se dispone de una muestra universal), se apoya en una analogía o modelo, con un individual generalizado, que representa una especie, o lo que es lo mismo, comparte la estructura interna de su clase. Esta modificación contempla lo profundo y se olvida de lo superficial.

La otra modificación al silogismo aristotélico fue la de Peirce, quien la utilizó para analizar casos no completamente o mal comprendidos. Esta propuesta soluciona lo superficial y deja algo difuso lo profundo del silogismo. Aquí, el hecho de que la deducción produzca el resultado, la deducción la regla y la abducción (lo propuesto por Peirce), el caso, no evita que se produzca un 'ciclo vicioso', algo incompatible con la lógica que le da sustento. De hecho, Aristóteles la considera como una falacia (la afirmación del consecuente: A implica B, B es verdadero, luego, A es verdadero). Este ciclo vicioso se produce porque, si bien se parte de lo observado (un resultado), se necesita de una regla arbitraria para obtener el caso, que permita dar con la regla general.

Samaja introduce otra modificación, la amalgama de la analogía hegeliana y la abducción de Peirce; aunque, tiene dos problemas: a) sigue siendo jerárquico, y b) termina con un silogismo de cuatro términos, en vez de los tres tradicionales. Nosotros proponemos dos ciclos: uno superficial que se basa en Peirce, y uno profundo que se basa en Hegel, discurriendo simultáneamente, vale decir, heterárquicamente, algo que es posible por estar argumentado desde una lógica policontextural polivalente.

La figura siguiente resume, estáticamente, lo dicho hasta ahora; luego el video, de una manera dinámica, permite comprender mejor las distintas propuestas.


Los esquemas en movimiento, serían:



GENERACIÓN DE HIPÓTESIS


Vemos, en la figura anterior, cómo desde la asociación de un resultado con un patrón universal se genera un particular-universal implícito: la regla que permite inferir la conclusión.

Lo anterior es posible porque el proceso generativo (creativo) se desarrolla en dos niveles que discurren en forma simultánea. El levógiro o profundo permite, partiendo del observable, tentar distintos patrones en los cuales basarse para producir la regla o ley rectora que permitirá arribar a la conclusión. Este nivel profundo tiene algunas particularidades: en primer lugar, la posibilidad de manejar desde un individual (el espécimen o copia del patrón) lo universal de una regla, sin la necesidad de apelar a una ‘muestra significativa’ como en la inducción; en segundo lugar, el ciclo iterativo que se cumple en busca de la regla deja de ser ‘vicioso’ para transformarse en ‘virtuoso’ al operar heterárquicamente con respecto al ciclo superficial.

En el nivel superficial o dextrógiro se produce entonces, basada en el profundo, la generación de la hipótesis de la siguiente forma: partimos de un observable: el lenguaje natural, patrimonio de todo lo vivo, denota aspectos subjetivos. Aprehendida esta observación, se va en busca de un patrón o modelo que evidencie superficialmente aspectos subjetivos; tal patrón puede ser, por ejemplo, un ser vivo (paradigma de la subjetividad). Cualquier ser vivo muestra evidencias superficiales que lo caracterizan como sujeto y es conocido desde la ciencia que esta apariencia fenotípica tiene su origen en su genotipo; es decir en su código genético, que es el responsable de mantener la estructura genérica de las distintas especies en que se divide la biosfera. Por tanto, se elabora el patrón correspondiente: el código genético da sentido al fenotipo (lo que se ve). Paso seguido se elabora la regla basándose en un particular (un espécimen), pero que no es una ‘muestra significativa’ sino el representante de todo el universo tomado en consideración, ya que su código genético es igual al que impera en toda su especie. Luego, la regla es: el lenguaje universal del código genético da sentido a la vida de un sujeto, permitiéndole hacer evidentes los aspectos que caracterizan su subjetividad. Resta hacer la analogía entre un sujeto vivo y el lenguaje natural y llegar a la conclusión: los aspectos subjetivos (evidentes) del lenguaje natural pueden abordarse desde una lógica del sentido propia del lenguaje universal de lo vivo; que es la hipótesis principal del presente trabajo. Así, se cumple, por un lado, con la sentencia de Peirce {la abducción es el proceso de formación de hipótesis explicativas} y, por otro, con los preceptos que dicta la ciencia.

Dinámicamente, sería:



[continuará ... ]

¡Nos vemos mañana!